Obama y Romney tratan de encender al electorado

WASHINGTON.- “¿Estamos todos enardecidos?” Un contundente “Síiiii!” hace temblar el escenario y el equipo de Barack Obama se da por satisfecho. Carteles en alto, gritos de “cuatro años más”, Bruce Springsteen a todo volumen y el candidato demócrata a la presidencia estadounidense ya puede salir en su casi tradicional camisa arremangada y con una amplia sonrisa en la cara. Cámbiense los lemas de pancartas y proclamas, pásese del azul demócrata al rojo republicano y, a no demasiados kilómetros y casi a la misma hora, en un escenario también similar, colóquese al candidato opositor, Mitt Romney, igualmente vestido con ropa informal y con una sonrisa quizás algo menos amplia -cosas de carácter y fisonomía- pero con la misma entusiasta recepción. Ya sólo queda un mes para las elecciones en Estados Unidos y hay que echar toda la carne en el asador. Las campañas de ambos contendientes por la Casa Blanca no han revelado cuántos mítines más pretenden celebrar. Pero está claro que se podrán contar por decenas y que tanto Obama como Romney tienen previsto en los próximos 30 días volver una y otra vez a estados clave como Virgina u Ohio que se espera definan el resultado en las urnas. Sobre todo en vista de que los dos candidatos se siguen pisando los talones, con una diferencia estadística demasiado estrecha en términos generales como para bajar la guardia. Ni ellos ni sus seguidores. Como Joan Killinsworth, una profesora de Virginia que ha frenado temporalmente su carrera profesional para dedicarse en cuerpo y alma a arañar votos para su candidato, Obama. “Tengo esperanzas (de que sea reelegido), pero creo que nunca se debe dar algo por sentado”, explicó tras asistir a un acto de su candidato en Fairfax, Virginia, dos días después de la -según coinciden los analistas y admiten hasta algunos demócratas- desastrosa actuación de Obama en el primer debate presidencial. Para esta demócrata convencida, sin embargo, quizás salga algo bueno de lo que algunos medios ya llaman la “debacle” de Obama. “De alguna forma el debate, y el hecho de que Romney pareció salir ganando, creo que podría acabar siendo algo bueno porque volverá a enardecer a la gente”, reflexionó Killinsworth. Un sentimiento compartido en el otro bando, que también es consciente de que la ventaja que logró Romney en el debate podría diluirse en los dos encuentros cara a cara que aún tienen pendientes los candidatos. (DPA)


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