Los accesos a Cipolletti siguen desbordados en los horarios pico

Pese a las medidas adoptadas aún no consiguen domar el caos vehicular. El Municipio instala cuatro semáforos pero, hasta ahora, solo funciona uno. En el Tercer Puente funciona el radar.

Las rutas del Alto Valle son, desde hace años, un escenario tristemente célebre por la cantidad de muertes y heridos que dejan los accidentes de tránsito. Las obras inconclusas, sectores peligrosos y la poca educación vial de los conductores son parte de un combo letal. Las rutas 22, 151 y 65, en los tramos que atraviesan Cipolletti, son parte de los sectores con mayor afluencia de circulación de la región, con decenas de miles de rodados que entran y salen de la provincia.

Todos los diagnósticos coinciden en dar crédito a la peligrosidad del sector. Sin embargo, a la hora de las respuestas no todos tienen las mismas soluciones. El intendente Aníbal Tortoriello encaró, tras varios accidentes fatales en la travesía urbana cipoleña, un plan de semaforización a contramano de las recomendaciones de Vialidad Nacional.

Desde el organismo, que tiene a su cargo la obra de la ruta 22, consideran ilegal la colocación de este tipo de dispositivos en las vías nacionales. La muerte de un reconocido deportista fue la gota que rebalsó el vaso para que el municipio tome cartas en el asunto, ante los interminables reclamos vecinales.

El plan incluye cuatro semáforos, de los cuales tres ya están instalados: dos en la Ruta 22 y uno en la 65. Solo resta instalar uno en el cruce de la Ruta 151 y la calle Mariano Moreno. Sin embargo, solo uno de los equipos está en funcionamiento actualmente.

Los efectivos del Cuerpo de Seguridad Vial son quienes trabajan y mayor conocimiento tiene sobre los sectores mas conflictivos como la intersección de ruta 22 y el acceso a la Isla Jordán, los puentes carreteros que comunican a Cipolletti con Neuquén, y en varios puntos de la ruta 65, conocida como Ruta Chica.

El jefe de la Caminera de Cipolletti, el oficial principal Ceferino Purrán, aseguró a Río Negro que, pese a ser “antirreglamentario”, los semáforos colaboraron para que “la cantidad de accidentes disminuya junto con las velocidades” utilizadas en ese tramo.

Lo mejor sería la educación vial y el respeto de los automovilistas hacia la reglamentación vigente”, fue el diagnóstico que manifestó el uniformado sobre la polémica entre el Ejecutivo municipal y Vialidad Nacional, que incluye la colocación de tres artefactos, dos en la Ruta 22 y uno en la 151.

“Es hacer una acción ilegal, pero claramente el interés es preservar la vida humana”, argumentaba meses atrás, el intendente local, inmerso en un ida y vuelta de notas y peticiones con el organismo nacional, que recomendó no instalarlos.

La conmoción que provocó la muerte de Sergio Pichipil, un cipoleño conocido por ser el creador del famoso torneo de fútbol “Don Pedro”, fue el límite de tolerancia para el gobierno municipal, que tomó la determinación de avanzar con este plan, además de la colocación de radares en los ingresos a Cipolletti. El hombre intentaba cruzar la Ruta 22, por la calle Julio Dante Salto y fue embestido por un camión F4000. En esa intersección se colocó el segundo de los equipos.

Aldo Mildemberg, director de Fiscalización, explicó que tras la instalación de los semáforos, el único contacto que hubo con Vialidad Nacional fue una carta documento. El funcionario municipal comentó que informaron a la entidad nacional acerca de los nuevos aparatos, pero la respuesta no cambió: ”El proceder es ilegal”. “En reiteradas oportunidades buscamos generar una solución pero no hubo respuestas, igual se decidió seguir porque no queremos que haya más víctimas”, aseveró Mildemberg, quien confirmó que seguirán adelante con el plan de semaforización.

¿Sirven los semáforos?
Por su parte Purrán confirmó que “disminuyeron los choques”, y relativizó las quejas. “Por un lado, la gente que cruzaba la ruta se va a sentir más segura y el que va circulando va a decir que es algo negativo porque se producen embotellamientos y demoras”.
En resumen, el diagnóstico indicó que las velocidades bajaron, pero el tránsito que se acumula en Salto es mucho y los técnicos de Seguridad Vial no logran dar con la tecla en los tiempos para habilitar cada mano.

