La pandemia afectó la calidad y la cantidad de sueño de la gente

Especialistas aseguran que se acentuaron las pesadillas y el insomnio, debido a la ansiedad que genera el aislamiento.

La llegada del coronavirus al país y luego la cuarentena modificó muchos de los hábitos. Pero además afectó el sueño de gran parte de la población advirtieron los profesionales de la Salud. Se acentuó el aumento de personas con pesadillas y se detectó menor calidad en el descanso.

Según una encuesta realizada por la Asociación Argentina de Medicina del Sueño (AAMS), durante el aislamiento por covid-19 en Argentina, el 53% dijo que dormía mal y un 47% manifestó tener problemas para conciliar el sueño en la primera media hora. Por otra parte, un 23% refirió sufrir pesadillas o malos sueños.

“El sueño es una función básica de todos los seres humanos y puede verse afectado en relación a la situación de aislamiento directamente o agravar trastornos preexistentes”, indicó la médica neumonóloga Noelia Balbo, acreditada en Medicina del Sueño por la AAMS.

En este sentido, dijo que “la interrupción de la vida cotidiana, la ansiedad y preocupación, mayor estrés familiar y laboral, así como el exceso de tiempo en pantallas atentan contra un sueño adecuado, es decir reparador”.

El médico Pablo Ferrero, especialista en medicina del sueño y director del Instituto Ferrero de Neurología y Sueño explicó que la cuarentena generó “dos oleadas”. Una en los dos primeros meses “donde la gente empezó a perder muchísimo los horarios que acostumbraba a tener y eso fue alterando todos los ritmos de sueño que se mantienen con las estrictas rutinas para levantarse, almorzar y trabajar”.

Una “segunda oleada” está relacionada con dudas de “cómo se va a vivir el día de mañana, cómo se a volver a la vida normal, cómo se llega a fin de mes”. Estas incertidumbres generan que se pierda el sueño a mitad de la noche, insomnio u otros problemas que afectan la buena calidad del descanso.

Hoy en día los problemas son mixtos y hay que atacarlos de diferente manera. No es lo mismo atacar un problema porque te vas a dormir más tarde que uno relacionado con el existencialismo de no saber cómo se vas a subsistir al día de mañana”, apuntó.

Balbo advirtió que la falta de sueño, tiene consecuencias en tres niveles. En primer lugar en el nivel físico,“se producen modificaciones en la actividad del sistema nervioso autónomo, endócrino, metabólico e inmune, con riesgo de desarrollo de enfermedad cardiovascular, diabetes, obesidad, cáncer”. En el aspecto neuro-cognitivo, con “cambios en la atención (reducción dela alerta y de la capacidad para concentrarse), en funciones ejecutivas (disminución en la capacidad de toma de decisiones, creatividad, productividad) y en la esfera afectiva (fluctuaciones en el humor, ansiedad, depresión)”. Por último, en el nivel social, donde se observan cambios en la forma de interactuar con los demás. 

La médica señaló que el insomnio es el trastorno de sueño más frecuente en la población. Se trata de la dificultad para conciliar el sueño, o despertarse antes de lo previsto.

Para graficar la importancia del sueño, Ferrero hizo una analogía entre un restaurant y el cerebro: “En el día se atiende al público. Cuando se va el último cliente se cierra pero los trabajadores no se van a su casa enseguida. Se deja preparado todo para el otro día. Sino se hace al otro día no se va a poder trabajar bien. Con el cerebro es lo mismo. Cuando se duerme se cierra la puerta y se recompone para el otro día”, comparó.

“El cerebro es como un restaurant. Cuando se cierra los trabajadores se quedan a preparar todo para el día sguiente. Con el cerebro pasa lo mismo. Por la noche se recompone para el día siguiente”.

Pablo Ferrerro, médico del Instituto de Neurología y Sueño.

Uno de los lugares donde se aborda el sueño en Neuquén durante la pandemia es en el Servicio de Neumonología del Hospital Provincial Neuquén. La médica Noelia Balbo comunicó que allí se brinda la posibilidad del uso de la telemedicina para sus pacientes. Además indicó que se han hecho encuentros para pacientes a través de plataformas virtuales, dirigido a usuarios de equipos de CPAP, que es un dispositivo en el cual a través de una mascarilla colocada sobre la boca/nariz, se envía una presión para que la vía aérea se abra y la persona pueda respirar normalmente cuando duerme. El equipo se emplea como terapia para el síndrome de apneas durante el sueño (SAHOS).
La profesional resaltó que el sueño saludable desempeña un papel fundamental a lo largo de toda la vida y marcó que la mayoría de los adultos requieren entre 7 y 8 horas de sueño “para poder tener una vigilia adecuada al día siguiente”.
Indicó que tener un buen sueño se relaciona “con mejor salud, proporciona bienestar emocional, ayuda a prevenir la ansiedad y depresión y mejora el rendimiento cognitivo

Recomendaciones para ir a la cama de manera adecuada

Desde el Grupo de Trabajo en Medicina del Sueño y Cronobiología de APSA (Asociación de Psiquiatras Argentinos) y AAMS (Asociación Argentina de Medicina del Sueño se expusieron algunos consejos para que las personas puedan dormir mejor durante la cuarentena.
Uno de los puntos es mantener una rutina de actividades en casa y fijar horarios para despertar, levantarse, acostarse, dormir y comer.
Además se recomendó evitar el exceso de pantallas, celulares, tablets o computadoras, y se desaconseja usarlo en las horas previas a acostarse. 
Otro tips es diferenciar la ropa que se usa durante el día con la de noche y en relación con esto no quedarse todo el día en pijama.
Algo importante es utilizar  la cama solo en horario nocturno y solo para dormir o tener relaciones sexuales. No ver televisión, comer o trabajar desde la cama.
En cuanto el ejercicio físico lo mejor es hacerlo durante la mañana o al menos tres horas antes de irse a dormir.
Para tener un buen sueño es importante tener en cuenta la comida y evitar ingerir bebidas alcohólicas. Asimismo que la cena sea liviana, y evitar carnes rojas y verduras crudas. Además que transcurra por lo menos 2 horas desde que se terminó de comer hasta acostarse. Tampoco consumir entre 4 a 6 horas antes de acostarse mate, café, bebidas cola, las bebidas energizantes, el té y el chocolate. 
Se subrayó de no automedicarse. Los medicamentos para dormir deben ser indicados y supervisados por un médico.


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