La mujer que tenía miedo al avión y hoy es experta en paracaidismo

Una mudanza a Neuquén, el cambio de década y un regalo, cambiaron la vida de Marcela Gallardo, que hoy es una de las 4 argentinas que hacen wingsuit. No es la única que se anima este deporte extremo, en el que cada vez hay más mujeres. También lo eligen como regalo las quinceañeras

A Marcela Gallardo le gustan los retos. Nunca se había animado a volar en avión: le aterraba pensar en estar alejada de la seguridad del suelo. Pero el inicio de una nueva década, al cumplir los 40, la ayudó a dejar su miedo atrás y con el empujón de sus hijas, no sólo voló por primera vez en avión sino que, además, se animó a saltar en paracaídas.


Como Marcela, según el instructor del Club de Paracaidismo Rescate Neuquén Guido Muñoz, cada vez son más las mujeres que se atreven. Según sus datos, el 35% de las personas que realizaron su salto inicial o “salto bautismo” en paracaidismo durante este año, fueron mujeres. Agregó, además, que hay cinco mujeres de la zona que practican este deporte extremo activamente.


Marcela es una de ellas. Vivía en Comodoro Rivadavia y trabajaba en YPF. Pero un nuevo puesto de trabajo de su marido, también empleado de la firma con mayoría estatal, la obligó a mudarse a la capital neuquina. Ese cambio rotundo, fue lo que Gallardo necesitaba para superar su miedo a volar.


La sorpresa


“Voy a subirme a un avión y voy a saltar”, dijo con sarcasmo frente a sus hijas, aunque la mayor se lo tomó en serio y la sorprendió con un vaucher para realizar un salto bautismo en Bariloche, sobre el Nahuel Huapi, por su cumpleaños número 40.
“Lo mío fue muy extremo. Era un avión muy chiquito, que se movía mucho”, relató Marcela y rememoró el pánico que sintió cuando el instructor abrió la puerta.


“Es una reacción normal que tiene la gente antes de saltar. Pero lo mío era terror”, narró y no fue hasta el tercer intento que logró saltar. “Estábamos a 10 mil pies de altura sobre el Nahuel Huapi, con un paisaje tremendo y escucho que dicen: ‘emprendemos descenso’. Mis hijas estaban abajo ¿Cómo les iba a enseñar que los miedos se pueden superar si yo no superaba al mío? Y ahí le dije al instructor, ‘bueno, vamos”, narró la mujer.


Contó que se arrojó al vacío en pleno llanto y que en ese momento la invadieron miles de sensaciones: “Abrí la boca, me costaba respirar, sentía miedo, pero a la vez alegría. Fue una mezcla bastante rara”.
Ese shock de adrenalina hizo que Marcela pensara: “Sí hice eso puedo hacer cualquier cosa”.


Por eso, ocho meses después de aquel primer salto, hizo el curso en el Club de Paracaidismo de Neuquén para poder saltar sola. Ahora lo practica como un deporte regular.


Marcela pasó de no haberse subido jamas a un avión a saltar en paracaídas por varias partes del mundo y a ser coaching internacional. Y no solo eso, también es una de las 4 mujeres argentinas que practica wingsuit (caída libre con traje alado).


Y hoy, a cinco años de su primera caída libre, lleva 350 saltos. Sin embargo, confiesa que tuvo que saltar unas 50 veces para comenzar a disfrutar de este deporte. “Cuando salté por primera vez en otro país, en Chile, ahí me hizo el clic y empecé a disfrutarlo”, remarcó.

Cumpleaños y fechas especiales, la excusa para dar el primer paso

El Club de Paracaidismo Neuquén tiene su sede en el Aeropuerto neuquino Juan Domingo Perón, pero opera en el Aeroclub de Allen. Según explicó Muñoz, el traspaso se hizo por medidas de seguridad, luego de que se incrementaran cada vez más los vuelos comerciales en el aeropuerto de Neuquén.


El instructor señaló que algunas adolescentes dejan el vestido y los zapatos de quinceañera para pedir como regalo un salto en paracaídas. Remarcó que esta es una nueva modalidad y que no sólo se regalan saltos para cumpleaños sino también para días particulares, como el día del amigo y el día de la madre.


Al igual que Marcela, María Scattone, -o “Mavi” como le dicen sus allegados, sintió que no podía posponer más sus ganas de saltar en paracaídas al cerrar una década y cumplir 30. Hizo su salto bautismo el pasado 2 de noviembre, dos días después de su cumpleaños: “el clima y las fechas coincidieron”. Los miedos se fueron al atravesar la puerta y el disfrute fue tal que también se ha propuso realizar el curso de paracaidismo y saltar en otras partes, como la cordillera patagónica.


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