Líneas de ayuda, la contracara del ciberbullying

Mirta Itlman*

El distanciamiento físico, como medida preventiva desatada por el CV19, empujó a los niños y adolescentes a intensificar sus comunicaciones e interacciones por los medios digitales y a los psicoanalistas a analizar sus mensajes y sus consecuencias en la salud mental.

Sabemos que los escenarios virtuales son parte de la vida cotidiana. Son soportes y canales comunicacionales donde se sostienen y se construyen vínculos familiares, entre pares y homólogos institucionales, donde se expresan las identidades y se arman tejidos sociales. Sostenemos y construimos nuevos vínculos o los destruimos.

Las mismas cualidades y características de internet: inmediatez, alto impacto, portabilidad, anonimato, alcance global, falta de supervisión, enfrentan a los niños a grandes riesgos vitales, psicológicos y sociales, pero también a la posibilidad de encontrar apoyo.

Las experiencias simbólicas que se generan en el mundo digital impactan en la salud mental de niños y jóvenes, o sea en la manera de sentirse, pensarse y comportarse que afectan su bienestar personal y relacional de manera positiva o de lo contrario, los dañan, poniendo en riesgo su desarrollo .

Es la violencia dentro de las redes (ciberbullying)y fuera de ellas (maltrato físico, psicológico, abuso sexual y negligencia) lo que provoca daños físicos, psíquicos y sociales en niños y jóvenes. Observamos efectos tales como, dificultad para expresarse, confusión, desconfianza en el otro y en sí mismos, alteraciones en la socialización, dificultades de aprendizaje, inseguridad, trastornos de conducta, hipervigilancia, autolesiones, suicidio, entre otros. Las secuelas que conllevan estos tratos en el padeciente pueden ser devastadoras y de larga duración.

El acoso virtual es un ejemplo de las conductas agresivas contra una persona o grupo con la clara intencionalidad de causar daño y es el que más preocupa a los niños y jóvenes entre los 9 y los 15 años ya que provienen de sus compañeros o amigos. Los que sufren acoso son, por lo general , los más vulnerables o los que están más aislados de su grupo.

Al igual que los niños maltratados sufren el silencio, la soledad y la imposibilidad de compartir con otros sus sentimientos, dentro o fuera de la familia. También debemos considerar que por lo general sus relatos no son tomados en cuenta, sea por negación o porque toca algún recuerdo personal traumático en quien lo escucha o bien porque escuchar el padececimiento provoca mucha angustia.

La falta de recursos psicológicos de niños y adolescentes para enfrentar estas situaciones podrá subsanarse dependiendo de lo que el mundo circundante les brinde. Fundamentalmente una escucha que pueda alojar el sufrimiento, acoger las ansiedades y sentimiento de desamparo para lograr una comprensión afectiva, cognitiva y comportamental de los sucesos en los que se ven atrapados y en los cuales son tratados como objetos y no como sujetos.

En el caso del ciberacoso, el adulto debe favorecer un uso responsable de las tecnologías de la información y la comunicación, facilitando competencias que permitan la autoprotección ante potenciales riesgos.

Guiar a los niños motiva pensamientos para que se den cuenta con quien interactúan, cuáles son los mensajes que envían y reciben, siendo ésta la manera de construir resiliencia digital. (S.Livingstone). Recordemos que un niño agredido es un niño desprotegido. La acción principal para con ellos es la reflexión y la comprensión.

Otro recurso con que cuentan los niños acosados por las redes y fuera de ellas son las líneas de ayuda, consideradas una estrategia indicada para las comunidades más afectadas. Según datos de la OMS 2020, a nivel global, la mitad de los chicosy jóvenes estuvieron sujetos a violencias.

Las líneas de ayuda son una puerta de entrada para los que piden apoyo y resguardo. Son ellos mismos, los niños y adolescentes, los que buscan activamente información o cuidados. Las experiencias demuestran que niños y jóvenes se contactan entre ellos y hacen su propia consulta a las helplines cuando no tienen una red social de contención y guardan la esperanza de encontrarse con un profesional que les genere confianza.

El objetivo principal de estas lineas es proteger a los niños. Lo hacen desde la asistencia de situaciones de emergencia hasta la derivación a los servicios de más larga duración.

Solo el hecho de escribir sus historias puede resultar en un alivio inmediato y un efecto terapéutico en sí mismo con el potencial agregado de reducir la angustia y el estrés. No se trata solamente del encuentro con el otro que apacigua y calma sino de la posibilidad de que esas cualidades se hagan propias produciendo un efecto reparador.

Siendo los mensajes en las mentes de nuestros niños los que tenemos que observar, es imperioso que la ciudadanía en su conjunto y todos aquellos que trabajamos en pos del bienestar mental estemos atentos y abiertos a explorar las oportunidades de acompañamiento, ayuda y contención que brindan las redes sociales.

Para muchos pequeños y jóvenes, las plataformas digitales son la única esperanza de ser escuchados, de compartir y re-diseñar sus ideas y sentimientos.

Para nosotros los psicoanalistas es una oportunidad de caminar junto a las generaciones venideras por sus mundos internáuticos, porque si no investigamos sus espacios y no los acompañamos en sus territorios nuestro saber no solo estará limitado sin sus voces sino que perderíamos la ocasión de brindar alivio y comprensión a quienes lo necesitan.

* Especialista en Niños y Adolescentes. Miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires y del Grupo de Estudios Psicoanalistas en la Comunidad.


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