Inteligencia Artificial y trata:¿Aliada o arma del delito?
El “potencial negativo de la IA” puede revertirse para convertirse en una poderosa herramienta de prevención y detección para combatir este delito.

En la compleja y dinámica lucha contra la trata de personas, la inteligencia artificial emerge como una herramienta de doble filo.
Esta problemática, lejos de ser futurista, ya es una realidad. En los entornos digitales se distribuyen imágenes hiperrealistas generadas artificialmente de niñas/os, mujeres y otras poblaciones vulnerables, impidiendo identificar a una víctima concreta y dificultando la persecución penal o aplicación de las leyes.
El mal uso de la IA ayuda a perfeccionar el delito, desarrollar estrategias de captación de víctimas en menos tiempo, mediante ingeniería social, utilizando chats automatizados con frases emocionalmente atractivas y deepfakes (imágenes, videos o audios de personas, editados con herramientas de inteligencia artificial).
El delito de trata toma dos modalidades: tráfico sexual como acto comercial y trabajo forzoso/servidumbre. En nuestro país, se lo combate con un sólido marco legal. La Ley Nacional Nº 26.364 promueve un abordaje integral del delito estableciendo la responsabilidad estatal de prevenir, asistir y garantizar la reparación de las víctimas, y complementariamente la Ley Provincial Nº 3.370 de Neuquén que establece un régimen regionalizado e interdisciplinario de prevención y protección.
Actualmente, Argentina estableció un precedente histórico, su primera condena por trata de personas con fines de explotación sexual a través de medios digitales. El Tribunal Oral Criminal Federal N°4 de Buenos Aires sentenció a “Fredy Junior Arturo Zea Ricardo” a 25 años de prisión. Este hacía creer a sus víctimas que formaban una sociedad lucrativa, pero se quedaba con la totalidad del dinero obtenido; entre 2017 y 2020 operó prescindiendo del transporte físico de las víctimas, lo que resalta la naturaleza digital del crimen. Sus víctimas eran mujeres extranjeras en situación de extrema vulnerabilidad, engañadas con falsas promesas laborales, obligadas a realizar sexo virtual ante webcams y a transmitir contenido sexual pago en plataformas como “Chaturbate” y “Strip Chat”, bajo jornadas extenuantes donde solo podían dormir cinco horas y tenían media hora para comer.
Las redes de trata se adaptan a las nuevas tecnologías, es por ello que resulta crucial entender cómo el “potencial negativo de la IA” puede revertirse para convertirse en una poderosa herramienta de prevención y detección para combatir este delito.
La IA bien empleada y sus buenas prácticas incluyen la identificación de patrones y alertas tempranas para detectar situaciones de riesgo, automatizar alertas, detectar patrones sospechosos de captación en línea, predecir comportamientos delictivos, analizar big data (datos grandes de procesamiento complejo), rastrear publicaciones sospechosas, identificar lenguaje típico de captación, y monitorear anuncios y actividades delictivas en tiempo real.
En protocolos policiales, investigaciones judiciales y rescates permite establecer conexiones entre usuarios, teléfonos, transferencias y plataformas; acelerar el rescate de personas vulnerables en el ciberespacio en un tiempo récord; integrarse a sistemas de asistencia telefónica como nuestra línea telefónica y gratuita 145 (nacional), para denunciar casos de trata. En el ámbito de la salud, permite identificar posibles víctimas y señales de alerta que a simple vista no surgen de los registros médicos.
Estados Unidos y Reino Unido ya utilizan tecnologías como “OSINT” (inteligencia de código abierto y proceso de recopilación y análisis de información pública) para el reconocimiento facial y patrones financieros para anticiparse al delito, y el “Traffic Jam” (sensor instalado en vehículos que vigila por donde transitan los traficantes) de gran valor predictivo.
Los Estados tienen la responsabilidad de orientar el desarrollo tecnológico desde principios éticos y la protección de derechos humanos, decidiendo cómo queremos que la inteligencia artificial contribuya al bienestar colectivo.
Con un entrenamiento ético de la IA, la colaboración de equipos interdisciplinarios y políticas públicas adaptadas a nuestra realidad, podemos transformar la tecnología en una herramienta de progreso y no de riesgo.
* Abogada y miembro del Instituto de Derecho e I.A del Colegio de Abogados y Procuradores de Neuquén, dirigido por la Dra. Vanesa Ruiz.
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