Acusan al municipio de Bariloche de autorizar proyectos inmobiliarios en perjuicio del bosque nativo

Organizaciones ambientalistas acusaron al Ejecutivo municipal de habilitar emprendimientos privados en zonas restringidas.

Mediante una carta pública difundida esta semana, varias organizaciones ambientalistas acusaron al Ejecutivo municipal de “violar la ley” que preserva los recursos forestales al habilitar emprendimientos privados en zonas restringidas y denunciaron que su intención, junto al gobierno provincial, es “atentar contra los niveles de protección de nuestros bosques”.

Señalaron que en una reunión de comisión realizada en el Concejo semanas atrás el subsecretario de Planeamiento y Sustentabilidad Urbana, Claudio Romero, “confesó” que trabaja junto a técnicos de la provincia en la reformulación de la ley provincial 4552 “a fin de intentar disminuir el grado de protección del cual gozan extensas áreas boscosas de Bariloche”.

Citaron como un antecedente de gravedad la tragedia del complejo Villa Huinid, donde un deslave ocurrido en junio pasado le costó la vida a tres turistas uruguayos, y observaron que a las autoridades “no les alcanza con violar la ley, concediéndole licencia a un privado para construir en el kilómetro 1 de avenida de los Pioneros en zona amarilla, en la cual por ley está prohibido el desmonte”.

Las zonas definidas como “amarillas”, según la ley de Bosques, tienen un estatus de protección intermedio entre las “rojas” y las “verdes”. El mapa que define los límites de cada área debió ser actualizado y aprobado por la legislatura provincial en 2015. Ese ordenamietno todavia está pendiente y según la ley -subrayan los firmantes del comunicado-, las juirisdicciones “no podrán autorizar desmontes ni ningún otro tipo de utilización y aprovechamiento de bosques nativos”, pese a lo cual los desmontes en Bariloche “siguieron y aumentaron”.

Romero dijo que el “manifiesto” que firman Arbol de Pie, los vecinos pro reservas naturales urbanas El Trébol y Morenito Ezquerra, Jovenes por Bariloche, el Movimiento Vecinal Participativo y el Observatorio por los Derechos de la ciudad le causó “sorpresa” y se funda en una lectura errónea de sus palabras.

Durante el encuentro con los concejales el funcionario habia dicho que tiene hoy a su cargo un trabajo de reelaboración de la normativa y actualización del ordenamiento de bosques, junto a la subsecretaría de Recursos Forestales de Río Negro, y que “hay una superficie importante donde la ley puede aplicarse sin desmedro de los usos urbanos”.

Explicó que la idea es que en los sectores amarillos “aparezcan usos posibles que no estén directamente vinculados a la producción primaria”, sino enfocados en lo que denominó “servicios periurbanos”.

Ante una consulta de este medio, Romero dijo hoy que para las áreas amarillas la ley no habilita el cambio de uso del suelo pero sí “cierta explotación del bosque nativo, con plan de manejo y garantía de permanencia del bosque”, aunque observó que esos permisos están pensados “para espacios rurales”.

El planteo del Ejecutivo municipal en Bariloche “y lo mismo pasa en otras localidades” de la región, es el de “iaginar otros usos relacionados con la vida urbana” para las áreas categorizadas como amarillas, que en esta ciudad abarcan una importante extensión.

A modo de ejemplos Romero señaló que podrían autorizarse proyectos de “equipamiento, de residencia en muy baja densidad en convivencia con el bosque, o podría ser también un hotel boutique, con el correspondiente plan de manejo de la parcela”.

Aclaró que sobre todo eso no existen definiciones y “hay que trabajarlo”. Subrayó que desde lo técnico el trabajo consistiría en buscar una correspondencia entre lo que la ley ya autoriza para zonas amarillas en ámbito rural, adaptadas a un entorno urbano.

Sobre el ataque que le dedicaron las organizaciones Romero dijo que lo experimentó como un “agravio” y que le llama la atención que “se hayan acordado recién ahora, varias semanas después” de lo que dijo en la reunión, desarrollada a fines de octubre. También dijo que tiene buena relación con la mayoría y que la subsecretaría a su cargo “siempre estuvo abierta a todo tipo de diálogo”.

Opinó que “la interpretación que hicieron es sesgada”, que sus expresiones “no fueron una confesión” (como dice la nota) y lo atribuyó a un clima de recelo y “desconfianza” que considera injustificado. “Cada uno escucha lo que quiere escuchar” dijo Romero, para defender los lineamientos que expuso ante el Concejo y se preguntó “de dónde sacaron que eso es no cuidar el bosque”.


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