Le pusieron arte y color de vida a las paredes del hospital Zatti

Delia Giambernardi y su hija Magdalena Rivas, dos artistas plásticas viedmenses donaron 40 cuadros al nosocomio de Viedma.

Los agradecimientos a los hospitales suelen estar vinculados a la salud física. Pero existen otros que van más allá. Esos que apuntan a lo espiritual y a la necesidad de ponerle color, energía, formas diferentes al alma que ayuden a salir -aunque sea con una mirada- de ese momento de dolor, incertidumbre o por el padecimiento del ser querido que se acompaña.

A los hospitales se concurre por una dolencia propia o ajena, en la mayoría de los casos, sin dejar afuera la alegría por la llegada de una nueva vida. Cuando los peores momentos pasaron, en mucha gente queda el agradecimiento por la atención recibida y la necesidad de recompensar ese servicio. Los profesionales del hospital Zatti de Viedma son merecedores con frecuencia de ese “gracias” que no tiene comparación. Y ese agradecimiento tiene distintas formas.

Uno de los últimos le colgó arte a las paredes. Un ser querido estuvo internado un par de días y el reconocimiento por la atención recibida se trasformó en más de 40 cuadros de gran tamaño con imágenes de reconocidas figuras, incluida la famosa enfermera pidiendo silencio. Mariposas, flores, lugares de ensueño, colores y trazos artísticos que, sin duda, deben soltar la imaginación de quien los aprecia y alejar el dolor o la preocupación.

Llenar el alma de esperanza aunque sea por un momento. Esa fue la intención de Delia Giambernardi y su hija Magdalena Rivas, dos artistas plásticas viedmenses que le pusieron arte y color de vida a las paredes del Zatti en grandes dimensiones que generan una gran atracción entre pacientes, visitantes y personal hospitalario.

Aportes poco frecuentes

Para las integrantes de la Cooperadora del Zatti que realizan un impecable trabajo de servicio no sólo en lo referido al material hospitalario y los pacientes sino que son las que se encargan de recibir donaciones y distribuirlas, todo es bienvenido.

Consultadas sobre reconocimientos pocos habituales destacaron los libros “Payadas de Vida” aportados por Roberto Julián Pérez Cedrón y un dinero mensual considerado. Otros llevan desde un bolsón de papel higiénico hasta microondas para la sala de Neonatología.

En este sentido destacaron el compromiso de un grupo de mujeres del barrio Las Flores a las que no les sobre el tiempo ni el dinero que se reúnen los martes en la capilla Nuestra Señora de la Patagonia para confeccionar ropita para los bebés que nacen en el hospital.


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