La ciudad que nos emociona: Neuquén, a corazón abierto

La psicóloga Carolina Wilson ofrece una mirada distinta desde la perspectiva de la "ciudad que siente, palpita y emociona".

A esta región le llamamos Alto Valle. Cuando venís llegando desde otros lugares lejanos o no tanto, el paisaje se vuelve colorido; es como una verde modernidad con un dejo de cálida rusticidad.


Aunque es una gran ciudad ha logrado misteriosamente parecerse a un gran pueblo, lo digo, por la cooperación entre los vecinos. El respeto por la naturaleza se ve hasta en los pequeños movimientos. La tierra sonríe agradecida devolviendo álamos, manzanas, peras, uvas y otras especies.
Hay murales con imágenes por todos lados, que te cuentan que la tierra tiene un pulso y que es posible sincronizarte con ella. Te invitan a detenerte y a respirar, para sintonizarte y conectarte con el lugar.

Collage digital: Gonzalo Maldonado, de «Río Negro»


En otras épocas, unos científicos se fueron dando cuenta que la vida es la expresión del pulso vital de la Tierra. Las células, que constituyen la materia, bailan al compás de una resonancia, que vibra en coherencia con ella. La resonancia “mórfica” es un campo electromagnético que da “forma” a la expresión de la vida. Esta se reproduce a través de “hábitos”, que tienen el potencial, inclusive, de modificar la naturaleza misma de la materia. Una especie de epigenética social.


Los hábitos, al ser practicados en estado de alta vibración, permiten saltos evolutivos que expanden y amplían la conciencia social. En este Alto Valle dicen que los ingredientes fundamentales fueron la libertad, la creatividad, y la inteligencia colectiva. El viejo miedo, tan conocido en otras épocas, se disolvió ante la confianza y la unión que hoy nos resulta tan natural.


La historia cuenta que todo esto comenzó cuando un grupo de gente aprendió a conectarse con sus corazones. Hacían ejercicios que les ayudaban a integrar sus diferencias y buscaron formas de co-crear otra versión de la ciudad. Una que incluyera a todos. Manifestando, mediante sus prácticas cotidianas, lo que hoy todos conocemos como la Eco+Prosperidad, que se refleja en la utilización cuidada de los recursos naturales, la salud plena de la población y la abundancia basada en el bienestar del conjunto.


Oportunidades sorprendentes se generaron y materializaron, donde antes se pensaban como imposibles. De este modo surgieron nuevas formas de gobierno, abiertas y participativas. Con prácticas de transparencia e integración se eliminaron esos “comportamientos”, antiguamente naturalizados cómo corrupción.

Potenciar la unión

Yo, que venía de lejos, no entendía bien cómo era esto acá en Neuquén. Al preguntar me contaron que fueron descubriendo que al unirse y hacer las tareas con alegría, hasta el trabajo más pesado se volvía muy renovador, por compartir y divertirse con otros. La creatividad en estados de alta vibración posibilitó cambios en los campos electromagnéticos. Resultó que las energías alineadas por la sensación y decisión de evolucionar dieron nacimiento a nuevas formas de realidad, potenciando la unión y el bien de la comunidad.


En algunas plazas encontrás, en medio de los juegos infantiles, grupos de gente trabajando y tomando mates alrededor de la huerta comunitaria, mientras los chicos juegan en libertad y corretean alrededor de sus mamás y papás. Los más grandecitos colaboran recogiendo las verduras y colocándolas en un lugar donde se almacenan para luego administrar y repartir.


Se ve poca circulación de autos, la mayoría usa bici porque han encontrado la forma de trabajar cerca de casa. La gente casi no utiliza dinero, han ido, de a poco aprendiendo a intercambiar sus servicios/productos/ artesanías / clases y espectáculos. Además de la buena calidad, se valora, sobre todo, el tiempo, la dedicación y el cariño con que se hacen las cosas.


Hay un sistema de referencias online www.meritos.com donde se dejan comentarios de reconocimientos, felicitaciones y agradecimientos a las personas que brindan los diversos servicios y productos. Los trabajos son todos valorados: para la gente está muy claro que todos somos piezas esenciales del puzzle de la vida.


Este es mi Neuquén que vivo a corazón abierto.


Carolina Wilson, psicóloga


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