Paula Hernández: el largo camino al Oscar de la directora argentina

Su película "Los sonámbulos" fue elegida esta semana por la Academia Nacional de Cine para representar a Argentina en los próximos Premios Oscar. En esta nota, cuenta sus sensaciones.

La directora Paula Hérnandez se encuentra en medio del estreno en el Festival de Cine de Mar del Plata de su nuevo filme, «Las siamesas», y recibió la noticia de que película anterior, la premiada «Los sonámbulos», fue elegida por la Academia Nacional de Cine para representar a Argentina en los próximos Premios Oscar.

«Los premios y la candidatura son una noticia muy linda, sorpresiva y emocionante. Estamos muy contentos y con mucha felicidad, es un reconocimiento a todo el equipo. Lo que venga es incierto. Ojalá sirva para que se abran puertas, que la película tenga más difusión y pueda venderse, que es uno de los puntos más difíciles», dijo Hernández a Télam sobre la cosecha de cinco Premios Sur y el pasaporte al Oscar que logró el martes pasado.

La cinta, protagonizada por Érica Rivas y Daniel Hendler, debutó en pantalla grande en el festival de Toronto en septiembre de 2018, comenzando un vasto recorrido, que continuó en Chicago, San Sebastián, Busán, Miami, Mar del Plata y La Habana, donde ganó el premio a la mejor ficción de esa edición, para finalizar con el estreno comercial en noviembre del año pasado.

Se trata de un drama construido para explorar tensiones históricas no resueltas en el seno de una familia de clase acomodada que estallan en una noche, y que impacta por su rigor narrativo, los climas y tensiones que sostiene y por su quirúrgica precisión de cuadros y actuaciones.

«Es una película muy importante en mi carrera, diferente a las anteriores. Todo se inicia con el corto ’12 clavos’, con el que abro un camino para narrar, pensar el cine y las producción. Fue macerada y trabajada desde 2015, con muchas dificultades sobre cómo producirla. Estuvo atravesada por momentos complejos del Incaa del macrismo, lo cual lo hizo muy complicado, pese a tener fondos extranjeros. Hubo que hacer replanteos», recordó Hernández.

En «Las siamesas», que se puede ver por Cine.ar en la selección oficial fuera de competencia del festival, la realizadora se alejó de aquella producción de envergadura, pero manteniendo ese rigor narrativo y visual, apoyado en las grandes actuaciones de Rita Cortese y Valeria Lois, que crean el ambiente claustrofóbico que acompaña a las protagonistas en su viaje en micro hasta la costa.

Clota y Estela son una madre y una hija que viajan a la costa, fuera de temporada, a conocer los dos departamentos que el padre dejó de herencia. Pronto nos enteramos que el padre abandonó a la familia con la madre embarazada de Estela, lo cual generó una dependencia mutua que, además, guarda resentimientos.

«La relación entre Clota (Cortese) y Estela (Lois) tiene que ver con el amor, pero un amor descarrilado y sin libertad. Reflexiona sobre lo que implica también la libertad del amor y como los padres tienen que dar rienda suelta a sus hijos. En este viaje se plantea eso; lo que para Estela es una ansiada independencia, Clota lo vive como una separación de siamesas y ver quién sobrevive ante una situación tan extrema», comentó Hernández.

Inspirada en el cuento homónimo de Guillermo Sacomano, «Las siamesas» contó con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, con una Beca Creación, que fue «primer puntapié para hacerla en términos cinematográficos».

Erica Rivas junto a la directora en un momento de la filmación.

«La filmamos en 15 días con un equipo mínimo y después de venir de hacer ‘Los sonámbulos’, con su peso y su carga, me daban ganas de hacer una película más libre y austera. También fue una alegría haberla filmada un año después de ‘Los sonámbulos’, algo muy particular para el cine», dijo la directora de «Un amor», «Lluvia» y «Herencia».

«Ahonda -explicó Hernández- en la relación entre esta madre e hija, es una metáfora del desapego. Es una road movie bajo el manto de una tormenta, que no simplemente tiene que ver con lo externo, sino con lo que se va gestando en ese viaje y lo que se dicen respecto al pasado y lo presente. Ese encierro es temporal y emocional y el colectivo en alguna manera da un espacio propicio porque no tienen otra opción».

Así, la cineasta acude a «encuadres desnivelados, con los personajes acorralados y ‘apretados’ al margen del cuadro».

«Esto tenia que ver mucho con ese balance. Había una opresión que tenia que liberarse a partir de un estallido, con una cámara mas libre, en mano, que tiene que ver con lo que siente Estela (Lois) y con ese plano del mar al final», dijo.


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