Preocupa la mortandad de abejas en el Alto Valle de Río Negro

Hay apicultores damnificados y algunos perdieron hasta 300 colmenas entre Roca y Allen. Desde el sector, lo asocian a la utilización de agroquímicos en las chacras. Más que las pérdidas económicas, preocupa la preservación de las abejas, un insecto protegido por Ley.

No voy a dejar que sigan matando a las abejas como lo están haciendo”, dijo Walter Ford. El apicultor de Roca, quien maneja más de 2.500 colmenas, denunció ante RIO NEGRO una situación preocupante no solo para los productores apícolas sino para el ecosistema en general, ya que pone en peligro la vida de las abejas.

Con profundo pesar, el productor que dedica parte de su trabajo al servicio de polinización de frutales, comentó que este año fue masiva la mortandad de abejas. Ford sostiene que la causa es la utilización indiscriminada de agroquímicos en las zonas donde ubican sus colmenas.

En esta época del año, los valles de la Patagonia norte reciben miles de colmenas que -sumadas a las que están asentadas en la región- brindan el servicio de polinización.

Es el gran problema que tenemos, no solo ahora sino desde hace muchos años y en todo el Alto Valle”, lanzó el hombre, quien hace unos pocos días perdió alrededor de 300 colmenas.

Según relataron fuentes del sector habría varios apicultores damnificados y en esta época de floración es donde más se agrava la situación porque la utilización de estos “venenos” -como les llaman- sería aún más nociva.

“¿Quién se hace cargo de las 200 colmenas que me mataron?”, se lamentó otro apicultor que las trae desde la provincia de Buenos Aires a Río Negro, para ofrecer este servicio a los chacareros de la región.

Foto: gentileza

Vos llevás 100.000 abejas y en un día curaron y no te dejaron nada dentro de la colmena. Son muy pocas las que subsisten”, aseguró Ford, y dijo que todo depende de qué tipo de productos y en qué época se utilicen. Pero dan por seguro que el 70 por ciento de los colmenares que quedan dentro de las chacras cuando se realizan fumigaciones, muere.

En las redes sociales se vio registro audiovisual y fotográfico que recabaron los damnificados. “Colchones de abejas muertas” como postales de una triste realidad que atraviesan.

Ford comentó que las primeras curas que se hacen en la ciruela, el carozo son muy potentes. “Fumigan con un veneno mucho más fuerte que destruye las abejas, las mata totalmente”, sentenció.

La abeja vuela dos o tres kilómetros, si en ese radio hay curas y la abeja estuvo en contacto, cuando vuelve a su colmena va impregnando al resto. A veces puede ser fulminante y otras no, según dijo el productor apícola a este medio.

“El año pasado (2020) fue impresionante. Las piqueras estaban totalmente tapadas de abejas muertas. Un daño tremendo que no lo controla nadie”, aseguró el apicultor. Dijo que el Estado, a través del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), debe controlar.

El 2 de septiembre pasado intentó radicar la denuncia por la mortandad ante el Senasa. Lo hizo a través de la aplicación “Senasa Alerta” pero aparentemente la notificación no llegó a destino, ya que desde el organismo confirmaron a este medio que no hubo denuncias formales sobre este tema durante la semana pasada.

“Que se tome conciencia”


La pérdida por la muerte de las abejas es el aspecto que más preocupa a los apicultores ya que es un insecto clave para la subsistencia de la humanidad que debe ser preservado. Así está establecido por la Ley Provincial N° 3.898. Y la polinización es indispensable para la vida humana.

“Quiero que se tome conciencia de que la abeja da vida. Cada planta, cada flor que toca una abeja y poliniza con sus patas y sus pelos hace que nazca un fruto nuevo, que una flor cuaje”

Walter Ford, apicultor de Roca
Foto: Cesar Izza

Además, el daño por las pérdidas económicas es significativo para los apicultores. Se estima que con cada colmena que se pierde, se tiran 50 kilos de miel, lo que equivale a una producción de 15.000 pesos por colmena.

“Es grande la perdida. Si te matan 300 colmenas estás perdiendo fortunas”, aclararon. “Cuando te querés acordar en tres o cuatro días te destruyeron el trabajo de meses”, concluyó.

