La ilusión del aguinaldo

Por Miguel H. Schindler

Pocos asuntos resultan más polémicos y arrastran tanta repercusión emocional como este.  La sola consideración es un tabú que eriza la espalda de la mayoría del país.  A su vez,  tiene extrema importancia y sufre gravísimos problemas urgentes y antiguos sin resolver.


El marco de la crisis actual podría ser una oportunidad de mostrar y revisar los errores y distorsiones del esquema laboral para cambiarlo y corregirlo.
Conocimos un tiempo en el que el que la remuneración estaba directamente relacionada con los resultados del trabajo: tanto por metro de canal limpio, tanto por cajón de peras o de tomates, por metro cuadrado de pared, o por vellón esquilado.


El costo laboral se añadía de manera directa al costo total del producto o servicio que vendía el empleador.
Con las sofisticaciones políticas del siglo pasado, en Argentina, aparecieron conquistas o derechos laborales como las vacaciones pagas, el aguinaldo obligatorio, indemnizaciones por despidos, jubilaciones, seguros médicos, de accidentes, contribuciones sindicales, etc.

Partamos de la condición original, en la que un empleado, por ejemplo de una panadería, trabajaba 12 meses y que a partir de una nueva ley se obliga a su empleador a pagar un aguinaldo.  Trece sueldos por año.  La consecuencia inmediata, es que los costos de producción se incrementan.

El panadero no puede costear este gasto, por lo que por un lado incrementará el precio del pan, por otro bajará el sueldo original del empleado o, si no fuera posible, contratará en negro o cerrará su negocio.  El resultado final es: salarios más bajos, precios finales más altos del pan, informalidad y desocupación.  Mucho nos sorprende, que en los países más prósperos no exista el aguinaldo y que, sin embargo, los salarios y niveles de vida sean mucho mejores que en el nuestro.


Cada uno de los “beneficios” de la tabla puede ser equiparado a meses de sueldo:
Los expresados en tiempo tienen correlato evidente: las vacaciones o licencias deben ser cubiertas con un reemplazo o los días feriados pagarse doble.


Los expresados en fracciones, deben ser multiplicados por 13 debido a que el aguinaldo también tributa cargas sociales.  La jubilación por ejemplo, tributa el 21,17% entonces equivale a 2 ¾, casi tres sueldos extras anuales.
Sumados todos, equivalen a once meses y medio adicionales al sueldo neto mensual.  Es decir deben afrontarse 23 sueldos y medio en lugar de doce.
Es irrelevante que se intente distribuir las cargas entre empleado y empleador.  Los costos son absolutos y se retienen  forzosamente al empleador y se propagan a la sociedad causando los efectos indeseados ya listados.


El aguinaldo o las indemnizaciones por despido, son pesadas cargas para las pymes; implican erogaciones significativas que desestabilizan a los emprendedores.



El aguinaldo, o las indemnizaciones por despido, son cargas especialmente pesadas para las empresas pequeñas porque implican erogaciones significativas que desestabilizan a los emprendedores. La devaluación de la moneda hace impráctica y antieconómica la provisión y el ahorro previo de estos costos diferidos.


El bono navideño, que desde hace siglos fue costumbre simpática y modo de reconocer y valorar el esfuerzo de los colaboradores, se ha salido de cauce en este país.   Las cargas al salario se han convertido en una verdadera pesadilla para cualquier empresa; pero no nos engañemos, la carga es para todos, especialmente para los propios trabajadores y para los que no conseguirán trabajo.
Las condiciones actuales hacen inviable la generación de trabajo privado genuino.


Sin la reformulación total de las leyes laborales, las posibilidades de progreso y desarrollo continuarán siendo absolutamente nulas.
Imaginemos ahora reducir los aportes y contribuciones a la cuarta o quinta parte: dos aguinaldos  en lugar de 12.  Los efectos serían esta vez virtuosos: mejores salarios, menor precio de los productos o servicios, menor informalidad mayor ocupación y progreso.  Conviene a todos. ¿No es cierto?

* Ingeniero de DeltaP, empresa de diseño de software para la industria del petróleo y el gas, especializada en análisis informático y proyección de datos.


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