Laguna Rosales, un paraíso a 7 km de San Martín de los Andes

Continúa el viaje fotográfico por las maravillas de la Patagonia. En esta escala, nuestro corresponsal Patricio Rodríguez nos lleva de paseo a laguna Rosales, ideal para vivir unas horas de naturaleza pura muy cerca de la aldea de montaña neuquina.

Avistaje de aves entre paisajes de cordillera, trekking por los senderos de Huella Andina, respirar aire puro entre los ñires, los coihues, los maitenes y los radales, caminar entre suaves desniveles, dejar que la mirada vaya del agua a la cordillera y vuelva.

Una tarde de otoño frente a la laguna. Foto: Patricio Rodríguez.

Eso, un baño de naturaleza , es lo que ofrece la laguna Rosales, a solo 7 kilómetros de San Martín de los Andes por la ruta provincial 62 que conduce al lago Lolog en el Parque Nacional Lanín, en la transición entre la estepa y el bosque.

Foto: Patricio Rodríguez.

Patricio Rodríguez, nuestro corresponsal, la recorrió con su cámara y hoy sus fotos nos llevan de paseo por ese paraíso.
Se trata de una zona habilitada todo el año para ser visitada: su belleza y cercanía la hacen cada vez más elegida.

Foto: Patricio Rodríguez.

Está a unos 15 minutos de auto y a unos 40 en bicicleta y por si le faltara un atractivo la atraviesa la Huella Andina en la etapa 16 de la gran senda de 576 km en la Patagonia.

La atraviesan las sendas de Huella Andina. Foto: Patricio Rodríguez.

Según la época del año, pueden avistarse aves como Chucao, Huet Huet, Rayadito, Halconcito colorado, Tero común, Cauquén Real, Cauquén común, Comesebo patagónico, Rara, Pato Barcino, Pato Maicero, Pato Colorado, Gallareta ligas rojas y Huala, entre otras.

Desde San Martín, son unos 40 minutos en bicicleta. Foto: Patricio Rodríguez.

Desde la tranquera de acceso hasta llegar a la laguna, un camino de unos 3 kilómetros te mete de a poco en el bosque andino patagónico. Una vez en la laguna, hay dos opciones: recorrerla por la margen norte o la sur. Ambas finalizan en un mallín por lo general intransitable por ser un terreno inundado.

Foto: Patricio Rodríguez.

El mallín funciona como una esponja: las raíces de las plantas retienen y almacenan el agua de lluvia, nieve y deshielo. Actúan así como amortiguador y evitan inundaciones.

Naturaleza pura. Foto: Patricio Rodríguez.

Además, en épocas de calor, la presencia permanente del agua disminuye la desecación y erosión del suelo.

El toque dorado del otoño. Foto: Patricio Rodríguez.

Un humedal como la laguna Rosales ofrece plantas nutritivas para las aves, como hierbas y gramíneas.

El mallin Foto: Patricio Rodríguez.

Algunas especies, como los cauquenes, eligen este ambiente para nidificar y reproducirse. Con el frío, vuelan hacia zonas más cálidas, para regresa cada primavera.


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