La crisis en el oficialismo amenaza con darle vía libre a la inflación

En el Frente de Todos no logran ponerse de acuerdo sobre el rumbo económico, y todo indica que los problemas de fondo persistirán hasta pasadas las elecciones del año próximo.

La compleja interna que atraviesa el gobierno nacional amenaza con frustrar la recuperación y cualquier acción oficial para tratar de revertir la indómita marcha de la inflación.

En el Frente de Todos, tal como lo reconoció el viernes Cristina Kirchner, no logran ponerse de acuerdo sobre cuál debe ser el rumbo económico.

Ese “debate de ideas” a cielo abierto atenta contra la construcción de “confianza” que tanto reclama el ministro de Economía, Martín Guzmán, para cumplir con las metas que se establecieron en el programa que acordó con el FMI para normalizar las cuentas públicas.

Entre las consecuencias inmediatas de esa crisis empieza a tomar fuerza una percepción desalentadora, que indica que los problemas de fondo persistirán, por lo menos, hasta pasadas las elecciones de 2023 porque el gobierno de Alberto Fernández ya no tiene margen ni fortaleza para atacar los dramas.

Las discusiones en el oficialismo se extendieron por demás y la economía demanda acciones urgentes para resolver los viejos y persistentes problemas, y aquellos que llegaron con la pandemia del coronavirus y con el fenómeno inflacionario que apuntaló la guerra en Ucrania.

Y la inacción supone un altísimo riesgo en un país con el 37,3% de la población bajo la línea de la pobreza y con precios que este año podrían acumular un salto superior al 65,1%, según el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central.

En medio del fuego cruzado, Guzmán insistió con sus planes y dijo que el crecimiento sostenido demanda “racionalidad” y “seriedad”. El ministro lanzó ese mensaje durante un encuentro con los más influyentes empresarios del país, en el que también ponderó la evolución de muchas variables económicas.

“Los datos no dejan lugar a dudas. El producto creció 10,3% en el 2021; el empleo creció fuertemente y se crearon casi 1.200.000 puestos de trabajo; la tasa de desempleo, que había alcanzado el 13,1% en el segundo semestre del 2020, se redujo al 7%; la inversión creció 33% en el 2021;  las exportaciones crecieron también fuertemente, tanto en valor como en cantidad”, repasó Guzmán sin dejar de admitir que “el problema más complejo de abordar ha sido el de la inflación”.

Pero Cristina Kirchner se ocupó de minimizar todos los logros de Guzmán al señalar como inaudito que en la Argentina existan trabajadores en relación de dependencia que son pobres, que no pueden llegar a fin de mes. Por ello, volvió a reclamar medidas para reforzar la recuperación del poder adquisitivo: “Hay que alinear los precios de los alimentos, de los servicios, de los salarios y de las jubilaciones”.

En paralelo, los sectores del kirchnerismo identificados con la Vicepresidenta estrenaron una nueva estrategia, para tratar de marcar el ritmo de la agenda económica con la promoción de proyectos de ley en el Congreso.

Es una novela que lejos está de generar confianza. Los economistas que se animan a vislumbrar el camino remarcan que, justamente, el problema inmediato radica en las contradicciones que aquejan al Gobierno.
Corresponsalía Buenos Aires.-


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