“Las pérdidas son irreparables. A nosotros nos toca investigar que pasó y luego tenemos que dar la noticia a los familiares. Tratamos de ponernos en el lugar de la otra persona y ser lo más humano posible. Usualmente lloran, gritan, se desmayan y las familias se destruyen por estos hechos”, dijo Purrán quien volvió a insistir en la necesidad de respetar las normas viales.

En números

57.600
vehículos diariamente llegan desde la ruta 151 hasta los puentes carreteros que unen Cipolletti y Neuquén.
27.100
ingresan desde la 151 a la ciudad de Cipolletti. La travesía urbana de la 22 no está medida

60 km/h
es la velocidad máxima permitida en la ruta 22 en el tramo urbano que atraviesa Cipolletti. Las mediciones aseguran que no se respeta.

El diagnóstico compartido entre los funcionarios es “la falta de educación vial”. Por ese motivo es que apuntan a un ajuste en las normas y métodos de control, para hacer comprender a los conductores de los riesgos reales. Por ejemplo, la instalación de radares, como el que ya puso en funcionamiento la Agencia Nacional de Seguridad Vial en el Tercer Puente. La comuna confirmó que busca contratar herramientas similares para controlar velocidades en la ruta 22, y ya están trabajando en un convenio.
La Legislatura rionegrina ya modificó la ley de tránsito provincial y los cambios apuntan a la competencia sobre las rutas y caminos que se encuentren dentro del territorio.
La intensión de la gestión saliente es colocar radares en la ciudad y adelantaron que las multas serán “severas”. “Desde el municipio llevamos a cabo todas las medidas posibles, pero la gente no toma conciencia, no respetan las reglas o manejan alcoholizados”, se quejó Mildemberg y precisó que “todos los fines de semana se retienen más de 10 vehículos por diferentes transgresiones”.
Desde el área de Seguridad Vial del Municipio probaron cámaras y radares a través de un disparo, a unos 40 metros de distancia, pero cuentan con un rango de alcance de hasta 1200 metros. El dato fue alarmante: de 20 pruebas que efectuaron, 18 resultaron con infracción.
A la par, la Agencia Nacional de Seguridad Vial utiliza medidores móviles para monitorear el flujo de vehicular y las velocidades frente a la Caminera cipoleña, en la zona del Tercer Puente. Según sus datos de 2018, los últimos disponibles, en el ingreso a Cipolletti por Ruta 151, se registraron 27.100 vehículos por día. Y desde la ruta 151 hasta el límite con Neuquén y Río Negro se contabilizaron 57.600 rodados.
Es el sector del Alto Valle con mayo r flujo vehicular en las horas pico.

Negativo: Alta velocidad. Por ahora los radares se usan con fines estadísticos. Las pruebas dejan en evidencia que la mayoría excede las máximas.

Positivo: Más controles. Además de los operativos de Tránsito y alcoholemia, desde la comuna avanzaron en el plan de semaforización en rutas.

Desde el Municipio confían que los siniestros deberían reducirse con estas medidas de prevención y control. Afirman que son una defensa para combatir a los “malos” conductores, indicó el director de Fiscalización, Aldo Mildenberg. Aseguró que pese a la negativa de Vialidad Nacional avanzarán en la colocación y habilitación de todos los semáforos previstos.
Para el funcionario, más allá de este plan, el mayor problema son los conductores. “Hay personas que, de manera peligrosa, esquivan el primer semáforo que instalamos en Estado de Israel y ruta 22”, aseveró. “No tienen prudencia, no ceden el paso, hay camiones que pasan a 100 km/h en el cruce de acceso a la Isla Jordán”, señaló. De hecho, recordó, que mientras remueven los lomos de burro en la ruta 65 y Salto, uno de los operarios estuvo muy cerca de ser embestido.

La trágica muerte de Sergio Pichipil desnudó una realidad que no era nueva, pero que ya no se podía tolerar. Los choques en la rutas 22, 151 y 65 ya cobraron muchas más muertes. Sin embargo, la colocación de semáforos y radares, aún incipiente, no llega a opacar lo que es más que visible: las obras inconclusas de la traza nacional, el mal estado de las calzadas y la poca responsabilidad de los conductores.
Parece evidente que resolver el problema de tránsito en Cipolletti no se reduce a la colocación de artefactos o al endurecimiento en las multas. Los números que muestra el Municipio dan cuenta de eso.
Circular por rutas nacionales y provinciales en estado deplorable ya parece ser algo naturalizado. Es la gran media naranja de esta epidemia. La otra, debe buscarse en la educación y, fundamentalmente, en la responsabilidad de los conductores que también parecen haber naturalizado las malas conductas.


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