Doble intento de femicidio en Neuquén: «me llega a pasar algo a mí, a mi hija, a mi nieta, y yo lo hago cargo a Claudio Calfuqueo»

La sobreviviente declaró hoy ante el jurado popular. Denunció durante más de una década a su expareja por violencia de género, sin obtener una respuesta judicial reparatoria.

María Laura Ciallella es la trabajadora social que acompañó a la mujer de 38 años, sobreviviente de dos intentos de femicidio en Neuquén, durante todo el proceso penal. La conoció en el hospital Castro Rendón, en enero de 2024, cuando estaba internada luego de que su expareja, Carlos Calfuqueo, la agrediera con un cuchillo tramontina en el cuello. Señaló que en ese momento estaba en schock, porque se dio cuenta de que podía haber muerto. Cuando la visitó en su casa, ella le mostró todas las denuncias que hizo en juzgados de Familia, dijo que «tenía miedo», porque no había medida de seguridad que la protegiera.

¿Qué tipos de violencias sufrió?, le preguntó el fiscal jefe Agustín García.

Todas, respondió Ciallella.

La profesional integra el servicio de atención a víctimas y testigos de la fiscalía, que asiste a las personas para que estén en mejores condiciones, por ejemplo, de afrontar una audiencia. En este caso afirmó que la sobreviviente sentía mucha «vergüenza de ser juzgada», ya que había mantenido una relación con Calfuqueo durante 20 años, de idas y venidas.

También mencionó que vivía con culpa, por haber expuesto a su hija a la convivencia con él, y trataba todo el tiempo de olvidar. Le costaba, entonces, tener un relato organizado y cronológico de la violencia de género en escalada que sufrió.

Explicó que muchas veces se piensa que una mujer que no puede quebrar el ciclo es porque «le gusta» estar en ese vínculo, cuando en realidad es una «encerrona trágica, porque no le ve salida» y va «perdiendo las defensas».

Frente al jurado popular, que debe determinar la responsabilidad de Calfuqueo, Ciallella aseguró que la sobreviviente no tenía un trabajo formal, con aportes y obra social. Cuidaba adultos mayores, y si no iba, no cobraba. La describió como «solitaria», sin una red familiar ni de amistades.

«¿Quién empezaba?»


«Para mi él no la respetaba», declaró la hija de la sobreviviente en la tercera jornada de juicio. Desde los 4 a los 19 años vivió con Calfuqueo. Enfatizó en que él insultaba a su mamá y le repetía «no servís para nada». Mencionó que el 19 de enero de 2024, cuando la llamaron de madrugada para avisarle que la había lastimado, corrió 15 cuadras hasta la casa para subirse con ella a la ambulancia. Ni siquiera se cambió la ropa.

Planteó que habló poco con su mamá sobre lo que pasó esa noche: «me da miedo que se ponga mal».

Contó que la ha llegado a ver desmayada, con ojos negros y marcas en el cuello. Se quebró cuando recordó: «No podía ir a la plaza porque ella tenía la cara deformada». Cuando ocurrían las discusiones dijo que se ponía «en el medio», o salía a la calle a pedir ayuda «pero los vecinos no se querían meter». En oportunidades las peleas surgían porque él llegaba alcoholizado.

Indicó que su mamá ha perdido dientes por los golpes, y a qué veces la mandaba a jugar con una amiga o a lo de su abuela para que no estuviera presente.

«Ella me crió a mí, estuvo en las buenas y en las malas, como una madre», subrayó.

Durante su declaración, Calfuqueo fue trasladado auna sala contigua, por lo que el defensor, Carlos Fernández, fue hasta allí para conversar con él antes del interrogatorio. Al volver le preguntó: «en los momentos que hablabas de tu convivencia, de la relación, que hablabas de insultos y golpes, ¿recordás quién empezaba y por qué?».

(¿Indagó sobre el origen para justificar la actitud violenta del imputado?, ¿Insinuó que era su mamá la que «lo ponía» en ese estado?)

«Te voy a decir la verdad, mi mamá nunca le gustaba que él tome. Él llegaba borracho, o se ponía borracho y mi mamá siempre como que no le gustaba que nosotros viéramos eso, y él la empezaba a insultar que esto y allá, que no servís para nada, todas cosas rebajándola a ella», contestó su hija.

«Te voy a hacer mierda»


La víctima también brindó testimonio sin la presencia del acusado. Lloraba, se cubría la cara con las dos manos, y cuando se reponía asentía con la cabeza para decirle al fiscal que estaba en condiciones de seguir. De todas formas hubo que interrumpir su relato y Ciallella la acompañó fuera de la sala.

La mujer mencionó que al principio eran «como una familia, una pareja normal». Él tenía un hijo, dos años más chico que su hija. Eran cuatro. A los cinco años de relación empezó el maltrato verbal, físico, y ella lo denunció desde 2013.

Manifestó que llegaba «tomado», le dejaba moretones. «Me hacía escándalo, me faltaba el respeto, pensaba que yo andaba loqueando», afirmó.

El 19 de enero de 2024 la mujer entró en su casa a las 20, aproximadamente. Había estado cuidando a una abuela en la clínica Pasteur. Se bañó, cocinó y se acostó temprano. Escuchó al perro que «toreaba» y de repente una patada en la puerta. Cuando reaccionó «ya lo tenía encima» a Calfuqueo. Aseguró que la zamarreó y le preguntó por su «macho». Le rompió el teléfono y la arrinconó contra el placard.

Le dijo que la iba a matar, le pegó una cachetada y la escupió en el rostro. Metió la mano en el camisón «y en mis partes íntimas». «Te voy a hacer mierda», insistió. Sacó del pantalón un cuchillo y le dio un puntazo del lado izquierdo del cuello. Se quedó mirándola. Ella vio la chance de salir al patio y se desmayó.

El primer intento de femicidio fue el 28 de febrero de 2016. Él ingresó a su casa, preguntó por «el macho» y usó un cinturón para asfixiarla. Lo ajustaba y lo soltaba. Antes la forzó a tener relaciones sexuales.

El fiscal le consultó porque no había hablado de la violación la primera vez.

-Por vergüenza, porque no tenía pruebas.

Antes de retirarse, la mujer pidió un momento para decir algo: «A partir de ahora, que pase todo esto, me llega a pasar algo a mí, a mi hija, a mi nieta, a mi casa, en mi trabajo y yo lo hago cargo a Claudio Calfuqueo y a su familia».

En total están previstas diez jornadas de audiencia. Finalizada la declaración de los testigos, el jurado deberá deliberar y votar si lo declara culpable o no. Una vez que emitan el veredicto será el juez de Garantías, Lucas Yancarelli, el que defina la pena que le impondrá. Al estar acusado por dos tentativas de femicidio, el monto superará los 15 años.


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