La ocupación mapuche de Mascardi avanzó ahora sobre el predio de la Iglesia

Desde la comunidad, difundieron un comunicado en el que instan “a seguir recuperando territorio sin negociar, ni transar". El administrador del predio aseguró que en el último tiempo, sufrieron robos y destrozos. La denuncia se radicó a comienzos de abril.

La comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu que ocupa un área de Parques Nacionales desde 2017 informó ahora que extendió “su control territorial sobre el territorio lindero conocido como Hueche Ruka que estaba en manos del Obispado Católico de San Isidro”.

El 24 de diciembre pasado, la comunidad anunció la extensión de su “control territorial” a la costa del lago Mascardi, al otro lado de la ruta nacional 40, acusando al parque nacional Nahuel Huapi y a la Comisión de Fomento de Villa Mascardi de dejar abandonado el espacio público y en malas condiciones por la falta de limpieza.

Un mes antes, el grupo decidió extender su “control territorial” sobre la estancia La Escondida, lindante con la ocupación original.

Ahora avanzaron un poco más al sur, sobre el predio del Obispado de San Isidro. “Continuamos así el legado de nuestros futakecheyem, manteniendo nuestra conciencia clara en el marco de resistencia y control territorial hasta expulsar al winka intruso de nuestro territorio”, justificaron desde la comunidad a través de las redes sociales.

También instaron “a seguir recuperando territorio sin negociar, ni transar, comprendiendo que la única opción es la autodefensa y el control territorial”.

Alejo Dasso, uno de los administradores Cabaña Hueche Ruca («Casa de Jóvenes»), aseguró que la ocupación se dio el primero de abril. “Yo le había pedido a un amigo mío que fuera a ver cómo estaba todo. Ellos irrumpieron en el predio y le dijeron que se fuera porque ese predio era de ellos y si no, prenderían fuego su vehículo”, relató.

La denuncia se radicó en ese momento ante el Juzgado Federal y Dasso declaró a través de zoom.

Contó que ese predio fue fundado en 1962 y desde entonces, se empleó para campamentos scouts y alojar niños y jóvenes con problemas de adicciones. La cabaña grande tenía capacidad para 60 personas, contaba con una cocina grande y tres cabañas pequeñas en otro sector del predio.

“Ya desde el año pasado, nos fueron robando. Se llevaron machimbre, vigas y puertas. Nos destrozaron un cartel muy lindo con el nombre del predio. Ya habían tomado la cabaña que está al lado, La Escondida y hace poco, intentaron incendiar la cabaña de otro abogado”, planteó Dasso y aseguró que “a partir de los últimos incidentes, ya no quise mandar a nadie más porque corren riesgo de vida”.

Este hombre fue contundente: “No me canso de decirlo: esto es tierra de nadie. Y no es que el estado nos abandonó. Porque si yo voy y defiendo con lo que tengo mi lugar y llego a pegarle a alguno, voy preso. Pero ellos no. Entonces, no es que el estado está ausente”.


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