Tibio regreso del turismo del Alto Valle a Bariloche

Debut del plan piloto para una decena de familias. Llegaron tras largo viaje en auto por la Línea Sur rionegrina. Hay 200 reservas para los primeros días.

Los preparativos quedaron atrás, lo mismo que la gestión con autoridades nacionales, el afinado de los protocolos y el afán de autoridades políticas y empresarios del sector por no dejar nada librado al azar. Los primeros turistas que ingresaron a la ciudad de manera oficial -con todos los permisos en regla desde que se declaró la pandemia de coronavirus- fueron un médico terapista y una enfermera de General Roca.

Más tarde lo hicieron una decena más de familias que llegaron en sus vehículos desde el Alto Valle en viaje por la Línea Sur.

En la ciudad hay 200 reservas. Se espera que hoy y mañana llegue el resto de los turistas.

El médico y la enfermera de Roca bajaron de su vehículo pasadas las 15 en el Centro Cívico, hasta donde fueron escoltados por dos camionetas de la Provincia. Se acercaron a recibirlos el intendente Gustavo Gennuso y el secretario de Turismo municipal, Gastón Burlón, quienes les dieron la bienvenida.

“Venían a descansar y les cagamos el día”, les leyó el pensamiento y lo expresó con humor irónico Gennuso. Pero la tarde de sol a pleno y agradable temperatura invitaban a perdonar cualquier cosa.

Los jóvenes profesionales tomaron la bolsa con regalos y aceptaron posar para la foto de prensa municipal.

Mauro y Débora, los felices viajeros, se declararon sorprendidos por la acogida porque no imaginaban ser los primeros, aunque hicieron todo para “ganar” esa carrera.

Habían salido a las 6.30 de Roca, en El Cuy cumplieron con el testeo de control, y, con el negativo, tras espera de 20 minutos, siguieron viaje hacia la cordillera.

En el ingreso a Bariloche, los turistas son controlados y deben presentar sus certificaciones. Foto: Alfredo Leiva

Mauro trabaja en el sanatorio Juan XXIII, reconoció que el desgaste por la pandemia es muy grande y necesitaban descanso.

Cuando supieron que se abría el turismo no dudaron en averiguar las condiciones y asegurarse una reserva. Estarán alojados hasta el martes en unas cabañas del kilómetro 21 de avenida Bustillo y luego de la recepción protocolar tenían pensado “instalarse primero y ver después qué hay para hacer”. Ya conocen Bariloche y el plan, en principio, es “descansar y pasear”.

Deborah es enfermera en el servicio de neonatología del hospital público y aunque no le toca atender a pacientes con Covid, sí reconoció estar afectada por el ritmo frenético de trabajo y el estrés general de los equipos de salud. Dijo que tuvo coronavirus hace un mes y medio.

Bariloche lleva siete meses sin recibir turistas (salvo los que vinieron a esquiar sorteando controles) y la espera se hizo larga.

La decisión de proponer a Bariloche como epicentro de una “prueba piloto” para la vuelta de la actividad surgió hace más de un mes por impulso de la gobernadora Carreras. Primero sin fecha y sin aprobación del gobierno nacional. Hasta que finalmente quedó consolidada para el 16 de octubre y sorteó con éxito el último cambio de las medidas de aislamiento, dispuestas por el aumento de casos en todo el país.

La apuesta del empresariado local y de las autoridades municipales es hacer las cosas “con la máxima prolijidad” posible para que el actual cupo de 500 turistas (ínfimo en relación a la capacidad) se pueda ampliar y llegar al verano con una apertura mayor.

Aún con los 500 autorizados, las reservas para este fin de semana no son más de 200. Pero ya habría un número mayor para el próximo, según dijo el gerente del Emprotur, Diego Piquín.



Débora y Mauro, los primeros turistas, trabajadores de la salud, en arribar a Bariloche. Alfredo Leiva

Para Mauro y Debora la ruta obligada, toda por territorio rionegrino, fue también un descubrimiento, porque nunca habían unido Roca con Bariloche sin pasar por Neuquén. Admitieron que la última parte de la ruta 23, con varios tramos de ripio, es una incomodidad, “pero los paisajes son muy bonitos y compensan”. Gennuso confirmó la impresión. “Sí es así, acá estamos todos un poco enamorados de la estepa”, afirmó. Les dio una vez más la bienvenida y les dijo que estaba “a disposición” para que disfruten de la estadía”.

Costos

2.500
pesos cuesta el alquiler por día de una cabaña familiar
7.000
pesos el seguro obligatoria familiar para poder alojarse como turista en Bariloche

Análisis: La rueda se puso en movimiento


Era necesario largar de una vez, romper el cascarón y hablar del turismo ya no en pasado sino en presente. El propósito fue alcanzado con los primeros arribos de ayer, procedentes del Alto Valle, sin ahondar (claramente sin ahondar) en tasas de ocupación ni en niveles de gasto, que serán la medida en otra etapa.

Durante los primeros seis meses de pandemia el ingreso de visitantes estuvo clausurado y la ciudad perdió -en valores proyectados- más de 2 millones de pernoctes y una facturación global por alojamientos, gastronomía y otros servicios estimada en 11.400 millones de pesos.

La impaciencia por desandar esa cuesta alimentó tal vez una expectativa que la actual apertura está lejos de resolver. Para Bariloche, el verdadero mérito está en haber sido “los primeros” en salir del ostracismo y “aparecer en el radar” de los turistas al acecho.

Aunque no es el tema de conversación preferido, los empresarios del sector y también los funcionarios del municipio admiten que el parte de contagios de Covid que se difunde a diario, quiérase o no, es lo que marca el pulso. Y que una disparada de los números impondría un grave retroceso.

Las noticias que llegan de Europa obligan a no descartar nada.
En lo inmediato, la ciudad de las 30 mil camas y el millón de visitantes anuales deberá remar mucho todavía para salir de la peor crisis de su historia. Pero las tasas de ocupación, que desde marzo estaban clavadas en “cero”, ya acumulan los primeros decimales. Un paso clave.


Análisis: Una fuerte apuesta de Carreras


La prueba piloto con el ingreso de turistas del Alto Valle es una apuesta fuerte de la gobernadora Arabela Carreras. Juega en el territorio que mejor conoce y en el que desarrolló su capital político. No solo porque es de Bariloche, ícono turístico a nivel nacional y en el exterior, sino porque fue ministra del área en la anterior gestión de Weretilneck, quien la eligió como candidata al máximo cargo en Río Negro, cuando cayó su chance de ser reelecto.
Carreras, además, convenció con su plan al presidente Alberto Fernández y al ministro de Turismo, Matías Lammens.


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