Hace 30 años se terminaba el sueño progresista de Sobisch en el MPN

Había asumido en 1991 con un discurso y una acción en la transparencia que se hicieron trizas rápidamente.

Un conflicto docente que nació a finales de 1992 y escaló en niveles que nadie imaginaba, marcó hace 30 años el fin del sueño progresista que hasta entonces había representado la asunción de Jorge Sobisch en la gobernación de Neuquén, un año antes.

Alicia Gillone, Chango Arias, Coco Mantilaro, Isidro Belver, Osvaldo Pellín, Rodolfo Laffite, Oscar Zalazar eran algunos de los funcionarios con halo progresista que habían asumido con Sobisch en diciembre de 1991 en medio de un clima de esperanza luego de décadas de hegemonía en el MPN de Felipe Sapag, a cuyo hijo Luis impulsó en la interna de este año.

Sobisch ganó esa interna y luego la elección general a Oscar Parrilli, que era diputado nacional y líder del PJ neuquino.


Maffei


El sindicato docente ATEN tenía como secretaria general a Marta Maffei, una dirigente con una formación y un manejo gremial que pronto la catapultaron a la conducción nacional, en Ctera.

Sobisch no renegaba del ajuste y la reforma del Estado que le imponía el presidente Menem y su ministro Domingo Cavallo, pero, tal vez empujado por el MAPO, esa agrupación interna del MPN que hoy (sobre)vive a pura nostalgia, quería darles a sus políticas sociales y a la distribución del gasto una transparencia inusitada en la provincia.

Pero el 14 de octubre de 1992 se inició un tibio conflicto con un paro de ATEN. Pedían aumento salarial y resistían que estuviera atado a un presentismo.

En dos meses, el conflicto se hizo masivo. Sobisch cambió el gabinete, halcones por palomas: se fue Zalazar en Hacienda y entró Alfredo Pujante; y dejó que Belver volviera a Andacollo y colocó en su lugar a Mario Morán.

Para colmo, en medio de semejante clima pesado, el gobernador les subió el sueldo a todos los funcionarios de su gabinete. No había cura para una irritación que terminó con renuncias masivas: las más notables fueron la de Arias en la subsecretaría de Justicia y Gillone en Menor y la Familia.


Sin comer


Los docentes decidieron montar una carpa en la puerta de la Catedral y comenzar un ayuno, con la ayuda del obispo Jaime de Nevares, que trataba de no aparecer demasiado, pero prestaba logística.

(Una mañana, Felipe Sapag se desvió unos metros en su paseo matinal con Doña Chela del brazo y pasó frente a la Catedral para darles su apoyo explícito).

Los funcionarios que se quedaron tuvieron destinos disímiles: Pellín siguió un año más en el ministerio de Gobierno y en 1993 fue elegido diputado nacional; en dos años ya no abrevaba en el sobischismo. En cambio, Jorge Lara (que pasó del ISSN a la subsecretaría de Hacienda) y Nico Churrarín se adaptaron a los nuevos tiempos. Se incorporaron además al gabinete otras figuras, como un joven Jorge Sapag que reemplazó a Pellín en Gobierno.

Un año duró la esperanza de que el MPN pudiera tener su versión progresista, con políticas transparentes y división de poderes. Y nunca más apareció una posibilidad así en el horizonte.


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