Pactos improbables

Tiene razón la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cuando señala que dialogar cortésmente con un político opositor no significa pactar con él. Como dijo, es una cuestión de “sentido común”, lo que es cierto, pero sucede que durante más de diez años los kirchneristas nos han acostumbrado a un grado tan insólito de agresividad hacia sus adversarios que es natural que muchos hayan tomado la voluntad tardía del gobierno nacional de colaborar con el porteño, permitiéndole continuar con la largamente demorada extensión de la autopista Illia, por evidencia de que está decidida a apoyar a Mauricio Macri en la contienda electoral que ya ha comenzado. Según los convencidos de que Cristina cree que le convendría que Macri la sucediera en la Casa Rosada, la presidenta sueña con emular a su homóloga socialista chilena, Michelle Bachelet, que logró volver al poder luego de un cuatrienio protagonizado por el conservador Sebastián Piñera, algo que no podría hacer si el próximo presidente resultara ser otro peronista o un izquierdista. Como estrategia, el esquema así resumido parece lógico. De instalarse en el poder Sergio Massa o Daniel Scioli, Cristina correría el riesgo de compartir el destino de los compañeros Eduardo Duhalde y Carlos Menem, ya que un mandatario peronista no vacilaría en incorporar a su propio aparato a los gobernadores, intendentes, legisladores y operadores barriales coyunturalmente kirchneristas. Por lo demás, Massa se ha afirmado resuelto a asegurar que todos los corruptos paguen un precio muy alto por los delitos que en su opinión han cometido, eventualidad ésta que no puede sino preocupar a una presidenta acusada de haberse enriquecido por medios netamente ilícitos. En cuanto a los izquierdistas del Frente Amplio Unen, se han comprometido formalmente a llevar a cabo una versión local del operativo “manos limpias” que veinte años atrás convulsionó a la clase política italiana. Para Macri, la idea ya difundida de que cuenta con el respaldo subrepticio de Cristina es un problema ingrato. Aunque lo beneficiaría que el gobierno nacional dejara de impedirle avanzar con obras públicas o conseguir créditos internacionales, como viene haciendo con el propósito indisimulado de hundirlo, un acuerdo tácito con Cristina lo privaría de las ventajas que le ha supuesto su hostilidad patente; lo mismo que en la provincia de Buenos Aires del gobernador Scioli, en la ciudad homónima muchos se han habituado a atribuir las deficiencias más molestas de la gestión del mandatario local a la malignidad serial del Poder Ejecutivo nacional. También lo perjudicaría a Macri que amplios sectores sospecharan que, a cambio de la normalización de sus relaciones con la presidenta, estaría dispuesto a minimizar la gravedad de la corrupción, por tratarse de un tema que, al profundizarse la crisis económica, podría hacerse prioritario en los meses venideros. A esta altura todos, con la posible excepción del ministro de Economía Axel Kicillof y algunos militantes incondicionales, entenderán que el gobierno próximo no tendrá más opción que aplicar un ajuste severísimo porque los kirchneristas se las han arreglado para prepararle una “herencia” apenas manejable. Medidas recientes como la devaluación de dinero y la eliminación de algunos subsidios fueron tomadas a fin de demorar por algunos meses, con suerte un año, el colapso de un “modelo” que ya está cayéndose en pedazos. Es por este motivo que algunos estrategas gubernamentales y, es de suponer, Cristina misma creen que sería de su interés que un gobierno “neoliberal” se encargara del trabajo sucio, despejándoles así el camino para un regreso triunfal. No es lo que sucedió en Chile, donde fue exitosa la gestión económica de Piñera, pero parecería que los kirchneristas confían en que la mayoría acusaría a quienes procuren sanear la economía de los muchos males que la afligen de haberlos causado. Puesto que maniobras parecidas ensayadas por movimientos populistas siempre han funcionado en el pasado, con consecuencias nefastas para el país, es por lo menos factible que, andando el tiempo, los kirchneristas logren sacar provecho de su propia insensatez, aunque para hacerlo tendrían que asegurar que sus sucesores acepten indultar a casi todos los personajes que se han enriquecido indebidamente en el transcurso de la “década ganada”.

Fundado el 1º de mayo de 1912 por Fernando Emilio Rajneri Registro de la Propiedad Intelectual Nº 5.124.965 Director: Julio Rajneri Codirectora: Nélida Rajneri de Gamba Vicedirector: Aleardo F. Laría Rajneri Editor responsable: Ítalo Pisani Es una publicación propiedad de Editorial Río Negro SA – Viernes 6 de junio de 2014


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