Le dieron 13 años por crimen tras una discusión

El homicidio se produjo en una vinería del oeste neuquino. Además de la víctima fatal, hubo otros dos heridos

NEUQUEN (AN).- Un joven acusado de asesinar a otro de un balazo, y de herir a dos personas más, fue sentenciado a 13 años de prisión y como tenía una condena anterior por una tentativa de robo, perdió la libertad condicional y le sumaron seis meses más de pena. Todo comenzó con una discusión por un vuelto de 10 pesos.

El crimen ocurrió en el corazón del oeste neuquino, lejos de las glamorosas luces del centro de la ciudad y allí donde los avisos de la prosperidad oficial se desdibujan frente a la contundencia de la realidad.

El 24 de mayo del año pasado, a las 7 de la mañana, en la vinería «Drunk» (borracho, en inglés) un grupo de jóvenes que le hacían honor al nombre del comercio sostuvieron una discusión por motivos triviales que terminó a los tiros.

La víctima fatal fue Pablo Ramos, de 18 años, quien perdió la vida por un disparo en la cabeza. Su amiga Lorena Sánchez recibió un balazo en la boca que le destrozó el maxilar, mientras que Pedro Herrera sufrió una herida en una pierna.

Como autor de los disparos fue condenado Elías Daniel Páez, de 19 años, quien fue capturado dos meses después .

Durante la compleja investigación abundaron las contradicciones entre los testigos, algunos de los cuales modificaron más de una vez su versión para beneficiar al imputado. Dos de ellos serán investigados ahora por el presunto delito de «falso testimonio».

De acuerdo con la sentencia dictada por la Cámara Criminal Primera, el día del hecho estaban en el boliche ubicado en Doctor Ramón y Rohde el hijo del dueño, Cristian Gómez Cadile, y sus amigos Jorge Pérez, Gloria Morcon, Elías Páez (quien portaba un arma de fuego) y su hermano Jeremías.

Las víctimas eran clientes de «Drunk», y esa madrugada habían ido varias veces a comprar bebidas. Golpeaban un improvisado portón, desde adentro los atendían, y les entregaban el alcohol a cambio del dinero.

La última vez, a eso de las siete de la mañana, el cantinero demoró en dar el vuelto de 10 pesos. Pablo Ramos se enojó, hizo a un lado el portón e ingresó al local acompañado por Lorena Sánchez. Herrera se quedó en la vereda conversando con una pareja.

Ramos y Elías Páez, según los testimonios, se trenzaron en una discusión. Dice la sentencia que la víctima «provocaba con palabras propias de quien suele tomar unas copas de más, minimizando el peligro del hombre armado, ajeno por completo a lo que se avecinaba».

Lorena fue la que advirtió que Páez estaba a punto de disparar y se puso delante de Ramos. «Pensé que a mí no me iba a tirar», dijo, pero se equivocó y recibió un disparo en la boca que le fracturó el maxilar y le destrozó los dientes.

Páez disparó otra vez; la bala le ingresó a Ramos por la oreja izquierda, atravesó el cráneo y provocó una lesión fatal en la médula espinal. A todo esto Herrera escuchó los gritos y los tiros, se asomó al interior del local y recibió en la pierna izquierda el tercer disparo que el imputado efectuó esa mañana.

Después de la agresión, los hermanos Páez escaparon. En base a testimonios, dos meses después Elías fue detenido y en la casa de su concubina encontraron el arma homicida.


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