La Corte, esa gran obsesión K

CORTE SUPREMA

Desde hace tiempo, sobre todo luego de las elecciones legislativas del 2013 que cerraron las puertas a sus sueños reeleccionistas, el gobierno viene realizando maniobras con el objetivo de colonizar el Poder Judicial. Este año, cuando comenzó la cuenta regresiva del inexorable final de ciclo, la mira del oficialismo puso en el centro a la Corte Suprema de la Nación y el “vamos por todo” llegó al alto tribunal, que hoy resiste los embates con las armas que le dan la Constitución y los valores republicanos.

Pero el kirchnerismo no concede treguas y cada día que pasa expone con menos pudor su obsesión por tener una Corte amigable que funcione como garantía de impunidad una vez que el paraguas del poder y de los fueros ya no proteja a muchos de sus exponentes.

Primero, no surtió efecto la bomba de humo que lanzó con la candidatura de Roberto Carlés para avanzar con el objetivo de aumentar a nueve el número de miembros y completar las cinco vacantes resultantes con el listado de conjueces afines. La Corte luego le cerró la puerta cuando declaró nula esa nómina, ante los primeros indicios de la jugada.

La medida pareció desconcertar al gobierno. Sin embargo, a las pocas semanas encontró el camino para emprender otra arremetida. El blanco elegido es el ministro Carlos Fayt, de 97 años, integrante del máximo tribunal desde 1983.

La estrategia tuvo respuesta inmediata en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados, donde el oficialismo fijó como “tema prioritario” verificar el estado psicofísico de Fayt para determinar si está en condiciones de desempeñar su función.

Todo pese a que la carta magna sólo admite como causales de juicio político y remoción de los miembros de la Corte el mal desempeño y los delitos.

Es obvio que el gobierno sabe esto, pero su afán por copar la Justicia puede más que cualquier precepto constitucional. Así, las espadas K salieron al ruedo con su nuevo libreto y a través del aparato de propaganda estatal sometieron a Fayt a un escarnio público.

Es verdad que el magistrado tiene una avanzada edad, pero también es cierto que esta situación no es nueva. Hace uno, dos, cinco u ocho años también pudo plantearse esta discusión sobre su longevidad y nadie lo hizo.

El oficialismo ya aceptó que su poder se verá notoriamente disminuido con el recambio presidencial de diciembre y este escenario, inédito y desconocido para quienes gobernaron el país durante los últimos doce años, explica la inocultable y permanente búsqueda de resortes para garantizarles protección a sus dirigentes una vez que estén afuera del poder.

Hoy cuenta con mayoría en el Congreso de la Nación, lo que le permite modificar la cantidad de miembros del máximo tribunal, pero no dispone de los dos tercios de los votos en el Senado que necesita para nombrar a los jueces. Por eso, presiona y pone todos los recursos a su alcance para lograr la salida de Fayt y dejar la Corte con una conformación de tres miembros que le permita forzar el debate sobre su integración.

DIEGO MOLEA

Rector de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y presidente del Colegio de Abogados de Lomas de Zamora

DIEGO MOLEA


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