«Necesitamos un test inmediato para detener la pandemia»

Lo dice Laurie Garret, reconocida periodística científica norteamericana. En una entrevista con un diario chileno cree que "lo peor ocurrirá en julio en el hemisferio sur".

La periodista científica estadounidense Laurie Garrett, ganadora del Premio Pulitzer en 1996, es conocida por haber vaticinado el impacto que tendría el VIH en el mundo, y la aparición de otros patógenos más contagiosos. En esa línea, en 1994 escribió el best seller The Coming Plague (La próxima plaga), ha dado varias conferencias sobre el tema y hoy, en medio de la pandemia del coronavirus, es una de las profesionales más consultadas del mundo, tanto por periodistas como por gobiernos y centros de investigación.

Laurie Garret, premio Pulitzer 1996.

En 2011, gracias a su trabajo y al conocimiento en virus infecciosos, productores de Hollywood la llamaron como consultora para armar el guión de la película Contagio, protagonizada por Matt Damon y Jude Law.

Garret fue entrevistada por el diario chileno La Tercera, que hoy publica el artículo con el título: “Lo peor de esta pandemia ocurrirá en julio en el hemisferio sur”. Allí Garret sostiene que “hay muchas cosas que podríamos haber hecho para detener o disminuir esta pandemia en enero, febrero o incluso en marzo, pero ahora es muy tarde».

«Nunca habíamos enfrentado algo como esto, a esta escala, al menos en los tiempos modernos” sostiene la periodista científica. «En algunos países arrasó con gran parte de la fuerza laboral, que hizo colapsar a sectores completos de la economía. (…)  Así que los esfuerzos para controlar el virus están provocando un daño económico en todo el planeta. No hay ningún país que no esté dañado ahora».

Añadió que “en todos los años que he trabajado en este problema, nunca nos imaginamos los Donald Trump, Jair Bolsonaro, Boris Johnson, Vladimir Putin o Xi Jinping. No teníamos un mundo gobernado por tipos nacionalistas, contrarios a la ciencia, preparados para mentir frente a todo, dispuestos a sacrificar las vidas de su gente. Nunca pensamos que eso pasaría. Por ejemplo, la mayor amenaza en América Latina es Jair Bolsonaro, más que el virus en sí mismo, porque él está dispuesto a sacrificar la vida de los brasileños en favor de sus políticas y eso pone en peligro a toda la región, debido al comercio y a los viajes”. 

En la entrevista con La Tercera,  Garret reflexiona: “Tenemos una duda real sobre si estamos enfrentando una segunda ola o si es la primera ola que va a continuar. No es una segunda ola, sino que un permanente, con un horrible nivel de muertes y contagios. Hay un nuevo modelo que publicó esta semana la Universidad de Washington, que muestra que hay buenas razones para creer que podamos perder más de 210 mil personas producto de este virus para septiembre. No vamos a ver una caída, sino que va a haber una suerte de permanente nivel de nuevos casos y de muertes a nivel nacional (en EE.UU).

Hace notar que “hay muchas cosas que podríamos haber hecho para detener o disminuir esta pandemia en enero, febrero o incluso en marzo, pero ahora es muy tarde. Y realmente solo tenemos dos opciones. Una es hacer una vacuna y entrar en una pelea política inmensa sobre quién tiene esa vacuna, dónde están las prioridades, las patentes y todo eso. La otra es perfeccionar nuestra capacidad de testeo, tener un test que esté disponible sin tener que pasar por un laboratorio, y podemos saber quién está infectado y quién no, podemos rastrear, cómo se infectó, dónde, a quién infectó y poner a personas en cuarentenas de dos semanas o tres semanas”.

En ese sentido, opina finalmente: “No tengo mucha confianza de que seamos capaces de usar el testeo para poder salir de esta epidemia, a menos que la naturaleza del test en sí misma sea dramáticamente diferente de lo que existe disponible”. Y agregó:  “No seremos capaces de detener esta pandemia con un test que necesita ir a un laboratorio sofisticado, con un equipo caro. No se puede hacer de esa forma, no hay suficiente dinero, no hay personal entrenado. No hay nada que ayude a controlar una epidemia de esa forma. Corea del Sur y Nueva Zelanda son países ricos y pequeños. Ellos no se tienen que preocupar de la constante reintroducción de los virus desde afuera, como Estados Unidos y Chile. Necesitamos un test que sea inmediato, que lo haga un profesor, un policía, algo que no requiera que entiendas la ciencia detrás de eso. Ahora no hay nada de eso”.


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