Desgarrador relato de una expareja del imputado por instigación al suicidio en Cinco Saltos

Su experiencia tiene matices similares a la historia de Maira Castillo, pero con otro final. Logró escaparse luego de vivir escenas de extrema violencia.

El relato de una mujer que fue pareja de Bruno Marín, imputado por instigar el suicidio de Maira Castillo, expuso todos los avatares de la violencia machista. Golpes, gritos, amenazas de suicidio, sometimiento y hasta un abuso sexual fue lo que declaró la joven en la última audiencia del juicio que continuará hoy con los alegatos de cierre.


Por la declaración y la teoría de la fiscalía y la querella las historias son similares: el sometimiento para alejarla de su familia y su entorno, un embarazo y una denuncia que fue el puntapié para lograr escapar.
El mismo camino recorrió Maira con otro desenlace. La joven se suicidó la madrugada del 17 de mayo de 2020 en Cinco Saltos. La parte acusadora sostiene que Marín la llevó a esa decisión.


La testigo en el juicio oral y público que se desarrolla en Cipolletti contó que Maira la fue a ver para preguntarle cómo había hecho para salir de ese ciclo de violencia que ejercía Marín. Le reveló que la golpeaba todo el tiempo y que no podía alejarse de él. Maira temblaba. Ella le dijo que lo denuncie, que fue la forma que logró dejarlo. 

La mujer contó que al principio Marín era una persona muy compañera y atenta, pero en un determinado momento la violencia comenzó a surgir de la manos de los celos y el control extremo que sometía sobre ella. 


Una noche de Año Nuevo la obligó a quedarse toda la noche con él, le propinó un violento rodillazo en las costillas -entre otros golpes- y la abusó sexualmente. «Me obligó a tener relaciones» dijo, ante la atenta mirada del tribunal integrado por los jueces Julio Sueldo, Guillermo Merlo y la jueza Rita Lucia. 


La joven, que declaró sin la presencia del imputado, recordó que esa noche temblaba de miedo y que pensaba que no iba a volver a su casa. Fue el primer reencuentro tras una separación que se originó  por el primer hecho de violencia. También hubo varios golpes, y violencia hasta con uno de los hijos de la mujer. 


Dijo que Marín la controlaba al punto de revisar su celular antes que ella, le miraba las redes sociales, la indagaba sobre todos los contactos que tenía en el móvil. Cuando ella le manifestaba su miedo, él tenía dos reacciones; o la culpaba a ella por su violencia o lloraba y le pedía perdón.

Ella decidió distanciarse por segunda vez de Marín. Semanas después ella se enteró que estaba embarazada y volvió a contactarlo. «Le dije que estaba embarazada y que él era el padre (…) le dije que lo iba a tener. Él me dijo que se iba a hacer cargo, que iba a cambiar su forma de ser. Empezamos a planear tener una familia, yo siempre le dije que tenía miedo , que me iba a costar mucho, pero él me dijo que iba a ser diferente por la llegada del bebé», pero la violencia no cesó. 


Tras un escueto tiempo de tranquilidad, la historia se repitió: Marín la violentó, le rompió toda su ropa, comenzaron los gritos y otra vez el miedo. Ella temblando comenzó a gritar. «Comenzó a pegarse solo de nuevo, lloraba, pedía perdón, se arrodillaba. Yo me enrollé en la cama temblando porque no sabía qué hacer, él siempre me tenía la puerta con llave».  


Logró escaparse, buscó refugió en la casa de una amiga y cuando se reencontró con su familia presentó una denuncia penal y se le fijó una restricción de acercamiento. Esa fue la última vez que lo vio.  

Hoy están previstos los alegatos de la fiscalía a cargo de Martín Pezzetta, los querellantes y el defensor Rafael Cuchinelli. Marín es la primera persona imputada por el delito de instigación al suicidio en contexto de violencia de género en Río Negro. Enfrenta una pena de entre 1 y 4 años de prisión.


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