Las siete trampas en las rutas de la región que invitan a la imprudencia

Las vías nacionales en Río Negro y Neuquén tienen sectores que “engañan” y cuando aumenta el tránsito son una tentación a hacer maniobras imprudentes que ponen en riesgo la vida.

Redacción central y agencias

La muerte de cuatro personas por un choque frontal sobre la Ruta 237 actualizó el tema de la seguridad en las rutas de la región, sobre todo, durante las temporadas turísticas.

Según el intendente de Piedra del Águila, Julio Hernández, el mal estado de las rutas es una de las principales causas de accidentes. En este caso, el sector donde ocurrió el siniestro, en Collón Cura, había sido reparado a fines de diciembre por Vialidad Nacional.

El otro punto que señaló el funcionario fue la imprudencia y en eso coincidió el director provincial de Seguridad Vial, Lucas Gómez.

Afirmó que las rutas más transitadas (40, 22 y 237) en “su gran mayoría están en condiciones óptimas” e indicó que el 90% de los siniestros ocurren por causas humanas.

Gómez explicó también que a más carga vehicular, más siniestros, lo que ocurre durante la llegada del turismo. Por ejemplo, la Ruta 237 registró el paso de unos 700 vehículos por hora desde las Fiestas de Fin de Año.

Según dijo Hernández a Cumbre, los turistas llegan cansados, desconocen la ruta y hay tramos que no están en buen estado. Gómez sumó que también hay un incremento del tránsito nocturno. Ante este panorama, la respuesta es una: “ir más despacio”.



En la jurisdicción de General Roca hay dos tramos de las Rutas 22 y 6, que siguen siendo complejos. Uno de ellos es el cruce de calle Félix Heredia y Ruta 22, donde en los últimos meses se produjeron varios siniestros viales que terminaron con personas fallecidas.

La falta de señalización, de semáforos y de iluminación, sumado a la negligencia de los conductores han transformado este sector en un verdadero peligro no sólo para los automovilistas que circulan hacia algún destino turístico sino también para los propios vecinos que habitualmente deben cruzar para desarrollar sus actividades diarias.

A fines del 2021, un grupo de personas realizó distintos reclamos para exigir la instalación de semáforos, pero por ahora no han logrado respuestas de las autoridades de Vialidad Nacional ni tampoco del municipio.

El otro tramo que resulta difícil es el de la Ruta Provincial 6, que une Casa de Piedra con General Roca.

Se trata de 120 kilómetros de asfalto que se encuentran en buen estado para la circulación.
Fuentes del Cuerpo de Seguridad Vial señalaron que aquí, el problema radica en los conductores.

“Muchos de ellos vienen manejando desde Buenos Aires o de cualquier otro punto del norte del país y cuando llegan a ese sector quieren llegar en poco tiempo, y muchas veces eso termina en un siniestro vial”, explicaron.

Incluso hace unos años se implementó una campaña para advertir a los automovilistas que circulaban a primera hora de la mañana o entrada la tarde noche, para que se detengan a descansar y de esa manera evitar accidentes en ese desolado sector donde además no cuentan con señal de celular ante cualquier tipo de emergencia.



En el tramo que recorre la Ruta 22 desde Mainqué hacia la zona este de la provincia, la zona más peligrosa es la que une Chelforó (al este de Chichinales) con Choele Choel. Durante el 2021 -en un sector de no más de 20 kilómetros- se registraron cinco siniestros viales que terminaron con la vida de cinco personas.

En los últimos meses del año pasado, Vialidad Nacional realizó el “cepillado” de ese tramo que se fue deteriorando por el paso de los camiones con carga aunque todavía falta señalizarlo.

“Pero ese no es el único problema, los inconvenientes también surgen por la imprudencia de los conductores”, señalaron desde esa unidad.

En el tramo que une Chichinales con Huergo, la finalización de la autovía trajo alivio y redujo notablemente los índices de siniestralidad. “Igualmente se pueden observar algunos por alta velocidad o por choque en la rotonda o los semáforos de Regina pero en su mayoría son menores”, explicaron desde el área de Tránsito de Chichinales.



Tomando los distintos datos históricos de los accidentes que se registran entre Río Colorado-Choele Choel sobre la Ruta nacional 22 y entre Río Colorado-Conesa por la Ruta nacional 251, las principales causas son la monotonía que causan las casi rectas de 140 kilómetros entre las localidades.

