Marte, el destino espacial del 2021: ¿hay alguien ahí afuera?

Después de 7 meses de viaje, Perseverance pasó con éxito los 7 minutos “de terror” del aterrizaje y el rover de la Nasa ya se desplaza en suelo marciano. Pero no es el único. Una sonda árabe ya orbita el planeta y en mayo llegará una de China. ¿Qué pasa en el planeta rojo?

Este año de tanto encierro, Marte, allá lejos, parece el gran destino de la humanidad. No para mudarse -no al menos por ahora-, pero sí para responder la gran pregunta ¿hay alguien allí afuera?


Ayer, después de siete meses de viaje espacial, décadas de trabajo y miles de millones de dólares invertidos, la NASA celebró el emocionante aterrizaje sobre suelo marciano de su último rover, el Perseverance, que es el quinto robot norteamericano que llega al planeta rojo.

Perseverance logró, a las 18:08, ante los ojos del mundo una hazaña que, de este lado del universo, en este planeta Tierra, tuvo con el corazón palpitante a todos los responsables de ese viaje. Es que esos 7 meses de viaje pueden naufragar en los últimos 7 minutos, los “siete minutos de terror”, como se llama a ese tiempo crucial del aterrizaje (que además fue en el lugar más peligroso jamás intentado: el cráter de Jezero).

¿Cómo fue? Diez minutos antes de ingresar a la atmósfera de Marte, se separó de la etapa de crucero, que le suministró combustible durante el viaje.

Luego, a unos 130 km de la superficie de Marte, entró en la atmósfera a una velocidad de 20.000 km/h. La fricción elevó la temperatura a 1.300 °C. ¿Inimaginable no? Pero el escudo inferior protegió al rover de ese calor infernal.

Cuando aún faltaban 11 km, se desplegó un paracaídas de 21 metros de diámetro, lo que lo hizo frenar hasta los 300 km/h.

Así fue la última etapa del aterrizaje, el momento más complejo de los siete tras 7 meses de viaje por el espacio.


La precisión de cada movimiento es tal que la misión puede fallar en cualquier momento. Por eso, cada una de estas instancias es crucial. Cuando aún faltaban 9 km se separó el escudo térmico -eso ocurrió unos 20 segundos después de abrirse el paracaídas- y entonces, por primera vez, el Perseverance quedó expuesto a la atmósfera de Marte.

En ese momento entró en juego una tecnología totalmente nueva, denominada “Navegación Relativa al Terreno”: las imágenes grabadas en directo por las cámaras de el rover se compararon con mapas grabados en su sistema y así se definieron las zonas peligrosas a evitar. Teniendo en cuenta estos datos, se decidió dónde aterriza el rover.

A una altitud de unos 2 km, el vehículo de la NASA se desprendió del escudo trasero y del paracaídas. Y gracias a sus ocho motores que apuntan hacia la superficie de Marte frenó el descenso.

Cuando aún estaba a 20 metros del suelo marciano, y mientras aquí todos contenían la respiración, el rover descendió suspendido por cables gracias a un sistema de poleas, y desplegó sus ruedas. Solo cuando tocó el suelo del planeta al que tantos meses le llevó llegar, los cables se cortaron y en la Tierra todos aplaudieron. Esta vez, la sala de control de la Nasa no estaba llena de gente. Por el covid, había menos ingenieros controlando todo, y todos con barbijo.


¿Qué hará en su destino?



La misión de la NASA tiene el objetivo de encontrar rastros de vida antigua en el planeta rojo, recogiendo durante varios años una treintena de muestras de rocas.

Estas se traerán a la Tierra en una misión planificada para la década de 2030 para quizás finalmente poder responder a “una de las preguntas que nos han acompañado durante siglos, a saber, ¿estamos solos en el Universo?”, dijo esperanzado Thomas Zurbuchen, administrador asociado de ciencia de la NASA.


¿Qué pasa con Marte?



Perseverance no es el único que llega este año a Marte. El domingo 14, la sonda “Esperanza” de Emiratos Árabes Unidos envió su primera imagen de Marte. “La Misión Marte de Emiratos Árabes Unidos ha captado la imagen del mayor volcán del sistema solar, Olympus Mons, emergiendo a la luz del sol de primera hora de la mañana”, indicaron los responsables de esta misión que busca descubrir los secretos del clima marciano. “Esperanza” permanecerá en la órbita del planeta rojo al menos durante un año marciano, o sea, 687 días terrestres, desplegando tres instrumentos científicos para analizar la atmósfera marciana.

Además, China colocó recientemente en la órbita de Marte su sonda “Tianwen-1”, que contiene un robot que se espera intente aterrizar alrededor de mayo.


El cráter de Jezero: la esperanza de vida marciana



Los investigadores creen que el cráter Jezero albergaba un lago de unos 50 km de ancho desde hace más de 3.500 millones de años. En ese momento, “Marte era muy similar a la Tierra en muchos aspectos. Tenía una atmósfera importante, lagos y ríos, (…) lugares donde los organismos que conocemos podrían haber prosperado”, explica Ken Farley. “Estos son los únicos ambientes habitables que conocemos más allá de la Tierra”.

“Tenemos pruebas muy sólidas de que Marte podría haber albergado vida en el pasado”, dijo Ken Williford, subdirector de la misión. “La pregunta es: ¿es la Tierra una anomalía, un golpe de suerte?”

Nasa. El alivio y festejo tras el aterrizaje.


Los científicos buscan lo que llaman biofirmas: rastros de vida microbiana que “pueden tomar todo tipo de formas”, como “químicos” o “cambios ambientales”, dijo Mary Voytek, directora del programa de astrobiología de la NASA.

“Los astrobiólogos hemos soñado con esta misión durante décadas”, dijo con entusiasmo. “O encontramos vida, y eso sería un hallazgo excepcional, o no lo haremos, (..) y eso dará a entender que no todos los ambientes habitables están habitados”, advirtió Ken Farley, científico del proyecto.

Para ello, el Perseverance tiene, en lo alto, la SuperCam, diseñada por científicos franceses que estudiará las rocas marcianas con su rayo láser y un micrófono, en busca de huellas de una vida pasada en el planeta rojo. Además, medirá los parámetros atmosféricos y explorará su subsuelo.


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