Estiman la mortandad de 100.000 ovejas por las nevadas en la Región Sur

El dato es preliminar y se tendrá una conclusión final cuando los pobladores puedan regresar al campo. Desde Inta advierten que el ganado ovino es "más susceptible" a las nevadas. En algunos sectores acumuló más de un metro.

 El daño todavía no fue mensurado con exactitud porque en muchos campos de la región esperan que se retire la nieve para efectuar relevamientos exhaustivos, pero la mortandad que de animales ya supera los 100.000 ovinos y los productores necesitarán un vasto plan de asistencia para recuperar sus majadas.

 El subsecretario de Ganadería de la provincia, Tabaré Bassi, estimó en forma preliminar que las nevadas dejaron en la región Sur una pérdida que puede rondar los 100 mil ovinos, 15 mil caprinos y unos 5.000 vacunos.

 El impacto varía según la zona, pero indicó que el promedio mortandad es de uno 20 a 40% de las majadas, aunque habría casos de hasta el 80% en los campos de mayor altura.

 Bassi dijo que los productores “se venían recuperando de los años del volcán y de la sequía”, pero el invierno riguroso volvió a poner a prueba la ganadería de pequeña escala en la estepa y la zona de cordillera.

 Aclaró que los números de los que disponen son solo proyecciones y recién habrá datos más precisos cuando los productores puedan recorrer los campos. Las evaluaciones no estarían listas hasta septiembre, cuando empiece el período de esquila.

 Bassi dijo que con esos elementos definirán luego las políticas de ayuda para el sector, con el objetivo de “repoblar” los campos. Anticipó que habrá aportes no reintegrables para los productores chicos y créditos blandos para los medianos y grandes.


Más de un metro de nieve


 Las nevadas comenzaron en junio y fueron más abundantes que otros años. Se combinaron además con heladas muy fuertes, que compactaron el manto blanco. Una referencia publicada por el Centro de Estudios Patagonia indica que en el paraje Lipetrén Grande (a 1.173 metros sobre el nivel del mar) la precipitación nívea entre el 21 de junio y el 20 de julio acumuló 110 centímetros.

 Durante ese lapso las temperaturas mínimas variaron entre -5 y -15 grados y las máximas nunca superaron los 5 grados, lo cual redujo notoriamente la tasa de derretimiento. La consecuencia fue el aislamiento de los animales y su imposibilidad de acceder a las aguadas y los pastizales naturales.

 El director de la estación experimental Inta Bariloche, Mauro Sarasola, explicó que la oveja es “más susceptible” a las nevadas y tiene menos capacidad de sobrevida, y que entre los caprinos ocurre lo mismo con la especie “angora”, que es la predominante. Las cabras criollas son más resistentes “pero no hay tantas”, como sí ocurre en Neuquén.

 Señaló que la estrategia ideal para enfrentar este tipo de clima invernal es disponer de cobertizos y un buen acopio de forrajes. Dijo que el pequeño productor tiene en cuenta la importancia de ingresar al invierno con reserva forrajera, pero este año la provisión se complicó por la pandemia.

 Dijo que el relevamiento todavía no está completado porque falta llegar a muchos campos y comparar luego con los stocks previos, que es una información aportada por el Senasa. Señaló que los mismos pobladores no recuerdan nevadas así “en los últimos 20 años”.

 Sarasola dijo que el área más afectada son las tierras altas (arriba de los 1.000 metros) donde todavía perdura hasta un metro de nieve. Lo describió como una media luna que va desde Ñorquinco al sur, pasa por Anecón, Onelli, Laguna Blanca, Pilquiniyeu del Limay, hasta Mencué y Colán Conhue. También habló de otros parajes que sufrieron mucho las nevadas como las zonas altas de Llanquín y Arroyo Chacay.


Relevar y resarcir


 Otra técnica del Inta Bariloche, Franca Bidinost (coordinadora de la plataforma de Innovación Tecnológica en Región Sur), dijo que no hay por ahora una medición de los daños, “pero sí se sabe que el saldo va a ser muy duro”. Estimó a priori que las pérdidas promedio estarán entre el 25 y el 30%.

 Señaló que ahora comenzarán los relevamientos, la presentación de declaraciones juradas “y las estrategias de resarcimiento”.

 Bidinost explicó que las pérdidas no sólo se traducirán en el número de los animales muertos sino en la calidad de la lana y el pelo, que es la principal fuente de ingresos del productor rural. Otra consecuencia esperable es la escasez de corderos en el verano.

 Subrayó que el daño mayor se produjo en los campos altos, de hasta 1.300 metros, que quedaron aislados durante varias semanas y los animales no recibieron alimento. En esos sitios, además se concentran los productores más chicos y con menos recursos.

Dijo que trabaja en la zona desde hace 22 años y no recuerda impactos tan fuertes por una temporada de nieve. “Se llegaron a armar trineos con esquíes viejos para trasladar fardos -aseguró-. Es algo que yo nunca había visto”


Asistencia selectiva


 Bassi dijo que luego del relevamiento y de la esquila la provincia deberá desplegar programas de ayuda para la producción de baja escala y la ganadería de subsistencia, que les sirva para reponerse del invierno. Esas políticas ya quedaron delineadas de alguna forma cuando Río Negro declaró el 24 de julio el “desastre agropecuario” para los departamentos Bariloche, Pilcaniyeu, El Cuy, Ñorquinco, 25 de Mayo, 9 de Julio.

 El funcionario dijo que en la etapa actual la prioridad que se fijaron es “asistir a las personas”, con gas, leña y otros insumos básicos, porque “el riesgo principal es el que corre la vida humana”. La segunda etapa será “el llegar con forraje a las zonas más afectadas”, en tercer lugar “el fortalecimiento de los bancos de forrajes” para estar más prevenidos ante futuras emergencias y el cuarto, hacia fin de año, los planes de “repoblamiento” y recuperación de las majadas.

 Sobre esto último anticipó que en principio habrá aportes no reintegrables para el productor chico (hasta 400 animales) y líneas de financiamiento accesible para el mediano (400 a 750 animales) y para el grande (750 a 2.000). Aclaró sin embargo que en la calificación no solo se tiene en cuenta la cantidad de cabezas, sino que hay otros parámetros como la tierra disponible y el desarrollo de otras actividades productivas. De modo que “se atenderán casos especiales”.


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