Dos certezas que ordenan la política: PASO e inflación


El Gobierno sabe que habrá primarias, pero no tiene candidatos competitivos. En las urnas tendrá que defender un fracaso económico similar al derrumbe de 2001.


Dos certezas aparecieron en el horizonte político de la Argentina en crisis: la Cámara Nacional Electoral puso fecha para las elecciones primarias y generales; y el Gobierno empujó la economía hasta un umbral irreversible para que se realicen en un contexto social de alta inflación. Son dos ordenadores de tiempo y espacio. Ninguna estrategia electoral puede eludirlos. Indican cuándo y en qué terreno se disputará la batalla por los votos.

Esto implica que el Gobierno ingresó en la etapa de definición de su oferta electoral rodeado por las condiciones gravosas que pretendía evitar. Habrá primarias, pero no tiene candidatos competitivos. En las urnas tendrá que defender un fracaso económico similar al derrumbe de principios de siglo. Cristina Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa cerrarán su gestión entregando un país que con ellos aumentó sustancialmente los niveles de pobreza.

De los tres principales referentes de la coalición gobernante, sólo el Presidente podría exhibir algún resultado, marginal y módico, para los objetivos originarios que demandaron los votantes del Frente de Todos. Ricardo Jaime recuperó su libertad. No queda en prisión ninguno de los miembros de la nomenclatura kirchnerista. Sobre Cristina Kirchner sólo pesa una condena leve, que está lejos de ser efectiva. Teniendo en cuenta la magnitud de los procesos que se habían iniciado , el Presidente puede decirles a sus electores que consiguió el objetivo sin forzar una amnistía, ni firmar ningún indulto. El país quedará en la lona, pero los perseguidos del lawfare estarán todos libres.

El problema central de ese balance es que Cristina lo considera ruinoso. Pese a las contundentes evidencias de la opacidad estructural de su patrimonio, Cristina Kirchner pretendía una declaración formal de inocencia y una procesión de todo el sistema político para pedirle perdón.


La confirmación de las PASO trajo alivio a la oposición. Su diseño político fue visceralmente incapaz de resolver la unidad y el liderazgo por un consenso que la crisis demanda.


Ya se sabe que esa disputa irresoluble entre Cristina y Alberto continuará en el infierno. A los efectos prácticos, paralizó al Gobierno frente a una crisis económica descomunal. En ese marco, Sergio Massa intentó sacar ventaja de su tercería. Trepó hasta el ministerio de Economía con un cálculo: si atenuaba la inflación, la candidatura mayor para este año. Si no, hacer caja y guardarse para 2027.

La situación de Massa merecerá más atención que el foro de políticos extranjeros que Cristina está convocando para que la ayuden a sahumar frente al mundo una proscripción esotérica. Un coro de visitantes devaluado.

Massa la tiene peor. La restricción de dólares lo conduce a una devaluación más o menos cercana, más o menos encubierta. La duda sobre su candidatura se transformó en la incertidumbre sobre su continuidad en el ministerio. Lo sostiene la desesperación del oficialismo, que no tendría disponible ningún piloto suicida en su reemplazo.

La confirmación de las primarias trajo alivio a la oposición. Su diseño político fue visceralmente incapaz de resolver la unidad y el liderazgo por un consenso que la crisis demanda. Jugó por completo sus fichas a una conflagración interna, de todos contra todos, en listas cruzadas.

Sobre esa incertidumbre trabaja Javier Milei. Busca presentarse como el candidato emergente frente a la crisis económica y social. En 2016, Donald Trump inició ese estilo. Lauren Collins, periodista de The New Yorker, subrayó entonces la novedad: “Si la promesa de Obama era que él era como vos, la promesa de Trump es que vos sos como él”. A mayor indignación social, más extravagante la propuesta política. Aunque Milei se propone como candidato contra la casta, en realidad busca filtrarse entre los dos grandes bloques políticos. El resultado de esa aventura depende de la evolución de la crisis.

Algunos observadores creen que no le alcanzará. El politólogo Luis Tonelli sostiene que los electores se mantendrán alineados en torno a las coaliciones actuales; que los votantes son más leales a su espacio de referencia que los propios referentes políticos. “No hay Corea del Centro; hay norte de Corea del Sur y sur de Corea del Norte”, graficó al aludir a las fronteras de las dos coaliciones mayoritarias.


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