“La bioceanidad”, gran alternativa

JAVIER E. GIMÉNEZ (*)

El desarrollo industrial y comercial de Río Negro nos obliga a apostar muy fuerte a un modelo de vinculación e interrelación estratégica y productiva incorporando elementos externos o complementarios a las distintas cadenas, dando pasos concretos para la estructuración de un modelo de integración regional-económica, como método o herramienta de poder para negociar y acceder con posibilidades competitivas a nuevos mercados o, en su defecto, competir con regiones y/o naciones más desarrolladas, ingresando a esquemas de comercio internacional y a mercados que a la fecha aún sólo vemos en los mapas. Hoy la actualidad nacional y global pone a nuestro alcance una etapa plena de alternativas y oportunidades para avanzar en diferentes orientaciones, ante lo cual debemos planificar con certeza la dirección atinada. Partimos de considerar la globalización como el gran eje de vinculación e interrelación, pero también teniendo la precaución de preservarnos de aquello que perjudica, contamina o daña insalvablemente, ya que la dinámica global ofrece día a día las dos caras y depende de nosotros qué tomamos o consideramos importante para el desarrollo y el crecimiento económico de nuestro territorio. Las posibilidades que ofrece “la bioceanidad” es la gran alternativa de diversificación económica a nuestro alcance, no sólo en el sentido de vía comercial, sino en lo que atañe a integración social, productiva y estratégica, tan amplia como la dimensión de la palabra, no sólo es la articulación desde los puertos del Pacífico, sino la concepción estratégico- económica con regiones del vecino país. En ello se incluyen intereses propios y comunes, así como la inserción de una gran región nacional con amplia variedad productiva como es el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Chubut, sin desmerecer el hecho de poder transformarnos en una alternativa extra zona Mercosur desde el Pacífico. Si sólo pensamos en que es factible acceder a un gran mercado para nuestra fruta, lana o carnes con una reducción de 6 ó 7.000 km menos de flete marítimo y con lo que ello amerita, no sólo seríamos una gran opción por una sensible mejora de los precios finales, sino se reducirían riesgos e incrementarían notablemente los volúmenes de venta (ya no sólo de producción rionegrina), ingresando a mercados a los cuales hoy no accedemos como país. Esto significa que está en nuestras manos y en nuestra decisión plantear otra realidad de cara a los próximos 20 ó 40 años. Reorientar el timón teniendo en cuenta las opciones que dan “otras rutas de navegación” no implica abandonar los cursos conocidos, pero sí encontrar soluciones de fondo en forma práctica, eliminar problemas y recurrentes conflictos que nos agobian de muchos años a esta parte en Río Negro. Esto es posible sin grandes inversiones, pero apelando a la imaginación, la vinculación, a la ductilidad de estar en lugares donde debemos estar, actuando a la altura de las circunstancias, garantizando la continuidad y seriedad ante los compromisos e incentivando las relaciones internacionales, con esas nuevas regiones o contrapartes. No escapa que debe ser el Estado provincial el gran actor, motorizador y conductor de ese nuevo modelo. La integración estratégica, productiva-industrial y comercial, los acuerdos, protocolos, negociaciones y ventajas, como la definición de objetivos propios y comunes en el marco de una región nacional o internacional (tratándose de un encuadre de “bioceanidad”), implica ponerse en acción por objetivos imperiosos de nuestra provincia, pero también al servicio de una gran región nacional, articulando junto con estados o regiones que conforman la “Norpatagonia binacional” todo aquello que potencie social, política y económicamente a las regiones involucradas, aun ante el compromiso de involucrarse (como Estado) en la actividad económica, si fuera necesario. Éste es el nuevo desafío, ineludible, lo ameritan la transformación y el desarrollo económico de nuestra provincia, ante lo cual se deben sumar medios, infraestructura, capacidad industrial ociosa, el sentido de la complementariedad o procesos asociativos binacionales, productivos o industriales, poniendo a disposición todos los elementos y recursos disponibles, así como todo aquello que provenga del marco de la bioceanidad. La actualidad nacional y global a la que hicimos referencia encuentra a nuestra provincia en un nuevo punto de partida, ha llegado la hora de dar el golpe de timón que nos deje ver otro horizonte. (*) Intendente municipal de Ministro Ramos Mexía


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