La huida y el regreso

Gigli sabía que no tenía mucho tiempo. Entrada la madrugada del martes 1 subió al primer piso de su casa, abrió el placar y metió ropa en una valija. Tomó su pasaporte italiano (dejó la documentación argentina) y subió a su camioneta.

Su primera reacción –siempre según esta línea de investigación– fue buscar a su hijo, quien subió a la Toyota tras el desconcertante relato que le habría hecho su padre: “me mandé una cagada”.

La exesposa del ahora prófugo habría relatado esta secuencia tras hablar con su hijo el martes al atardecer, cuando el chico dio las primeras señales de vida desde Buenos Aires. La policía no había hallado ayer el celular de Martínez. La víctima sólo tenía en el bolsillo una billetera con documentación, poco dinero y las llaves del auto.

El hijo de Gigli regresaba ayer a Roca en compañía de un familiar. Y aunque es una pieza clave en la causa, la jueza Margarita Carrasco informó que no lo citó aún como testigo porque la ley le prohibe declarar contra su padre, que es por el momento el único imputado.


Gigli sabía que no tenía mucho tiempo. Entrada la madrugada del martes 1 subió al primer piso de su casa, abrió el placar y metió ropa en una valija. Tomó su pasaporte italiano (dejó la documentación argentina) y subió a su camioneta.

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