Día de las Cooperativas: el desafío de construir un futuro mejor
El sistema puede ser un modo probadamente exitoso de afrontar con criterios de solidaridad e igualdad los grandes retos, económicos, sociales y tecnológicos del siglo XXI.

Este año, el lema del Día Internacional de las Cooperativas, que se celebra el primer sábado de julio, es: “Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas”, resaltando el compromiso secular de las cooperativas con el desarrollo sostenible y la construcción de un mundo más equitativo e inclusivo.
En efecto, sus realizaciones argentinas como artífice del desarrollo rural y urbano, son irrefutables a lo largo y a lo ancho del tiempo y las geografías humanas.
Algunas, desde hace más de un siglo (Cooperativas de Pigüé como “El progreso agrícola” (1898) o en la localidad bonaerense de Punta Alta y su primera cooperativa de electricidad (1926).
Las integran campesinos, agricultores, tamberos, usuarios de servicios vitales: agua potable, energía eléctrica rural, transportes, (telefónicas, redes, cable, televisión, drones e internet), logística e infraestructura secundaria y terciaria; consumidores de alimentos e insumos para satisfacer necesidades físicas básicas, trabajadores independientes, adultos mayores (casas hogares y refugios cooperativos con el ejemplo admirable en Macachín, La Pampa); cuentapropistas, titulares de artes u oficios, personas sin vivienda, sin trabajo o sin condiciones de ahorro y crédito bancario, dan buena cuenta de ello.
Las dificultades, subestimaciones y reproches por las que pasaron algunas cooperativas, así como lo vetusto (52 años de antigüedad) de su legislación actual (20.337/73), no debiera impedirnos reconocer la importante función que desarrolla y cumplimenta la dinámica cooperativa. Y admitir que puede ser un modo probadamente exitoso de afrontar con criterios de solidaridad los grandes retos actuales con dignidad e igualdad. Básicamente los inconmensurables desafíos de un colapso ecológico y/o la potencialidad autodestructiva de la inteligencia artificial o fenómeno de ghiblización mediante IA, conforme las últimas advertencias de Yuval Noah Harari (Nexus) o Tomas Piketty.
A propósito, un referente del cooperativismo nacional como Ercole Felippa del Grupo Manfrey, analizando las características del cooperativismo actual en la última ronda de negocios audiovisual del medio periodístico escrito más importante del interior, admitía que “El cooperativismo del siglo 21 tiene que estar adaptado a los nuevos tiempos, no concebido tal cual lo hicieron nuestros padres y abuelos”.
También se podría advertir que el sector cooperativo no está blindado ni a salvo de eventuales esquemas Ponzi o estafas piramidales disfrazados en pseudo cooperativas de vivienda, de seguros, de cajas mutuales de ahorro y préstamos u otras.
Una perspectiva de futuro
Desde la Doctrina Social de la Iglesia por el novísimo papa León XIV, los tiempos que corren sugieren como imprescindible desempolvar el brillo propio pero fecundo de un auténtico Sector Cooperativo, recuperando gradual y paulatinamente cuanto de ello fuera necesario, en razón de su comprobada categoría de valioso subsistema económico complementario y convergente que, integrado plenamente en el mercado, viene agregando, integrando y multiplicando valor y entusiasmo a los intereses individuales de los asociados en pro de un interés común.
Cómo no mencionar también que, en materia de básicos servicios públicos esenciales hay cooperativas de menor dimensión que exhiben un sólido desempeño en áreas más restringidas, menos pobladas, alejadas geográficamente o inhóspitas, pero no por ello menos importantes como la frase de Leopold Kohr : “Con muchos poquitos, podemos hacer “un mucho””
Por último, y cuando la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) también utiliza el lema “Cooperativas: soluciones inclusivas y sostenibles para un mundo mejor”, enfatiza el papel de las cooperativas en soluciones a los desafíos globales, promoviendo la inclusión y la sostenibilidad.
Cómo no preguntarnos entonces ¿cuál es la imágen, verosimilitud social y congruencia del cooperativismo autóctono en su histórico devenir, sin envalentonar a sus verdugos?
Lúcidamente, Byung-Chul Han, sostiene que la esperanza tiene sus propios comportamientos y cogniciones, no simplemente como una emoción pasiva, sino como una fuerza activa que moldea nuestra relación con el mundo y el futuro. Porque más allá de ser un deseo o una espera, es una disposición a la acción y una forma de relacionarse con lo desconocido.
Finalmente, eso mismo debe resignificar y despertar “Cooperativismo” entre nosotros; activando, multiplicando, esparciendo y fusionando cualidades y aspiraciones personales en pos de un progresivo “mejor vivir” de sus miembros involucrados; mancomunando palpables esfuerzos, aportes, cuidados y reciprocidades seriales para acceder dignamente a un ecuánime adelanto y equitativo bienestar de su comunidad circundante.
Recién entonces lograremos en plenitud un robusto Cooperativismo que explique y justifique mucho más que una efeméride, mucho menos que una utopía.
*Abogado experto en cooperativismo.
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