La cultura del apriete

La sucesión de ataques y amenazas de la organización liderada por Miguel Báez a este diario evidencia que no se trata de un fenómeno aislado protagonizado por un improvisado, sino de un caso extremo del clientelismo y la cultura del apriete presente en buena parte de la política y el sindicalismo.

Como en la novela de Mary Shelley, en medio del escándalo y del repudio mayoritario de la sociedad, varios dirigentes se apresuran a tomar distancia y a condenar al verdadero “Frankenstein” en que se ha transformado una organización a la que, sin embargo, ayudaron a dar vida y crecer durante ocho años. Lo hecho por Báez no sorprende a quienes conocen su trayectoria: la prepotencia y los métodos violentos fueron su marca desde el inicio. Sin embargo, en aquella época el estilo de la Organización de los Desocupados en Lucha (ODEL), nacida de la necesidad de las personas sin trabajo en la ciudad, encajaba dentro del esquema de posicionamiento de la dirigencia de ATE, la CTA-Autónoma y de su líder Rodolfo Aguiar: entonces eran una expresión minoritaria del sindicalismo rionegrino y todo servía para “sumar” apoyos y darse un perfil autónomo y contestatario, distinto a la “burocracia sindical”, incluso con acciones reñidas con la ley.

Cortes de ruta, choques con la policía, amenazas y ataques a funcionarios, toma de edificios públicos con destrozos formaron parte del menú. Una verdadera cultura del apriete para lograr reencuadres, blanqueo de sumas, pases de personal a planta permanente, acceso a planes de asistencia social y el retroceso de medidas que consideraban perjudiciales. Como se vio esta semana en el Consejo de Educación de Valle Medio, las agresiones para lograr objetivos no son sólo patrimonio de ODEL, sino un estilo de ciertas fracciones gremiales.

En el camino, el gobierno rionegrino comenzó a tender puentes con sus dirigentes, incorporándolos a la mesa de negociaciones. Sucede que líderes como Báez y sus métodos no son una novedad en la política o el sindicalismo argentino. Forman parte de la larga tradición clientelar, que tuvo a “punteros”, “referentes territoriales”, “mediadores” o como se quiera llamarlos, durante los 28 años de predominio radical en la provincia, en el peronismo y en los partidos provinciales. En tiempos en que la militancia desinteresada pierde fuerza, movilizan votos, hacen pintadas, garantizan “fervor popular” en los actos, resguardan a candidatos y dirigentes en territorios hostiles, amedrentan a rivales, sirven como elemento de presión para lograr concesiones del aparato estatal y también para contener situaciones de emergencia social en sitios adonde las agencias oficiales no llegan.

Durante años, Báez consiguió eludir sistemáticamente sanciones a pesar de participar de la toma y destrozos en el Municipio de Roca en dos ocasiones, herir a un comisario y lesionar gravemente a un policía, sitiar a una funcionaria nacional en su casa y amedrentar a supermercados y delegaciones de Acción Social para conseguir alimentos. Tuvo abogados a su disposición y un paraguas político que hizo que las causas en su contra se volvieran lentas, tortuosas e ineficaces. Logró el manejo de subsidios y alimentos del Estado sin rendir cuentas sobre su destino ni gestión. Con esa conciencia de impunidad, pudo usar parte de los recursos destinados a sus afiliados, personas con necesidades de todo tipo, para imprimir panfletos y pagar combis que trasladaron militantes de otra provincia para intentar primero presionar a la Justicia en un tema personal (un caso de abuso sexual), luego agredir a la prensa que no cubre el hecho como a él le gustaría, y más tarde festejar con una gran choriceada en su local.

Báez no es una excepción dentro de nuestro sistema político y sindical, sino más bien la expresión extrema del clientelismo y una cultura del apriete alentada o tolerada por buena parte de nuestra dirigencia. Mientras no haya una fuerte decisión política para cambiarlos, episodios gravísimos como los vividos por “Río Negro” se repetirán, afectando más negativamente a los sectores que gremialistas y políticos dicen defender: los más vulnerables de la sociedad.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios