Armario 33, el arte de la sastrería de la mano de María Orbanich

Neuquén la vio soñar; Armario 33 lo hace realidad con prendas que combinan diseño y una moldería a medida.

María nació en Neuquén y se formó en Ciencias Económicas en Buenos Aires. Hoy lidera Armario 33, explorando la alquimia exacta entre diseño y sostenibilidad. Con prendas que pueden combinarse entre sí de infinitas maneras, su marca es elegida por celebridades como Valeria Mazza, Emilia Mernes y Natalia Oreiro.

Armario 33 propone un guardarropa ideal compuesto por 33 piezas, no por capricho, sino porque ese número representa el equilibrio entre lo necesario y lo suficiente. Entre las infalibles se encuentran el trench, los trajes de cinco piezas; blazer, pantalón, chaleco y falda confeccionados en el mismo género y coordinados con su camisa en seda o poplín y el pantalón sastrero de denim. El propósito no es limitar, sino curar: elegir con criterio, construir con sentido y habitar con libertad.

En un momento en el que la moda está tan ligada al consumo rápido, ¿cómo entendés vos la elegancia?

Coco Chanel entendía la elegancia como una forma de coherencia y autenticidad. Su frase célebre: “Vístete vulgar y recordarán el vestido. Vístete elegante y recordarán a la mujer.” Para mí, la elegancia no tiene que ver con la tendencia ni con la abundancia, sino con la elección. Es el resultado de una mirada consciente: vestir con criterio, con intención, con una conexión real entre lo que usás y quién sos. Es saber cuándo detenerse, cuándo repetir, cuándo sostener algo porque todavía tiene sentido. En un mundo saturado de estímulos, la elegancia se vuelve un gesto de resistencia.

Sastrería, estructura, método… pero también deseo. ¿Cómo se traduce la emocionalidad en tus prendas?

El lujo no se mueve en el terreno de las necesidades sino de los deseos. El verdadero lujo apunta a los sueños de las personas. Al momento de diseñar lo hacemos siguiendo un método que va más allá de la inspiración.
Nuestras colecciones se componen de 33 tipologías que funcionan de manera tal que una mujer pueda vestirse sistemáticamente durante tres meses, tanto de día como de noche y de fin de semana.

Durante el desarrollo creativo nos enfocamos en diseñar experiencias y sensaciones memorables para nuestras clientas, transformándolas e inspirándolas en cada interacción con Armario 33. Además, entendemos que la co-creación con ellas es muy valorada: juntas terminamos de diseñar el indumento que hace que, al verse en el espejo, se sientan bien consigo mismas, reflejando su propia identidad y estilo con ajustes a medida.

¿Qué rol cumple el arte en cada una de tus colecciones?

Un rol protagónico. Siempre hay obra contemporánea que acompaña la narrativa de las 33 piezas, reforzando su estética y su sentido. Me interesa ese cruce entre disciplinas porque el arte y la moda comparten una misma búsqueda: la de expresar el tiempo en que vivimos, pero desde un lugar sensible, silencioso y duradero.

Detrás del concepto de las 33 prendas hay una filosofía de vida. ¿Sentís que esa mirada más consciente trascendió tu guardarropa y llegó a tu rutina personal?

Absolutamente. El proyecto nació como una reflexión sobre el consumo, y así fue transformando mi manera de estar en el mundo. Vivir con menos es liberar energía para lo que realmente importa. Considero que el tiempo a disposición es el máximo lujo que una persona puede permitirse. Elegir en qué, con quién pasarlo y compartirlo es un auténtico privilegio que persigo continuamente.

Muchas marcas hablan de sostenibilidad, pero pocas la hacen tangible. ¿Qué significa realmente ser sustentable en el día a día de una marca local?

Ser sustentable es una práctica, no una estética. Implica tomar decisiones concretas todos los días: cómo producir, con quién y cuánto. Para mí, significa trabajar con talleres locales, respetar los tiempos de la confección y priorizar la calidad y la durabilidad por sobre la novedad.

La industria de la moda enfrenta un enorme desafío: los ritmos frenéticos, la sobreproducción y la lógica de las colecciones calendarizadas. En ese contexto, la verdadera sustentabilidad requiere desacelerar, repensar y elegir con criterio. En Armario 33, la sustentabilidad no se comunica: se ejerce.

María Orbanich.

La moldería parece ser casi un lenguaje dentro de tu marca. ¿Qué lugar ocupa la técnica en un proyecto que también es muy conceptual?

El método es la base de la libertad. Cuanto más preciso es el trazo, más espacio hay para la emoción. La técnica me permite que una prenda parezca simple, aunque esa simpleza demande una gran estructura detrás.

La moldería es mi manera de pensar, de ordenar el caos creativo. Pero también tiene un impacto emocional: una moldería precisa cambia la forma en que una mujer se percibe. Cuando una prenda calza con armonía, cuando acompaña el cuerpo sin imponerlo, surge una sensación de seguridad, de liviandad, de pertenencia. Esa confianza silenciosa —la de sentirse bien sin pensar en la ropa— es, para mí, el mayor logro técnico y humano del diseño.

¿Qué creés que distingue hoy al diseño nacional en el mapa mundial?

Argentina tiene algo irrepetible. Nuestra identidad está atravesada por la diversidad cultural y por una forma de resolver desde lo sensible y lo intuitivo. Esa combinación nos da una sofisticación distinta, menos literal. Y además, hay algo muy propio: la capacidad de transformar el imprevisto en oportunidad.

¿Qué desafíos te gustaría explorar en las próximas colecciones?

Seguir profundizando en la idea de modularidad: prendas que puedan combinarse entre sí de infinitas maneras. Y expandir la marca hacia un universo más amplio de estilo de vida, donde la ropa sea solo una parte de una estética coherente.

Hoy estamos dando pasos concretos hacia esa visión. Apostamos al crecimiento del eShop, no solo como un canal de venta sino como una extensión del universo sensorial de la marca. Además, estamos trabajando en alianzas comerciales con plataformas internacionales de moda de lujo, que nos permitan proyectar nuestra propuesta estética y conceptual a nuevos mercados.

¿Cómo fue tu acercamiento a la sastrería?

Fue casi natural. Siempre me interesó la estructura, el orden dentro del caos. La sastrería tiene algo de matemática, de arquitectura: es construir con exactitud alrededor del cuerpo. Es un lenguaje de respeto por la forma y por el oficio.

Cuando llegué a Buenos Aires, tuve la oportunidad de formar parte del equipo de Sanbábila Pantaloni, una marca con más de cincuenta años de trayectoria dedicada a la sastrería italiana. Esa experiencia me permitió entender la precisión del oficio desde adentro: la importancia del corte, del calce y de la proporción justa.

Hoy muchas mujeres, de distintas generaciones, reconocen en Armario 33 ese mismo espíritu de confección rigurosa y contemporánea: prendas que combinan estructura y libertad, capaces de acompañar el cuerpo con naturalidad y presencia.


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María nació en Neuquén y se formó en Ciencias Económicas en Buenos Aires. Hoy lidera Armario 33, explorando la alquimia exacta entre diseño y sostenibilidad. Con prendas que pueden combinarse entre sí de infinitas maneras, su marca es elegida por celebridades como Valeria Mazza, Emilia Mernes y Natalia Oreiro.

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