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Quiero ser libre

Solo los fracasados afirman que las crisis de la deuda pública condicionaron el desarrollo industrial de la Argentina y que su pago representaba el 75% del PBI en 1888, el 91% en 1889.

Por Dario Tropeano

Definitivamente me inclino por abrazar las ideas de la libertad. Mis valores occidentales prefieren vivir en una Nación globalizada porque ese es el modelo que hoy triunfa y lleva bien a Europa y los EE. UU., el que me permitirá que mis propias capacidades sean valoradas y desarrolladas sin ataduras. Donde pueda ejercer libremente la competencia y construir mi proyecto de vida ganando dinero ofreciendo mis servicios al prójimo con bienes de mejor calidad al menor precio. Creo que el mercado no tiene fallas porque el mercado es un proceso de cooperación social donde se intercambian derechos de propiedad libremente.

En definitiva, son los acuerdos entre las partes los que determinan si deben existir bienes y servicios y el valor de los mismos. Si la leche que fabrico es de mala calidad o cara serán la de Holanda la que se venda y si no hay camino para llegar a mi pueblo, allá arriba en Catamarca, será el mercado a través de la iniciativa privada la que lo construirá si lo pagan los kollas que viven allí.

Mi esfuerzo prevalecerá aunque sea peón rural y solo tengo colegio primario y quiero progresar, ya que me exigiré de noche para terminar la secundaria y tal vez podré llegar a capataz.

Y es que estamos en el siglo XXI donde los bienes son escasos y el dinero no abunda por lo que el Estado debe enseñarme a pescar y no darme nada gratis: lo gratis que recibo es porque se lo sacan a otro que lo tiene, y eso no es libertad.

Me niego a que el Estado me reviente con impuestos y me obligue a financiar la justicia social. La justicia social me la pago yo mismo y no pienso financiar a los políticos chorros, porque todos lo son. Al terminar con el Banco Central podremos volver a los tiempos de 1880 cuando la Argentina era una de las principales potencias mundiales y la gente con su iniciativa impulsaba el crecimiento.
En aquellos tiempos de libertad cuando teníamos el PBI per cápita más alto del mundo ( 1895-1896 Método Estadístico que fuera estimado por el inglés Angus Madisson) aunque la oficina de estadísticas nacional recién fue creada en 1946 , fuimos potencia .

Solo los comunistas se atreven a decir que los principales ingresos del país eran por derechos de exportación de lanas, grasa y cueros, que dos bajísimas cosechas en Rusia 1880-1881 y la convertibilidad del oro con la moneda de los EE. UU. mejoró el precio nuestras exportaciones.
Solo los fracasados afirman que las crisis de deuda pública condicionaron el desarrollo industrial de la Argentina durante toda su historia y que el pago de la misma representaba el 75% del PBI en 1888, el 91% en 1889 (“La Economía de Exportación Argentina 1880-1920 “Roberto Cortes Conde, Anuario IEHS 1998).

En mi caso particular con empleados en relación de dependencia a cargo, prefiero el sistema de los jornaleros inmigrantes o peones criollos que iban buscando por los campos las mejores oportunidades, sin tener que adoptarlos como si fuesen hijos.

Y no me vengan con el estatuto del peón rural (1944) creación de los políticos chorros con el que crearon el clientelismos de los pobres.

Miren si no el caso de mi abuela Italiana , analfabeta que llegó de Italia en 1922 .

Salía de madrugada desde cuatro esquinas embarazada en un carro a caballo vendiendo verdura en Cipolletti con los primeros rayos de sol . Así mientras carreteaba tuvo un aborto natural a los 7 meses, pero mi padre pudo estudiar y sus hermanos mayores trabajaron siendo niños la tierra para un futuro mejor.

Mi abuelo – también inmigrante y analfabeto – entregaba la mayor producción de verdura a los grandes almacenes de ramos generales y retiraba ropa y comida con la libretita y cada año quedaba debiendo, por lo que su compromiso con el comerciante se extendía un año más.

Pero así creció el país, ese es el esfuerzo que vale y al que tenemos que retornar.

Los resentidos y socializantes se quejan de la riqueza ajena de las políticas monopólicas y el endeudamiento externo para llevarse los dólares que se toman por deuda, cuando es el Estado y los políticos chorros los que no dejan avanzar al motoquero de Rappi, al taxista de Uber o al Remax que sueño con tener la inmobiliaria propia.

Sin Banco Central podremos tener dólares porque el Estado por su Constitución Nacional ya no tendrá el monopolio para emitir moneda y seremos parte de esos 10 países que no lo tienen ( la mayoría islas del Pacífico y Panamá, todos ellos territorios Off Shore ).

De esta forma circularán las monedas “del primer mundo “ sin control alguno, la entrada y salida de capitales será libre y ganaremos en dólares.

Es justamente los que pasa en el mundo libre, nadie controla el ingreso y salida de capitales y no hay Bancos Centrales, cada uno hace lo que quiere con su dinero y el dólar es la moneda que más se valoriza de todas. Cuando lleguemos a eso – y falta poco- veremos rápidamente los resultados para volver a ser una gran potencia como fuimos. Y los que están en contra, los fracasados, verán el espectáculo de la libertad por TV o redes sociales, tranquilamente, desde sus casas.

*Abogado, docente de la facultad de Economía de la Unco .


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