Lecturas recomendadas: la conmovedora “El niño del tren”

La profesora Cecilia Boggio sugiere hoy la novela escrita por el italiano Paolo Casadio, que comienza en 1935, en Fornello, en los Apeninos italianos y atraviesa no sólo la vida de ese pueblo y sus habitantes, sino la guerra, las deportaciones, y los lazos que se unen.

Nuestro libro de hoy: “El niño del tren”, Edhasa 2018, es una conmovedora novela escrita por el italiano Paolo Casadio, autor sumamente premiado en su país, que ha publicado además “Alan Sagrot” y “El cuarto verano” en coautoría con Lucía Caravelli. Ésta es la primera de sus novelas que se traduce al español.


Casadio, nacido en Ravenna declara en un reportaje que siempre se interesó por los dialectos de su tierra y por los trenes. Al final del libro en Notas del autor comenta que al conocer un breve escrito de Peranizzi, un empleado ferroviario, pensó en la novela que nos ocupa.

El 18 de junio de 1935 el matrimonio de Giovannino y Lucia Tini llegan a la estación de Fornello en el valle del Muccione, en los Apeninos, viene también Romeo en el vientre de su madre embarazada de seis meses y con ellos Pipito el perro que forma parte de la familia. Los reciben Rinaldo, el subjefe y el cartero Sebastiano.

Él es el nuevo jefe de la estación, cargo que ha obtenido por concurso, luego de afiliarse con reticencia al partido del Duce, es un ascenso en su carrera a pesar de que la estación carece de importancia y no hay un pueblo que la rodee, sino pobres casas de campesinos diseminadas alrededor del valle.

Podríamos señalar tres momentos en el relato: en la primera la familia conoce y aprende de los campesinos una nueva forma de vida, donde el dinero no circula porque se usa el trueque, donde la pobreza no cierra los corazones y da paso a la solidaridad.


Conoceremos a los distintos componentes de ese reducido núcleo, con sus rutinas y sus tiempos, al maestro y sus alumnos, a la familia que hace los quesos compuesta por el padre ciego y sus dos hijas ya grandes que andan descalzas y le cambian a Lucía queso por sus zapatos.

Conoceremos a la comadrona, a la viuda, al cura, a la familia Galeotti que luego partirán hacia Etiopía atraídos por la quimera del posible imperio italiano en esa parte de África, entraremos al almacén de ramos generales que no vende productos frescos y caminaremos como Lucía y su bello hijo por esos senderos montañeses, embarrados en el lluvioso invierno, perfumados en la tibia primavera. Los Tini serán parte de esa comunidad y no habrá evento al que no sean invitados. Vida detenida mientras que detrás están el ambiente de guerra, la propaganda y persecución política, pero también las diversiones y hasta un viaje para conocer el mar.

El autor nos tiene siempre alertas, el destino con sus contradicciones acecha en toda felicidad y los lectores esperamos ese momento que llegará en diciembre de 1943 cuando un tren con furgones cerrados, cargados de personas rumbo a los campos de concentración alemanes deba pasar una noche en la estación por un problema en las vías.

Tini logra que dejen bajar en la estación a los deportados, los alimentan con comida que las familias les preparan e intentan aliviarlos en su desesperación.


Entonces Romeo conoce a Flavia, la niña judía que era deportada junto a su padre. Los dos niños se enamoran, como dice el autor, son dos seres inocentes y puros que tienen “la humanidad intacta”.

No cuento más, es apasionante el desenlace, que conoceremos completamente en el tercer momento ya en el año 2016.

De ritmo cambiante el narrador que todo lo sabe nos permite una lectura ágil que sin duda los atrapará, como me sucedió a mí.


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