Donde se registran la mayoría de los sucesos violentos son: en dirección a Conesa es entre el kilómetro 30 y 70. Mientras que en dirección a Valle Medio por Ruta nacional 22, entre 890 y 960.

Según los profesionales que habitualmente acuden a los siniestros, son en esos sitios donde comienza a notarse el cansancio y somnolencia de los conductores que suelen viajar largas horas entre el sur del país y el norte.

También suele suceder en época estival donde los turistas pasan más de 12 horas al frente del volante con espacios muy cortos de descanso.

A lo largo de los 140 kilómetros -en dirección a Choele Choel- sobre la 22 existen pronunciadas ondulaciones y banquinas descalzadas por la falta de mantenimientos que son un verdadero peligro a los conductores relajados.

También el punto oscuro donde las estadísticas marcan números preocupantes donde a diario se puede ver la imprudencia de los conductores es en el cruce entre la 22 y 251, a 29 kilómetros de Río Colorado.

Es el sitio donde distintos gobiernos locales y provinciales inclusive representantes en las bancas nacionales anunciaron en reiteradas ocasiones la construcción de una rotonda, incluyendo el ensanchamiento de la ruta y moderna iluminación, que suplantará el “añejo cruce”.

En este lugar es común que los choferes que van por la 22, ingresan en contramano a la 251, en esa zona es muy “común “que conductores luego de ingresar a la dársena, cruzan la cinta asfáltica sin mirar para atrás y terminan colisionando. Y regresando de Conesa, muchas veces al viajar en altas velocidades, no se percatan del cruce y terminan contra los alambres perimetrales del campo del lugar.



El mal estado de la Ruta nacional 40 entre Bariloche y El Bolsón fue motivo de reclamo meses atrás por parte de legisladores de Río Negro y concejales que pidieron mejoras a Vialidad Nacional.

En este trayecto de 120 kilómetros hay sectores con desniveles, zonas de hundimiento de la calzada, grietas y otras imperfecciones a lo que se suma el riesgo por tratarse de un camino de montaña, con curvas y contracurvas que en algunos puntos son cerradas y pronunciadas.

Uno de los sectores más complicados de transitar es el llamado Cañadón de la Mosca, a pocos metros del acceso al lago Steffen, por la sinuosidad de la traza. Allí falta señalización y demarcación, que complican la conducción especialmente de noche o ante tormentas de lluvias y nieve, por eso son recurrentes los siniestros viales.

Otro punto crítico de la ruta es la zona del kilómetro 1.977, a la altura del lago Guillelmo, donde hay pronunciados hundimientos y deformaciones de la calzada que pueden generar inestabilidad en el vehículo si no se toma con precaución. En ese punto años atrás se sucedieron aludes y desbordes de un arroyo al que le realizaron tareas de contención, pero se mantienen las imperfecciones sobre la cinta asfáltica.

Entre Bariloche y El Bolsón


En el Valle Inferior, hay dos puntos viales con alto nivel de siniestralidad: el ingreso a Viedma por la Ruta nacional 3, en la zona del Idevi, y la conexión entre la Capital y la costa atlántica, especialmente en el tramo al balneario El Cóndor.

El segmento de la Ruta 3 que atraviesa la colonia del Idevi presenta un alto riesgo porque siempre es posible una mala maniobra de salida o de incorporación de algún vehículo desde los innumerables caminos vecinales de la colonia.

Además, el sector presenta una importante circulación en ciertas épocas del año o en horario del día, y se combinan con el tránsito de alta velocidad que también se advierte.

Por otra parte, la Ruta N° 1 -Camino de la Costa– registra un importante índice de peligrosidad, que se potencia en el verano al incrementarse su movimiento, incluso con largas colas de vehículos en algunos momentos y las inadecuadas maniobras existentes.

La llamada curva del Senasa, en el kilómetro 25, es el punto con mayor siniestralidad en esta ruta que une Viedma con El Cóndor. Ese trecho es complejo y el rodado puede ser incontrolable si se transita en alta velocidad.

La peligrosidad del Camino de la Costa se repite cuando se transforma en ripio, entre la Lobería y el acceso al Puerto San Antonio. Su característica puede sorprender a los conductores no avezados en ese terreno, que aparenta firmeza pero es inestable.

Otro punto peligro se corresponde con la Ruta nacional 3, entre Villalonga y Carmen de Patagones. Igualmente, los técnicos en accidentología vial afirman que la mayoría de los hechos tienen un origen en una “maniobra indebida”.


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