¿Por qué estalló la rebelión en las calles de Chile?

Un sentimiento de hartazgo ante mejoras prometidas que no llegan y situaciones de desigualdad y abusos cotidianos son el denominador común detrás de las protestas. Las medidas de Piñera no logran frenarlas. El análisis de dos destacados académicos chilenos.

Chile, considerado hasta hace días el país más estable de la región junto a Uruguay, sufre una rebelión social en las calles de sus principales ciudades, que ha dejado al menos 18 muertos, decenas de heridos, edificios incendiados y locales saqueados. La ola de violencia se inició por un detalle que parece mínimo: la suba de un 5% en el precio del boleto del Metro (subterráneo) de Santiago, usado por casi tres millones de personas cada día. En varios suburbios surgieron grupos de autodefensa con vecinos que se distinguen por el uso de chalecos amarillos, extendidas porque son exigidas por la Ley del Tránsito.

Sin embargo, aunque el presidente Sebastián Piñera dio marcha atrás y se implantó un Estado de Emergencia -que implicó sacar a unos 10.000 militares a las calles y restringir las libertades de reunión y movilización- no se ha frenado el estallido. Sucede que el alza de tarifas fue la chispa que detonó el descontento, porque se había sumado a otras subas en el agua, la luz y los remedios. Esto impacta directamente el bolsillo de los chilenos, que deben pagar más por servicios que usan con regularidad a pesar de que sus sueldos no suben y bordean entre 562 y 703 dólares mensuales.

Al mismo tiempo, se produjo en medio de un debate sobre el sistema de pensiones chileno, administrado por entidades privadas, que ha dejado a los adultos mayores en la pobreza, con jubilaciones que no llegan a un tercio de lo ganado en la vida activa y una pensión solidaria de 160 dólares al mes; mientras las administradoras tienen millonarias utilidades.

La desigualdad económica, una de las más altas del continente, se arrastra por décadas y atraviesa todos los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura de Pinochet, incluidos dos de Michelle Bachelet y el segundo mandato de Piñera. Esta situación ha creado un clima de ebullición incubada por un largo tiempo, pese a la estabilidad y el crecimiento económico. Los chilenos, especialmente los de sectores medios, se quejan de la carencia de un cambio y sienten que el sistema político los priva de sus derechos. En este Debates, dos destacados académicos chilenos analizan la situación actual.


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