“Los Aiello: una familia de pescadores”

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La familia Aiello se asentó tempranamente en el lago Pellegrini, donde desarrollaron su trabajo de pescadores y montaron toda una industria para la comercialización del pescado.

La historia comenzó con los bisabuelos Joaquín Aiello, nacido en Pordenone; Nápoles y María Cándida Manso, nacida en Callaría. Inmerso en la rememoración de su historia familiar, uno de los nietos de Miguel, Vicente Rodolfo, dijo: “Don Miguel Aiello vino a América en barco como polizón alrededor del año 1900. Miguel también nació en Nápoles, el 30 de marzo de 1887. Con apenas trece años de edad, sus padres lo envían de Italia, o se escapa. Nunca quiso contar en qué circunstancias viajó a América, sí se sabe que a los doce años viajaba como marinero en barcos pesqueros”.

Ya a la edad de los 16 años y trabajando como marinero en los barcos pesqueros que venían a Sudamérica decidió, alrededor de 1909, afincarse en Carmen de Patagones. Allí conoció a Anunciata Polimeni y se casaron en 1910. Tuvieron varios hijos: María Cándida, Concepción (Pé), Miguel, Juana (Chola), Antonia, Domingo, Carmen Filomena (Cata), Alfredo, Críspolo (Tito), Elvira, Carlos y Orlando. En 1915 dejó la actividad pesquera en Carmen de Patagones y se trasladó a la localidad de General Roca para continuar con su oficio de pescador, esta vez en el río Negro, hasta 1924. Una vez finalizada la obra del dique Ingeniero Ballester (donde trabajaba de hortelano don Vincenzo Grancagnolo, abuelo materno del autor de este relato) y al formarse el lago Pellegrini, decidió aventurarse en busca de mejores posibilidades. Se instaló con su esposa y seis hijos en el lago. Y se convirtió, de paso, en uno de los primeros pobladores del lugar.

A principios de 1926 vivieron en una vivienda precaria hecha de ramas y barro. La gran inundación de 1940 obligó a la familia a mudarse a otro lugar más alto, donde primero construyeron la vivienda de adobe y luego el galpón de fileteado y un lugar para guardar el pescado. Allí se afinca, y comienza a explotar con autorización, la pesca de pejerrey en un bote que se llamaba La Argentina, dedicándose a la explotación pesquera hasta 1950, año en que resuelve cambiar la actividad por el ramo vitivinícola en General Conesa. “El transporte del pescado en los primeros años se hacía con una jardinera tirada por caballos; en Cinco Saltos le era colocado el hielo y se enviaba por tren a Bahía Blanca. Durante 1929 compraron un camión Ford, lo que les facilitó la tarea de transporte”, rememora Vicente Rodolfo.

Los Aiello fueron unos de los primeros pescadores del lago, junto con las familias Caputo, Lavin y Villabriga, con su pescador Salvador. Auténtica historia de pioneros afanosos, a los que no amedrentaba la adversidad. Su objetivo, el objetivo de su vida, fue siempre trabajar, crecer y producir.

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256

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