La importancia de la lucha por la enseñanza

¿Quién puede argumentar seriamente, en pleno siglo XXI, que la educación no es importante?

Los países desarrollados no son justamente aquellos que poseen o invierten en la explotación de sus recursos naturales, sino aquellos que invierten y apoyan el desarrollo de sus recursos humanos. También se sabe que es impracticable el desarrollo de las economías si los sistemas educativos no son eficientes.

El mundo está pensando la escuela del mañana. La velocidad e inercia con que la tecnología irrumpe en nuestras vidas no les ha dado tiempo a los sistemas educativos para adaptarse y preparar a las niñas y niños que ingresan hoy a las escuelas para trabajos que aún no existen. Trabajos que se estima van a representar el 70% del mercado laboral en el que deberán competir entre ellos, pero también con software y robots.

Sin embargo la impronta del sistema educativo del país, y en particular el de la provincia del Neuquén, es completamente distinta. Estamos a años luz de pensar en esa escuela, en Neuquén estamos abocados a resolver conflictos gremiales. Por lo tanto, y sin temor a equivocarme, estamos yendo en la dirección contraria.

La pregunta es ¿por qué?

Reclamo docente

Es cierto que el reclamo salarial docente es genuino, los docentes del país cobran un 50% del salario promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), pero no hay que olvidar que las niñas y niños también tienen derechos, que están por encima de cualquier conflicto. También hay que resaltar que los conflictos gremiales en la provincia están sobredimensionados si los comparamos con la realidad económica de los docentes del resto del país y el nivel de conflictividad gremial. A modo de ejemplo, la provincia de Buenos Aires del 2015 hasta hoy ha tenido 0, 6, 17 y 6 días de paros; mientras que en esos mismos años Neuquén ha tenido 10, 29, 70 y 47 días de paros, con un nivel de adhesión muy superior.

Es evidente que se perdió el eje y que el genocidio intelectual sostenido en el tiempo ha aniquilando lo más transformador e igualitario que tenía este país: su educación pública.

El sistema educativo neuquino no está centrado en el alumno, que es para el cual se pensó y construyó. Está centrado en la impronta del gremio ATEN, que colonizó el sistema levantando la bandera de la defensa de la educación pública y gratuita, y que ha vaciado de contenido las aulas y está aniquilando las genuinas posibilidades de los alumnos que sus afiliados deberían educar.

Algunos números

De la información publicada por el Consejo Provincial de Educación, surge que en nivel inicial aproximadamente hay 18,5 alumnos por sala, un promedio de 8,87 alumnos por docente y 2,3 docentes por sala; en nivel primario el promedio de alumnos por grado es de 18,64 ( 10,34 alumnos por docente y 1,80 docentes por grado); mientras que en nivel secundario el promedio de alumnos por división es de 23,06 ( 11,54 alumnos por docente y 2 docentes por división).

Con estos números uno pensaría que el sistema educativo de la provincia está preparado para evitar que sus alumnos no pierdan ni un minuto de clases, sin embargo en las aulas ocurre justamente todo lo contrario. Predomina la falta de docentes por paros, un alto nivel de ausentismo de corto y largo tratamiento o sencillamente la falta de docentes.

De acuerdo a la ministra Storioni, en mayo del año pasado, el 52% de los certificados médicos presentados por los docentes son de índole psicológica. En esa misma nota dijo que tomaría medidas urgentes, pero hasta la fecha no hemos visto un plan para tratar la pandemia psicológica que sufren los docentes en la provincia o tomar medidas tendientes a terminar con la mentira. Para darnos una idea del impacto de este descalabro, el año pasado se incrementó en $ 2.758 millones el presupuesto de Educación, que representa un 20% del mismo.

Para poder analizar el problema y arribar a soluciones efectivas y eficientes es imprescindible poder contar con la información pertinente, pero ésta no está disponible, por lo que sólo podemos conjeturar respecto de la problemática real de dicho problema.

La cantidad de días efectivos de clases estipulados por el Cuerpo Colegiado del CPE es bastante pobre: 168 para nivel primario y de 156 para nivel secundario. Muy lejos de los 190 días mínimos y obligatorios estipulados por el artículo 101 de la ley provincial de Educación Nº 2945 y de los 200 días de clases que tienen países latinoamericanos como Brasil, Ecuador, Colombia, Chile y Cuba. Y si llevamos la cuenta a la cantidad de horas reloj semanales de clases, nos alejamos aún más de estos países. En el nivel primario los alumnos tienen 3,35 horas por día, un total de 563 anuales, siendo Neuquén la provincia con menor cantidad de alumnos bajo la modalidad de jornada escolar completa o extendida a nivel país (2,1%) incumpliendo los objetivos de la ley nacional de Educación.

Por su parte, los alumnos de nivel secundario en su período de Orientación –es decir los últimos 2 años de especialización– tienen un promedio de 4,40 horas por día, que representan 23,20 semanales y 687 anuales. Lejos de las 25 horas semanales que exige la ley y de las más de 1.000 que tienen Brasil, Ecuador, Colombia, Chile y Cuba.

Otro hecho imperdonable del sistema educativo provincial es la falta de currículas en nivel medio. Sí, leyó bien. Cada docente estipula lo que se debe dar en cada una de las materias. Si a esto le sumamos que el 62% de los trabajadores de la educación de nivel medio no son docentes, ni profesionales (Matemáticas 78,53%, Lengua 64%, Biología 3,62%, Geografía 80,64%, Inglés 4,69% e Informática 65,79%) y que además hay una supervisión escasa o nula, el combo es infaliblemente nefasto.

Excusas y mentiras

Podemos seguir repitiendo las mismas excusas, o seguir enfrascados en las mismas discusiones. Podemos seguir cometiendo los mismos errores en el camino en el que vamos hasta darnos cuenta de que ir a la escuela pública carece de sentido –no falta mucho para eso–, o podemos dejar de mentirnos descaradamente como lo hacemos. Es nuestra elección. Pero recordemos que las decisiones que tomemos hoy afectarán indefectiblemente el futuro de nuestros hijos y de la provincia. No es falta de recursos: Córdoba usa la mitad de los que destina Neuquén por alumno y su sistema educativo, además de obtener mejores resultados, lejos está del nivel de anarquía del neuquino. Es un problema político.

El lunes comienzan las vacaciones de invierno y en las escuelas de Neuquén, de los 82 días de clases programados, hemos tenido más días de paro (47 ó 57%) que de clases (35 ó 43%).

Enrique Specogna

Padres autoconvocados de Neuquén


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