Estafa con Planes sociales: otorgarán prisión domiciliaria al arrepentido Sánz

Ultiman los detalles para verificar las condiciones de la vivienda donde pasará a cumplir con el nuevo régimen. Los otros dos detenidos pedirán el mismo beneficio.

¿Néstor Pablo Sánz corre por la cubierta del barco buscando un salvavidas sin importarle la suerte del resto? ¿O es un mecánico que contiene la respiración mientras trata de controlar los daños en la línea de flotación?

Con permiso para el uso de la metáfora, esas dudas genera la extensa declaración del nuevo arrepentido en la investigación de la estafa con planes sociales, un enorme caso de corrupción que marca el fin de ciclo de un sector del Movimiento Popular Neuquino en el gobierno de la provincia.

Mañana lunes o a más tardar el martes, Sánz dejará atrás los barrotes que lo encierran desde el 10 de julio pasado. El viernes ya estaban verificando las condiciones de la vivienda en la cual pasará a cumplir detención domiciliaria; cuando el informe socioambiental esté listo, logrará un alivio en su situación personal pero no cambiará su estado procesal: continuará imputado como líder de una asociación ilícita, con una amenaza de cinco años de prisión como mínimo por delante. Así lo confirmaron a diario RÍO NEGRO fuentes de la fiscalía y de la defensa.

Los motivos del cambio


El paso de una celda a una vivienda se vincula en forma directa con su colaboración con la investigación. Pero Sánz no está preso por no cooperar (ni tiene obligación de hacerlo). Está preso por peligro de entorpecimiento de la investigación; lo acusan de intimidar a otros miembros de la banda que se arrepintieron antes que él y lo señalaron como una de las piezas claves en el engranaje de la estafa.

Los fiscales de Delitos Complejos, Pablo Vignaroli y Juan Manuel Narváez deberán buscar argumentos para justificar la prisión domiciliaria. Esteban Sampayo, defensor de otro de los detenidos, Ricardo Soiza, ya advirtió que se corre el riesgo de caer en «la comercialización de la justicia penal. Dejamos de hacer una investigación de hechos concretos para pasar a una mesa de negociaciones. Tenés a personas con algo para decir y comercian su situación procesal, es como una negociación mercantil».

El razonamiento del defensor de Sánz, Gustavo Palmieri, es que el ahora arrepentido ya no representa un peligro para nadie. «En la causa hay 31 imputados, y sólo 3 con prisión preventiva. ¿Quién investiga si los otros 28 no están entorpeciendo la investigación?», se pregunta.

El manejo de los premios y castigos que viene haciendo la fiscalía es intrincado. Sampayo se queja porque nadie acusa a Soiza de hacer aprietes y sin embargo está preso, mientras que muchos señalan al abogado Alfredo Cury como presunto responsable de esas maniobras, y sigue en libertad.

El jueves 9 habrá una audiencia en la cual la fiscalía pedirá la extensión de la prisión preventiva de Soiza y Osuna. Para entonces, Sánz ya estará en una vivienda, con detención domiciliaria. Se prevé un intenso litigio en esa instancia.

Dos miradas sobre la confesión


La larga confesión de Sánz dejó mucho material para el análisis. Si se lo mira como alguien que busca salvarse arrojando a otros por la borda, puede mencionarse que apuntó hacia arriba en la estructura y hacia atrás en el tiempo: involucró a los exministros Abel Di Luca y Mariano Gaido.

En cambio, abona la hipótesis de que su objetivo es el control de daños que su declaración quedó a mitad de camino: más que a Gaido, incriminó a quien era su mano derecha en el Ministerio y ahora en la Municipalidad de Neuquén, Santiago Morán. Puesto menor.

De todos modos Gaido, un azul que se bajó prematuramente de la carrera por la gobernación 2027, no debe sentirse cómodo cada vez que en los medios aparece su nombre vinculado con este escándalo. Menos cuando escucha que podría abrirse una causa Planes Sociales 2 para investigar su paso por Desarrollo Social.

El nuevo arrepentido tampoco apuntó hacia el gobernador Omar Gutiérrez, ni hacia el electo Rolando Figueroa, ni hacia el concejal Claudio Domínguez, cuyo nombre entra y sale con frecuencia del radar de esta causa.

Sin pruebas, ¿sin dudas?


¿Es Sánz el equivalente a lo que en la literatura se llama narrador sospechoso, alguien que relata en primera persona algunos hechos de los que fue testigo pero oculta otros?

Los fiscales Vignaroli y Narváez dijeron que no aportó pruebas de sus dichos, pero corroboró prácticamente toda la maniobra que ellos tienen acreditada mediante documentación.

Palmieri afirma que ahí se cotiza Sánz: le pone nombre, apellido, fechas y articulación a lo que hay detrás de planillas Excel, asientos contables, cheques, pases de dinero. Y sin salirse; él lo hacía, él se quedaba con dinero.

El argumento de Palmieri es que Sánz era una pieza más cercana a la base que a la cumbre, y que la pirámide de la corrupción la encabezan otros. Su estrategia apunta además a demoler la acusación más grave contra su cliente: la participación en una asociación ilícita. «No puede pensarse que una agencia estatal funcione como una organización dedicada a cometer delitos, esa teoría ya ha sido discutida muchas veces en el país y fue descartada», repite.

El argumento aplicaría a los 31 imputados. Si se cae la asociación ilícita, se benefician todos y todas.

La ruta del dinero


El otro aporte valioso del declarante es que habló de la ruta del dinero, y mencionó su bifurcación: la financiación de la política, con el pago a punteros, dirigentes sociales y periodistas; y el beneficio propio.

Aquí tampoco se excluyó: Sánz admitió que se quedaba con 250.000 pesos por mes. Hay quienes piensan que era mucho más, a tenor de sus bienes (terrenos en loteos privados, vehículos). Dijo que una cantidad similar retenía su cómplice Marcos Ariel Osuna, en cuya cuenta bancaria encontraron 60 millones de pesos, según reveló otro defensor, Sampayo.

La tajada mayor sería para Soiza: 3.250.000 pesos por mes, y los gastos de funcionamiento de su local gastronómico Faraón: alquiler, sueldos, publicidad. En esas mesas comió buena parte de la política provincial.

Sampayo ya dijo que la fiscalía le secuestró todas las facturas a Soiza y que los gastos están justificados. En el último allanamiento le encontraron poco más de un millón de pesos en efectivo, que el exdirector de Planes Sociales respaldó con un retiro bancario para pagar sueldos.

El desafío para los fiscales es el que planteó el defensor de Soiza: demostrar que el dinero que Sánz y otros extractores retiraban de los cajeros automáticos iban efectivamente a los bolsillos de quienes el arrepentido asegura que iban.

Las tres declaraciones


Sánz declaró tres veces ante los fiscales, el 25 y 30 de octubre, y el 1 de noviembre. Sólo la última está videofilmada e incorporada al expediente. Palmieri tendría a su vez otra videofilmación que hizo por su cuenta con su cliente.

A lo largo de esas tres declaraciones, las dos primeras extraoficiales, la última la válida, Sánz fue poniendo y quitando nombres por razones que no están claras. El 1 de noviembre llevó la lista anotada, para no cometer errores.

Por ahora, los fiscales dijeron que no quieren ampliar el objeto de la investigación para no correr el riesgo de abarcar mucho y apretar poco, en términos del viejo refrán. El tiempo dirá si es la estrategia adecuada. Las decisiones se toman en un contexto y con la información disponible en ese momento.


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