Qué pasa en la región con el trabajo sexual, en tiempos de coronavirus

"Si no salís a trabajar no hay comida, no queda otra opción" relatan las personas que ejercen la tarea en la región. Cómo se organizan para salir adelante, en condiciones de pandemia.


Cómo es ser trabajadora sexual en medio de una pandemia parece ser una pregunta sin respuesta, porque las distintas medidas de aislamiento social dictadas por las autoridades nacionales, provinciales y municipales impiden que esta actividad se lleve a cabo, al igual que muchos otros sectores laborales de nuestra sociedad que hoy se ven duramente afectados por la crisis económica.

Cada 2 de junio se conmemora el Día Internacional del Trabajo Sexual para recordar la discriminación que viven quienes ejercen este trabajo, tanto a sus condiciones laborales como su forma de vida en general.

LA COMUNA dialogó con trabajadoras sexuales de Roca, Regina, Neuquén y Buenos Aires para conocer en qué situación se encuentran en medio de la pandemia por covid-19 y para conocer la lucha cotidiana de quienes ejercen este trabajo.

En la actualidad hay más de 40 mujeres en Roca que son sostén de familia, ya sea porque tienen familiares o hijos a cargo, que no pueden afrontar los gastos mínimos de alquiler o alimentos porque están imposibilitadas de realizar su trabajo, de acuerdo a lo expresado por la Asociación de Trans y Trabajadoras Sexuales (ATTS) de la ciudad.

“Si no salís a trabajar no hay comida, no queda otra opción, y con eso nos arriesgamos a la violencia, maltratos y violaciones: es algo real que está sucediendo más que nunca”, afirmó Mil, trabajadora sexual de Buenos Aires.

“Todas luchamos por el reconocimiento del trabajo sexual y hoy peleamos para que nuestras compañeras tengan para comer, que es lo esencial. Muchas son echadas de sus casas por no poder pagar un alquiler al no salir a trabajar. Esta pandemia las ha golpeado muchísimo, por eso trabajamos todas las organizaciones en conjunto. Hoy está difícil para todos, a nosotras el Estado siempre nos ignoró pero hoy somos visibles y es la única forma de hacernos escuchar”, informó Tamara Vázquez, referente de ATTS Regina.


Cómo funciona la Red Nacional por el Reconocimiento del Trabajo Sexual

La RRTS agrupa a trabajadoras sexuales de diferentes provincias argentinas y en la región reúne a personas de Roca, Regina, Cipolletti y Neuquén. Desde que comenzó el aislamiento obligatorio, esta unión se fortaleció para colaborar con quienes ejercen este trabajo y con vecinos de las distintas ciudades que están en situaciones similares.

De esta forma se llevaron adelante campañas solidarias y colectas de productos alimenticios, de higiene y limpieza, ropa de abrigo y en algunas ocasiones dinero. En Roca, sólo en el mes de abril se entregaron más de 200 módulos a distintos sectores marginados de la ciudad, gracias al apoyo de distintas organizaciones sociales y pobladores roquenses.

“La Red por el Reconocimiento del Trabajo Sexual (RRTS) fue de las primeras en aparecer y la que se encargó a través de las distintas organizaciones durante estos tres meses de acercarnos mercadería, ropa y dinero para que podamos pagar algunos alquileres. De la misma forma, fuimos colaborando con otras mujeres y familias de distintos barrios que están en la misma situación”, expresó Pamela Andrea Quesada, integrante de la Red en Neuquén capital.

En Villa Regina la campaña también se replicó y unas 15 mujeres recibieron ayuda y apoyo de las organizaciones de la ciudad, según informó Tamara Vázquez. “De provincia recibimos módulos hace dos meses y con la mercadería que pudimos recolectar, estamos entregando cada 15 o 20 días a las compañeras”, indicó Vázquez.

Mil, integrante de la RRTS comentó que muchas organizaciones amigas han colaborado con bolsones de comida, pero que en un nivel general siguen necesitando ayuda igual que el primer día. “Necesitamos que más que nunca que sigan acompañándonos solidariamente”, expresó.

Todas las trabajadoras entrevistadas coincidieron en que el trabajo sexual es una forma de ganarse la vida que tiene que ver con la autonomía corporal que cualquier persona mayor de 18 tiene. “Como un bailarín que decide trabajar con el cuerpo, como un deportista, un obrero de la construcción. Nosotras elegimos en este mundo el trabajo sexual para sobrevivir”, añadió la integrante de Buenos Aires.

