“Peor que engañar a los demás es engañarse a uno mismo”
Un dirigente político que se precie de ser bueno además de tener una buena formación cultural y de gestión deberá tener la capacidad de saber elegir quienes lo acompañen en una función de gobierno. En cargos de responsabilidad donde las decisiones que se toman afectan a miles de personas es necesario que los que lo ejercen tengan más de una virtud. Ser honestos, eficientes, responsables, conciliadores, medidos, realistas y ver un poco mas allá de sus narices debería ser la regla, pero lamentablemente es la excepción entre los gobernantes y buena parte de la dirigencia política que aspira a gobernar. Es evidente la falta de valores y capacidades en la mayoría de los funcionarios de gobierno actuales. Los resultados sociales que estamos viendo en estos días, son consecuencia de eso. Debe ser agradable escuchar de los bufones del rey decir que todo marcha bien y que no hay ningún problema, que todo es sólo una sensación virtual creada por los medios. También debe causar gratificación escuchar informes con números y estadísticas que muestran un país en franco progreso y que ha dejado atrás los peores males del pasado, pero lamentablemente la cruda realidad, cuando golpea, no sabe de ideologías, gobiernos o partidos políticos, golpea y deja secuelas muchas veces difíciles de remediar. Por eso es realmente detestable que muchos funcionarios no se hagan cargo de su responsabilidad, echen culpas hacia afuera y engañen a la presidenta con informes maquillados para salvar su pellejo. Es un juego macabro esto de engañar a los demás estando en una función de gobierno, pero me parece peor engañarse a uno mismo en una suerte de política novelada. Si uno no acepta los errores, tampoco los puede corregir. Me parece peor porque esta evasión personal puede afectar la vida y el destino de muchas personas. Esta política de evasión, de no ver la realidad o de tener una visión muy limitada, es justo reconocerlo, no es particular de este gobierno sino que lo ha sido de gran parte de la dirigencia política del pasado. También nos pasa a todos el creer que porque no votamos a tal o cual candidato o porque no participamos de tal gobierno estamos exentos de culpa y cargo como si fuéramos extraterrestres o de otro país. No, en todo caso somos responsables por omisión. Si queremos “un país en serio” debemos por empezar a ser serios cada uno de nosotros y no recrear cada tanto la vieja muletilla de “¿Yo? Argentino…”. No es lo mismo autoengañarse siendo un ciudadano común que siendo un funcionario del gobierno, y peor todavía, siendo presidente de la nación. Lamentablemente las responsabilidades no se delegan, hay que asumirlas, y cuanto antes mejor, porque a partir de allí se corregirá el rumbo y podremos pensar en un país mejor. Jorge E. Graziano DNI 8.108.553 San Martín de los Andes
Jorge E. Graziano DNI 8108553 San Martín de los Andes
Un dirigente político que se precie de ser bueno además de tener una buena formación cultural y de gestión deberá tener la capacidad de saber elegir quienes lo acompañen en una función de gobierno. En cargos de responsabilidad donde las decisiones que se toman afectan a miles de personas es necesario que los que lo ejercen tengan más de una virtud. Ser honestos, eficientes, responsables, conciliadores, medidos, realistas y ver un poco mas allá de sus narices debería ser la regla, pero lamentablemente es la excepción entre los gobernantes y buena parte de la dirigencia política que aspira a gobernar. Es evidente la falta de valores y capacidades en la mayoría de los funcionarios de gobierno actuales. Los resultados sociales que estamos viendo en estos días, son consecuencia de eso. Debe ser agradable escuchar de los bufones del rey decir que todo marcha bien y que no hay ningún problema, que todo es sólo una sensación virtual creada por los medios. También debe causar gratificación escuchar informes con números y estadísticas que muestran un país en franco progreso y que ha dejado atrás los peores males del pasado, pero lamentablemente la cruda realidad, cuando golpea, no sabe de ideologías, gobiernos o partidos políticos, golpea y deja secuelas muchas veces difíciles de remediar. Por eso es realmente detestable que muchos funcionarios no se hagan cargo de su responsabilidad, echen culpas hacia afuera y engañen a la presidenta con informes maquillados para salvar su pellejo. Es un juego macabro esto de engañar a los demás estando en una función de gobierno, pero me parece peor engañarse a uno mismo en una suerte de política novelada. Si uno no acepta los errores, tampoco los puede corregir. Me parece peor porque esta evasión personal puede afectar la vida y el destino de muchas personas. Esta política de evasión, de no ver la realidad o de tener una visión muy limitada, es justo reconocerlo, no es particular de este gobierno sino que lo ha sido de gran parte de la dirigencia política del pasado. También nos pasa a todos el creer que porque no votamos a tal o cual candidato o porque no participamos de tal gobierno estamos exentos de culpa y cargo como si fuéramos extraterrestres o de otro país. No, en todo caso somos responsables por omisión. Si queremos “un país en serio” debemos por empezar a ser serios cada uno de nosotros y no recrear cada tanto la vieja muletilla de “¿Yo? Argentino...”. No es lo mismo autoengañarse siendo un ciudadano común que siendo un funcionario del gobierno, y peor todavía, siendo presidente de la nación. Lamentablemente las responsabilidades no se delegan, hay que asumirlas, y cuanto antes mejor, porque a partir de allí se corregirá el rumbo y podremos pensar en un país mejor. Jorge E. Graziano DNI 8.108.553 San Martín de los Andes
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