Figueroa: el experimento que puso fin a 60 años de MPN, pero que aún no puede prescindir de él

Hace un año, el actual gobernador de Neuquén se impuso por 10.171 votos sobre su principal rival, el entonces candidato oficialista Marcos Koopmann, y marcó un nuevo escenario político en la provincia.

Fue un reseteo, un clic, un cimbronazo y todo lo demás. Una sorpresa para la mayoría, pero no para Rolando Figueroa, uno de los pocos que sabía, aún antes del 16 de abril, que las urnas lo iban a dar ganador de la elección en Neuquén. Fue la primera en 60 años que perdió el Movimiento Popular Neuquino, que hoy hace esfuerzos por reconvertirse, pero a sabiendas de que es gravitante para la gobernabilidad de la nueva gestión.

Hace un año, Figueroa se impuso por 10.171 votos sobre su principal rival, el entonces candidato oficialista Marcos Koopmann, y marcó un nuevo escenario político en la provincia.

El experimento electoral con el que compitió, sintetizado en el frente Neuquinizate, aún se mantiene vigente, pese a algunos pronósticos. Prácticamente todos los espacios que llevaron listas incorporados al gobierno.

El PRO tiene a Leticia Esteves, actual secretaria de Planificación y Vinculación Institucional; el Frente Grande a la ministra de Educación, Soledad Martínez; el PJ a Tanya Bertoldi, quien asumió la Upefe en paralelo a su cargo de diputada nacional; y el novel partido Avanzar está representado con el ministro de Trabajo, Lucas Castelli. Incluso hay partidos que no llevaron lista propia para la disputa legislativa, pero que apoyaron, que también aportaron funcionarios al gabinete como es el caso de Neuquén Futura, con el subsecretario de Ambiente, Santiago Nogueira.

No tanto Comunidad, como el rolismo puro puro está representado por los leales de Figueroa, Juan Luis Ousset y Julieta Corroza, los dos funcionarios con mayor responsabilidad.

La única excepción es, como desde el principio, el ala “libertaria” que lidera la diputada nacional Nadia Márquez y que hoy no tiene más que una banca en la Legislatura y otra en el Congreso.

La sorpresa electoral de Javier Milei fue, probablemente, la que menos estaba en el radar del gobernador, quien trazó un camino del medio para convivir con la gestión presidencial: ni empoderó a sus representantes mileístas ni se erigió como adversario al estilo de Alberto Weretilneck en Río Negro.

La falta de financiamiento para obra pública es uno de los principales problemas que enfrenta la administración de Figueroa y esta semana dará los pasos para empezar a subsanarlo. Será a través de un nuevo endeudamiento para el que necesitará, sí o sí, el voto del MPN.

El vínculo con el partido ya no es de rivalidad como ocurrió en la campaña, cuando Figueroa volcaba todas sus críticas hacia los “azules”. Hoy muchos de ellos integran su gabinete, que dio refugio a exministros y diputados.

El gobernador no puede prescindir de esa estructura, que aún controla a la mayoría de las intendencias, y tampoco parece querer. Más bien, le abrió los brazos y ahora espera que el MPN tome una decisión: se convierte en una colectora de su nuevo espacio político o da disputa en serio contra él en 2027.

Si ese quiebre ocurriera, Figueroa enfrentaría un escenario mucho más complejo en la Legislatura, donde no tiene mayoría propia para sancionar las leyes que necesita.

El intendente de Neuquén, Mariano Gaido, dijo ayer en una nota con RÍO NEGRO RADIO que no es tiempo de campañas. Hoy también se cumple un año de su triunfo en la ciudad que no pudo disfrutar, aseguró, pese a que la elección “fue realmente histórica”. “Se votó en forma contundente este proyecto político en todas las mesas y en todos los barrios, con una diferencia de 20 puntos”, recordó. El tiempo dirá si le da o no una revancha.


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