La presencialidad y la virtualidad podrían convivir en la Universidad del Comahue

Para poder dar clases híbridas (en el aula y su difusión por streaming) es preciso hacer inversiones millonarias y de a poco esa adaptación va a ir tomando forma. Cómo fue el regreso a clases.

A diferencia de lo que ocurre con otros niveles educativos, la universidad todavía no recuperó la presencialidad plena y el regreso a la normalidad iniciada con el retroceso de la pandemia está atravesada por múltiples conflictos. Así lo reconocieron docentes y estudiantes del Centro Regional Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue, aunque esa misma realidad repite en todo el país.

La interacción cara a cara entre docentes y alumnos solo se recuperó hasta ahora en las asignaturas prácticas. También volvieron las salidas “a campo” para los trabajos de tesis y otros contenidos imprescindibles para la formación en carreras como Biología, Educación Física, Enfermería y Acuicultura.

Pero no existe una prescripción tajante para las clases teóricas, que en muchos casos se mantienen en modalidad virtual. La idea es recuperar la presencialidad de toda la actividad académica recién el año próximo.

El secretario académico del CRUB, Alfonso Aguilar, dijo que está previsto en 2022 volver con una presencialidad “cuidada”, con aforos y recaudos que se parecerán muy poco a la modalidad prepandemia.

En esa línea, una propuesta que ganó terreno es el de las clases mixtas, con un profesor que dicta su materia en el aula para los alumnos presentes pero al mismo tiempo es seguido por otros en tiempo real y vía remota desde sus casas.
Esa metodología exige disponer de cámaras, pantallas y otras tecnologías para el montaje de aulas “híbridas”, con un costo que estimado de 5 millones de pesos cada una. Algo que no está asegurado, en medio del apremio presupuestario que viven las universidades en general, y no solo la UNC.

Las prácticas de la carrera de Enfermería se deben realizar de manera presencial. Gentileza

Aguilar aseguró sin embargo que “la partida está” y que el CRUB podrá contar al menos con una aula híbrida y varios “dispositivos móviles” que se podrán trasladar de un aula a otra para que las clases puedan ser seguidas en presencia y a distancia en forma simultánea.

Aclaró que durante la pandemia pudieron comprobar que la virtualidad brinda otras posibilidades, pero no está previsto sostenerla en forma permanente, como imaginaron algunos cuando la excepcionalidad obligada se extendió más de lo previsto. Subrayó que la propuesta académica del CRUB está organizada a partir de carreras exclusivamente presenciales y no es posible que un estudiante se inscriba con la idea de cursar a distancia. “La virtualidad tiene otra lógica, es otro tipo de oferta y requeriría otro plan de estudios”, explicó Aguilar.

La satisfacción de volver


Entre los estudiantes, el retorno de la presencialidad es percibido como un logro importante y largamente esperado. Pero la incertidumbre se mantiene.

Tobías Moccia es estudiante de Biología y dijo que están “contentos y alegres” con la vuelta de las clases en la sede del CRUB, que se inició de modo parcial a comienzos de 2021 y se consolidó en el segundo cuatrimestre.

“El tema de la virtualidad fue muy duro, y lo sigue siendo todavía -aseguró-. Por los problemas de conectividad, básicamente, y por todas las cosas que uno pierde y no se recuperan”.

Explicó que en su caso personal, con el foco puesto en la tesina de graduación, inició contactos con un grupo de investigación conformado por graduados para avanzar con ese trabajo. Pero le advirtieron de entrada que no sabían si podrían acompañarlo porque le falta el entrenamiento, experiencia, las prácticas de laboratorio y de campo que se perdieron en un año y medio. Admitió con preocupación que tanto él como sus pares comenzaron a percibir que ese déficit es un obstáculo para avanzar en la carrera y les demandará tiempo extra de formación.

“Es un problema serio, que nos desanima y hasta nos da miedo. No sé si en otras universidades fue tan grave”, dijo Moccia.

Señaló que para el año que viene el panorama todavía es difuso, ya que si bien la pandemia bajó en intensidad y casi todos están vacunados, la universidad no confirma oficialmente que vuelve la presencialidad plena. “Es una preocupación y no se termina de resolver -afirmó el estudiante-. Lo dicen muchos por acá, incluso los profesores”.

Dudas multiplicadas


El CRUB concentra en Bariloche el dictado de 15 carreras, entre ingenierías, licenciaturas y profesorados. Las más numerosas son Enfermería y Educación Física. En total alberga unos 2.500 alumnos.

El aula de Enfermería con prácticas presenciales en la Universidad del Comahue en Bariloche. Foto: Gentileza

El secretario Académico dijo que no tienen medido todavía si la virtualidad impactó en un mayor nivel de deserción, porque ya había aun antes del coronavirus una proporción grande de jóvenes que no pasaban del primer año.
Dijo que esa constante estadística rondaba entre el 30 y el 50% y se potenciada por el ingreso irrestricto.

Señaló que en la actualidad “se está haciendo una evaluación”, pero aunque no haya todavía datos duros “el impacto de toda esta situación sobre los estudiantes fue indudable”.

Aguilar dijo que no hay una “linealidad” en la interpretación sobre los aspectos positivos y los perjuicios que acarrea como contrapeso la virtualidad forzosa.

Dijo que tanto esa modalidad como la clase presencial tradicional “tienen aspectos inclusivos y otros excluyentes”.
Señaló que el nuevo escenario “supone repensarse como alumnos y como docentes”, y que “hubo cátedras que valorizaron más que otras” la nueva situación.


Lo que piensan los docentes


Entre los profesores que debieron adaptarse sobre la marcha estuvo Lilen Reising, quien dicta la materia Esquí II a los alumnos de cuarto año de Educación Física. En 2020 directamente no tuvieron clases prácticas y este año -protocolos y falta de nieve mediante- comenzaron recién el 23 de agosto.

Señaló que en total, según el grupo, tuvieron un mínimo de 11 y un máximo de 18 clases prácticas y fue posible esa intensidad porque la universidad aportó un docente más para la cátedra. Según Reising, les llamó mucho la atención que los chicos se presentaran en las clases “con un alto interés en participar, en juntarse, algo que antes no se veía tanto”.

Se declaró sorprendida por “la capacidad para asimilar las cosas” que mostraron los alumnos. En su asignatura debieron “acomodar los contenidos teóricos” y enfocar las clases prácticas en los con menos trayectoria de esquí, que habían cursado la materia en 2020, cuando fue todo virtual.

Situaciones parecidas enfrentaron los estudiantes de Biología, Matemática o Enfermería. Estos últimos suplieron en parte las prácticas con muñecos. No solo los clásicos “torsos” que se utilizan para las prácticas de RCP, sino con otros más sofisticados, que permiten mediante un software simular situaciones problemáticas para que el practicante las resuelva.

La recuperación de la presencialidad en las prácticas está todavía muy restringida. Mariana Reissig, coordinadora de la licenciatura en Ciencias Biológicas dijo que fue un gran paso la vuelta a las clases empíricas pero recién ahora se están acostumbrando a la nueva modalidad. “A los estudiantes los veo contentos con volver a la presencialidad, hubo materias que fueron completamente virtuales durante más de un año y fue realmente difícil, bastante traumático”, argumentó.


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