Un cura de San Luis fue carapintada, capellán del Ejército, y ahora es juzgado por abuso sexual

Se trata del religioso José Miguel Padilla, quien fue denunciado por un seminarista de su congregación. El juicio comenzó hoy en General Pico, La Pampa. La comunidad local rechaza al sacerdote por su "ultra conservadurismo".

Hoy comenzó en General Pico, La Pampa, el juicio contra José Miguel Padilla, un cura sanluiseño que fue denunciado por abuso hace casi cuatro años por Vicente Suárez Wollert, un joven seminarista y miembro de la congregación religiosa fundada por el sacerdote puntano.

El comienzo del debate oral y público estuvo presidido por María José Gianinetto, jueza de Audiencia de Juicio de la Segunda Circunscripción Judicial, y la fiscal será Andreina Montes, al frente de la Fiscalía Temática de Delitos de Género.

Suárez Wollert, hoy de 27 años, quien viajó desde su residencia en la provincia de Santa Fe hasta General Pico para el inicio del litigio contra el religioso, a quien denunció en 2019 por abuso sexual agravado por ser el acusado ministro de Culto.

En primera persona, cómo fueron los hechos denunciados por el seminarista


Según el denunciante, los hechos ocurrieron durante los seis meses en los que estuvo en la Fraternidad de Belén -desde noviembre de 2015 hasta mayo de 2016-, tiempo en el cual la congregación «fue un lugar y una experiencia muy oscura, tanto por el delito de integración sexual como por todo el contexto de manipulación y de miedo«.

«Fue un tiempo donde Padilla me hacía creer que mi familia no me quería, que fuera del convento yo no tenía futuro«, manifestó el joven, quien actualmente es profesor de Educación Especial, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico y se declaró «ateo» al no poder «encontrar armonía ni sintonía en la Iglesia» luego de lo ocurrido.

Wollert, que llegó a la Fraternidad de Belén -también conocida como Capuchinos Recoletos- en noviembre de 2015 cuando tenía 19 años, describió que se trata de «una comunidad de frailes que fundó Padilla hacia el año ’95 en La Pampa, junto a dos personas que eran compañeros de él en San Luis, el fray Gustavo y fray Benito».

En este sentido, su ingreso a la comunidad se debió, principalmente, a la creencia en su vocación religiosa.

«Me quedé hasta mayo de 2016, cuando fui expulsado«, explicó sobre la congregación, en la que convivían «alrededor de 12 adultos y dos menores de edad». La expulsión se debió a que, luego de atravesar las situaciones de abuso y enfrentar a Padilla, el joven empezó a «rebelarse» en contra del director del lugar.

Y explicó que «de ahí en más vinieron amenazadas, incluso (Padilla) llegó a golpearme, y cuando le dije que le iba a comunicar al obispo lo que había pasado, me dijo que visite a mis papás para rever mi vocación, y yo accedí».

En el camino, Wollert fue notificado de su desvinculación con la comunidad, pero siguió manteniendo comunicación con Padilla, ya que quería continuar con la vida religiosa y para esto «la comunidad tenía que hacer un informe, que era un condicionante».

«Entonces, para no perjudicar lo que creía mi vocación, trataba de seguirle la conversación a Padilla para evitar que el informe fuera lapidario. Esta comunicación se interrumpió porque comenzó a pedirme fotografías y mensajes con contenidos sexuales«, contó el denunciante.

Cuáles son las expectativas del seminarista con respecto al juicio


Pasaron cuatro años hasta que el joven pudo realizar la denuncia en la justicia de General Pico. Durante ese tiempo, señaló que los presuntos abusos lo afectaron en cuestiones relativas a su autoestima y salud mental, ya que «Padilla llegó a decir que yo tenía severos trastornos y problemas mentales como esquizofrenia«, lo que luego se comprobó que era falso.

«No sólo mi testimonio es verídico, sino que no sufro de ningún tipo de trastornos ni patologías, soy mentalmente sano. Pero hasta que descubrí eso en 2021, yo creía en este supuesto diagnóstico», contó.

Actualmente, Padilla se encuentra radicado en San Luis, donde el obispo de esa provincia, Gabriel Barba, «le asignó la parroquia de Nuestra Señora del Rosario del Trono para que dé misa una vez por semana», dijo Wollert.

Frente a esto, el exseminarista destacó sus expectativas para «una condena justa», y concluyó que «haber podido rehacer mi vida y salir adelante creo que fue la mayor derrota para Padilla, ya que todo lo que hizo fue con una plena conciencia de hacer daño».

Quién es José Miguel Padilla, el cura acusado de abuso sexual


Padilla es criticado también por su actuación durante la última dictadura cívico militar en el Grupo de Artillería de Defensa Antiaérea (GADA) 141 de San Luis. La escritora y docente pampeana Claudia Giacobbe, autora del libro “La verdad los hará libre”, narró cómo sucedieron los hechos.

“Fue capellán del Ejército entre 1980 y 1983. Después, estuvo en San Luis con el obispo ultra conservador Juan Rodolfo Laise (Nota del diario: acusado por testigos en juicios por delitos de lesa humanidad de cooperar con los militares). En ese momento, Padilla fue rector del seminario, párroco de la catedral y vicario del obispo”, afirma la autora en diálogo con elDiarioAR.

Además, el libro da cuenta de que Padilla participó del levantamiento carapintada. “En abril de 1987 bendijo las armas de los enemigos de la patria y al año siguiente participó del segundo levantamiento que buscaba derrocar a Alfonsín”, describió Giacobbe.


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