Paloma Nogués, la directora que eligió San Martín de los Andes para su universo musical

Nacida en Catamarca, formada académicamente en Austria y con amplio recorrido profesional, creó la Orquesta Sinfónica Académica de la Escuela Superior de Música. Esta noche, dirigirá como invitada a la Sinfónica del Neuquén en el Cine Teatro Español.

Este viernes, a las 21, la Orquesta Sinfónica del Neuquén vuelve a escena con el concierto “Sinfonía italiana”, esta vez bajo la dirección de la Maestra Paloma Nogués, como directora invitada. El programa incluye Obertura Las Hébridas, de Félix Mendelssohn; Pavana para una infanta difunta, de Maurice Ravel; y Sinfonía N° 4 “Italiana” Op 90, también de Mendelssohn. 

Dicho programa resultó de un trabajo conjunto entre Andrés Tolcachir, director de la sinfónica neuquina, y Nogués. Tolcachir sugirió las obras de Mendelssohn y la directora invitada aceptó la propuesta de inmediato porque, como le contó a RÍO NEGRO, “extrañamente hacía rato que quería hacer un concierto con la sinfonía italiana, es una obra que siempre me gustó; además, Mendelssohn me gusta mucho, es un compositor que no se toca lo suficiente para lo gran compositor que es. Me interesa mostrar lo impresionantemente bueno que es”.  

Por cuestiones de protocolo sanitario, los conciertos deben suceder sin intervalos por lo que hubo que acortar ciertas partes y buscar una obra que no extendiera demasiado el programa. Entonces, surgió “Pavana para una infanta difunta”, una obra que también es del gusto de Nogués y que les venía justo porque, en sus palabras, “es una obra corta, pero con mucho por mostrar y decir, tiene arpa, un solo de corno, es muy colorida”. 

Formada académicamente en Austria y con un amplio recorrido profesional por Europa y Sudáfrica, Paloma Nogués, nacida en Catamarca en 1976, se estableció hace poco más de diez años en San Martín de los Andes, donde creó la Orquesta Sinfónica Académica de la Escuela Superior de Música local, institución de la cual también es docente. 

Su amor por la música comenzó cuando era muy chica, en su Catamarca natal. Allí, su casa contaba con un piano de cola, pues su madre es pianista. Y ese piano, que la cautivó inmediatamente, funcionó acaso como su primer lugar en el mundo. Allí comenzó a tocar ese instrumento que le abriría otros mundos. 

A los seis años se mudó a Buenos Aires junto a su familia. Allí siguió aprendiendo junto a su madre hasta que, a los ocho, comenzó a estudiar con Violeta Hemsy de Gainza. “Es una pedagoga impresionante, revolucionó la pedagogía del piano y de la música en Argentina. Mi familia hizo el esfuerzo para que estudiara con ella. Tiene una forma de enseñar muy integral: formación auditiva, formas compositivas, ella enseña todo no importa la edad. Creo que ella me marcó en el sentido de cómo abordar las obras, te diría con la cabeza de directora de orquesta”. 

Ensayo del jueves por la mañana en en el escenario del Cine Teatro Español. (Foto: Yamil Regules).

Cuando terminó el secundario en el Colegio Nacional Buenos Aires decidió dedicarse a la música, pero en particular a la dirección orquestal. Comenzó a estudiar en la Facultad de Música de la UCA. “Cuando terminé el secundario me puse a pensar seriamente qué hacer con todo aquello que me interesaba. Estaba entre estudiar matemáticas, física y música”, recuerda Paloma. “Cuando tuve tomar una decisión me dije cómo hago para conjugar todo. Y todo está en la música. La matemática, la física…todo lo encuentro en la música”.  

Paloma encontró en la música, pero más aún en la dirección orquestal, la conjunción de todo aquello que le interesaba. “Yo quería todos los instrumentos y era consciente de que no sería capaz de tocarlos todos, entonces me decidí por la dirección orquestal, fue una gran solución a mi dilema sobre qué hacer. Así iba a tener todos los instrumentos en mi (risas)”. 

El piano es el mejor amigo del director. Es nuestra orquesta sustituta».

Paloma Nogués.

A los 19, tras dos años en la UCA, se fue a Austria a estudiar en el Conservatorio de Viena (MUK por sus iniciales en austríaco). Y allí aquel piano de cola, refugio y lugar en el mundo de Paloma, tomó protagonismo. “Para ingresar como estudiante de dirección orquestal hay que tocar mucho el piano, allá piden mucho piano, mucha educación auditiva, teoría musical. Pero el piano es decisivo”, destaca. 

¿Por qué es decisivo el piano? “El piano es el mejor amigo del director”, responde Paloma medio entre risas. “Es nuestra orquesta sustituta. Nosotros los directores no tenemos el instrumento en casa, no tenemos la orquesta y lo que más se le parece es el piano. Es el instrumento que tiene todos los registros, es muy polifónico, cuando tocás el piano tocás muchas cosas al mismo tiempo”. 

En 2000, Paloma se recibió con honores del conservatorio donde se formó con sus maestros Georg Mark  y Reinhard Schwarz. Pero más aún, fue la primera mujer en lograrlo, la primera en los más de 70 años de historia de la institución vienesa. “Nunca antes se había recibido una mujer. De hecho, son muy pocas las mujeres allí”, remarca. 

Luego, estudió un tiempo en la Universidad de Música y Arte Dramático de Viena con el maestro Leopold Hager. En los años siguientes desarrolló una intensa carrera profesional en Alemania, Sudáfrica y Japón, entre otros lugares. Participó de diversos cursos y concursos. En 2004 se instaló en Londres hasta que los atentados de 2005 cambiaron radicalmente su vida y motivaron la decisión de regresar a la Argentina. Más precisamente, a esta parte de la Argentina. 

En 2009 se instaló junto a su familia en Buenos Aires. Fueron unos pocos meses hasta que llegaran todas las cosas de la mudanza europea. Entonces, viajaron rumbo a la Patagonia. Paloma había conocido Bariloche en la adolescencia y había quedado encantada con sus paisajes. Sintió que era su lugar en el mundo. O que lo sería en algún momento.  

No lo fue, pero estuvo muy cerca. Cuando decidió radicarse en la región junto a su familia descubrió San Martín de los Andes y allí se estableció. Buscaba para sus hijos pequeños un lugar natural donde trascurrieran su primera infancia, como ella lo había hecho en Catamarca. Le pareció que Bariloche era ya demasiado ciudad y se decidió por San Martín. Pero hubo algo más: la Escuela Superior de Música. 

Paloma es la creadora –y directora- de la Orquesta Sinfónica Académica de la Escuela Superior de Música San Martín de los Andes. “Cuando se abrió el nivel terciario de la escuela empezó la carrera de dirección orquestal y me di cuenta de que era momento de armar la orquesta de práctica porque hay un montón de gente estudiando instrumentos. Armé la orquesta y ya estamos en el octavo año”, resume. 

La sinfónica académica acepta integrantes por fuera de la institución, aclara Paloma, porque además tiene distintos niveles. “Hay que animarse, muchos creen no tener el nivel para tocar en una orquesta sinfónica, pero sí lo tienen. La orquesta está abierta a todo el mundo, somos nosotros los que nos adaptamos a los niveles que hay, por eso el sistema de orquesta escuela es fantástico”. 

Tanto la presencia de la orquesta como toda la actividad alrededor de la Escuela Superior de Música están haciendo de San Martín de los Andes un nuevo lugar en el mundo para la música sinfónica. 


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