Las neuquinas que le dan de comer a niños vendedores ambulantes y otras historias solidarias

Esta semana, el gesto de una moza que atendió dedicadamente a una mujer con dificultades para movilizarse y escuchar se hizo viral en Neuquén gracias a que un joven, que estaba comiendo en el lugar, presenció la situación y compartió el relato en su cuenta de Facebook.

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Este reconocimiento social a permitido que llegue a muchos un gesto que muchas veces quedaría sólo entre los involucrados, pero un celular logra amplificarlo y que sean muchos lo que puedan valorar la actitud y aprender del ejemplo.

Así ocurrió, por ejemplo con las mozas que vistieron la mesa para los niños que habían entrado al bar para vender bolsas de residuos. Ellas les preguntaron si habían comido, ellos respondieron que no y ella, una clienta que observó todo, lo contó en sus redes sociales.

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“Vasos de colores, gaseosas, panera, servilletas. Ellos, unos señoritos ingleses, inmutables, a la espera. Aparecieron las dos mozas con tres platos abundantes de milanesas con papas fritas, se les dio a cada uno y le cortaron la carne a los mas chiquitos. Un real banquete”. Así describió la situación la usuaria de Facebook y los comentarios se llenaron de felicitaciones.

Otro que también salió virtualmente de su local para que su actitud fuera conocida en la ciudad fue el librero, Gabriel Barros. Facebook fue el espacio por el cual se replicó el cartel que había puesto en su comercio, que finalmente tuvo que cerrar, y en el que comunicaba que se negaba a aumentar los precios.

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Entre quienes reconocieron su actitud como una postura que buscaba cuidar a los clientes, también estuvieron quienes sospecharon de una estrategia para darse a conocer. Pero Barros no se detuvo mucho en este punto: “es una cuestión de estar acá, de ver siempre las mismas caras y te pesa decirle un día que algo sale treinta pesos y a los dos días sale sesenta.”

Otro comerciante que se volvió “viral” fue Francisco Gallo, conocido como el juguetero del Bajo. La historia comenzó en 2015, cuando dos chicas y un niño de 15, 9 y 10 años rompieron la vidriera de su comercio para robar peluches. “Lo que se llevaban no tiene valor de reventa. Lo querían para ellos. Cuando pueda se los voy a regalar”, dijo Gallo en ese momento, y no sólo cumplió sino que los tres se convirtieron en más y más niños, gracias a su campaña “Un amigo por un amiguito”.

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La iniciativa consiste en recibir juguetes en desuso, reciclarlos y llevarlos a hospitales, iglesias, merenderos. La idea de Gallo, quien pasó a integrar la organización “Víctimas por la paz”, tuvo gran repercusión en las redes sociales. Este mismo espacio usa el juguetero, también, para reconocer a otros. En mayo acompañó la foto de un colectivo con el siguiente texto: “Siempre nos quejamos del servicio de los colectivos y sus choferes, pero hoy me tocó presenciar la humana acción de el chófer que a las 11:15 se salió de su recorrido para asistir a una Señora descompensada y llevarla al hospital Bouquet Roldán. Sigo confiando en la grandeza de la gente! Gracias SEÑOR CHOFER!!!!!!”

De esta forma Gallo parece demostrar que hay una intención no dicha, pero buscada por muchos, de que reconocer e imitar las buenas acciones ¿Tenés alguna historia más para contarnos? Esperamos tus comentarios.