Las trabajadoras sexuales que salen a la calle son las más vulnerables, explicaron desde la Red y agregaron que son parte de un colectivo muy abandonado al que no se le garantizan los derechos laborales como a cualquier otro trabajador. “No estamos accediendo a beneficios sociales a nivel nacional, en parte, porque es un tema político. Quienes ocupan cargos en el gobierno son prohibicionistas que no conciben que tengamos el derecho de autonomía de poder elegir un trabajo”, sostuvieron.


La lucha continua por el reconocimiento del trabajo sexual

Quesada explicó que el trabajo sexual se tiene que reconocer porque es un oficio que le permite vivir a muchas mujeres trans, tanto en Neuquén como en otras ciudades de la Argentina. Además remarcó que es esencial y necesario que se reconozca para poder acceder a una pensión o jubilación, “para tener algún tipo de aporte para nuestra vejez y acceder una atención médica. Estamos expuestas a muchas enfermedades, a situaciones callejeras violentas todo el tiempo y nadie nos protege”, remarcó la neuquina.

“Muchas compañeras que salieron a trabajar sufren la violencia institucional, el acoso de la policía, la violencia; la represión policial se vuelve más cruda y para nosotras es una preocupación muy grande. Necesitamos políticas públicas que estén pensadas por y para las trabajadoras sexuales, que no sea desde una perspectiva abolicionista”, sostuvo Mil.

“Soy trabajadora sexual y estoy orgullosa porque me hizo ser quien soy: cambió mi vida, me hizo fuerte y me permitió salir adelante. Hoy no lo ejerzo porque tengo un trabajo registrado gracias a la implementación del cupo laboral trans en la provincia de Río Negro, pero al igual que mis compañeras luchamos para que el trabajo sea reconocido y puedan acceder al derecho de una obra social y jubilación, para poder tener una vida digna”, agregó Vázquez.

El trabajo sexual tiene que dejar de ser discriminado. Cuando esto suceda, la persecución a las trabajadoras debería parar, no habría abusos ni detenciones. Colicheo expresó que al considerarse un crimen, “estamos fuera de la ley y nadie va a protestar por nosotras, nadie alza la voz, entonces cualquiera puede violentarnos porque no hay nada que nos ampare”.

“Necesitamos el reconocimiento del trabajo para que en personas mayores, autónomas, que están en una situación precarizada puedan acceder a una jubilación, a una mutual. Lo que no se reconoce, lo que no se dice, no existe, por eso nosotras insistimos en esta premisa. Queremos que se nos habilite a ejercer derechos que han sido y son negados, como la salud, vivienda, jubilación. Lo bueno es que estamos aliadas y juntas para hacerle frente a las adversidades”, finalizó la referente de ATTS Fiske.


“Trabajo sexual es trabajo, negarlo es violencia”

Desde la RRTS señalaron el continuo hostigamiento que recibe el colectivo por parte de abolicionistas, un movimiento que sostiene que quienes ejercen el trabajo sexual son víctimas de explotación e igualan esta labor a la trata de personas.

“Son personas que creen que nosotras recibimos daños irreparables y traumatizantes sólo por el hecho de trabajar sexualmente, por el hecho de alquilar un departamento con amigas y trabajar ahí de manera cooperativa. A muchas se les dice tratantes, cuando la realidad no es así. Si sos pobre, sos una víctima ignorante y si sos de clase media que trabaja, sos una privilegiada para las abolicionistas”, sostuvieron desde la Red.

“Lo más importante de todo esto es poder acceder como cualquier persona mayor de 18 años a tener autonomía, poder decir ‘este es mi trabajo’. Dentro de este régimen capitalista, esta es mi elección, pero lamentablemente la política estatal es prohibicionista y abolicionista”, remarcó una de las integrantes de la RRTS.

Hasta que no exista en términos nacionales e institucionales una separación entre la trata de personas -como un problema que efectivamente ocurre en la pobreza y la marginalidad- y el trabajo sexual autónomo, la persecución y la violencia estatal van a continuar sobre quienes eligen esta labor, finalizaron.

Con información de La Comuna.-

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