Hay tres vías disponibles para denunciar en Senasa


Desde el Senasa Patagonia Norte aseguraron que hasta el jueves pasado no había denuncias formalizadas a través de sus canales de comunicación ni tampoco precedentes por parte de los productores apícolas.

Por ello instaron a los productores a que denuncien para poder investigar fehacientemente las causas de la mortandad de los insectos.

Asimismo, explicaron que la persona que produce (en este caso el apicultor) está obligada a denunciar si hay mortandad, cambio de titularidad y/o enfermedad.

Este medio consultó al organismo cómo proceden ante una denuncia de este tipo. Las fuentes institucionales aseguraron que se concurre al establecimiento y se toman muestras para hacer un análisis de laboratorio y así poder determinar la causa de muerte.

Si se tratara de agroquímicos podrían intervenir ya que realizan el sistema de control de venta de estos productos en coordinación con la Provincia. Las vías para denunciar son la App, correo electrónico (regionalpatnorte@senasa.gob.ar) y las oficinas del Senasa en todo el territorio de Río Negro y Neuquén.


Lograr una «relación virtuosa” entre las partes


Salvador San Gregorio, ingeniero agrónomo y referente en Patagonia Norte del Programa Nacional Apícola (Proapi) del INTA aseguró que en los últimos días se ha visto registrada la mortalidad de abejas a través de videos en las redes sociales, por la presunta aplicación de productos en las chacras.

La causa de fondo, planteó, sería “falta de sincronización entre frutihorticultores y apicultores”, ya que la aplicación de productos fitosanitarios al monte frutal en muchos casos se realiza sin comunicación entre las partes.

Foto: Cesar Izza

“La cantidad de damnificados es difícil de determinar”, aseguró. Pero evitar la mortandad de las abejas es un deber y la solución podría llegar a ser más sencilla de lo que parece: “hacer cumplir la ley”, aseguró el referente.

El ingeniero explicó que el fruticultor debe dar aviso de manera fehaciente al apicultor si va a aplicar insecticidas. De esta manera, el productor apícola puede generar barreras y métodos preventivos, lo que va a disminuir notablemente la mortandad. Hoy lo que sucede la mayoría de las veces es que “el apicultor se termina enterando cuatro o cinco días después cuando ve la alfombra de abejas muertas”, sentenció Gregorio.

“El apicultor debe llevar colmenas adecuadas para la polinización y el fruticultor preservar la salud del agente polinizador”

Salvador San Gregorio, referente Patagonia Norte en el Proapi.

“Habría que llegar a hacer una comunicación más fluida y poder simplemente aplicar las buenas prácticas de agricultura”, analizó. “Fomentar el diálogo y la colaboración entre agricultores y apicultores, debe ser una tarea constante para lograr la protección de las abejas, la convivencia y el beneficio mutuo de las dos actividades”, señaló.


En Río Negro, la abeja es “riqueza provincial”


“La abeja doméstica se protegerá como insecto útil y la flora apícola no perjudicial a otros fines, se defenderá como riqueza provincial”, dice la letra de la Ley Provincial 3898 sobre declaración de interés y creación del Consejo Provincial Apícola sancionada en 2006 en Río Negro.

En el artículo N° 3 arroja luz sobre este tipo de situaciones donde hay conflicto de intereses y explicita que el productor debe notificar al apicultor sobre la utilización de estos productos para que se puedan tomar las medidas de precaución.

“Toda persona que realice actividades agropecuarias en predios ubicados en un área comprendida dentro de un área de 3 (tres) kilómetros de distancia de un apiario y que haya sido debidamente notificado de la existencia del mismo (…) deberá notificar debidamente al apicultor en cuestión cada vez que proceda a la aplicación de plaguicidas agrícolas con una antelación no menor a las 48 (cuarenta y ocho) horas…” (Artículo 3).

Datos

100.000
colmenas entraban a la zona del Alto Valle para servicios de polinización hace 4 o 5 años, según datos de Funbapa.
283
apicultores registrados hay en la provincia de Río Negro aproximadamente en la actualidad.



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