«Quedan muy pocas cartas por jugar»

ENTREVISTA

BUENOS AIRES (ABA) . – El defensor de la AMIA en el juicio oral por el atentado de 1994 contra la mutual judía, Juan José Avila, sostuvo ayer que ya «quedan muy pocas cartas por jugar» y sobran elementos para determinar la responsabilidad de un sector importante de la policía bonaerense en el episodio. De todos modos, destacó la importancia del testimonio de hoy del testigo C en cuanto -junto a otra prueba- puede complicar la situación del ex presidente Menem. El ex comisario Ribelli podría ser propietario de un lote en San Martín de Los Andes.

– La negativa de una organización internacional (APEMIA) para que se juzgue a los iraníes sospechados en un tercer país, ¿es un paso atrás para la dilucidación del atentado?

– Es la postura de una entidad. Sería muy importante que se tome contacto procesal con personajes como el ex embajador iraní Soleimanpour, pues todo indica que estaba en conocimiento de quien era su agregado cultural, Moshen Rabbani, uno de los organizadores y controladores del atentado. Lo ideal sería que se haga en Argentina, pero como no es posible al menos que se realice en otra parte.

– En lo que se lleva del juicio, ¿quedó corroborado que la conexión local estuvo integrada por la banda de Juan José Ribelli y Carlos Telleldín?

– El atentado no se explica sin la participación de la policía bonaerense, y no hay duda que la persona a contactar para un hecho de estas características no podía ser, en 1994, otra que el ex comisario Ribelli. En las anotaciones de Telleldín en el libro que le fue encargado, aparecen sindicadas dos brigadas bonaerenses.

– ¿La «bonaerense» actuó al margen del poder político?

– La persona que podía aportar datos sobre ese tema (Pedro Klodzick) murió. Sobre el punto no hay más que sospechas.

– El testimonio de Alejandro Stiusso (jefe de Contra-inteligencia de la SIDE), ¿atenuó la responsabilidad de Ribelli?

– La tesis de Stiusso no es incompatible con la participación de la policía bonaerense. El aplicó una metodología de trabajo unilateral que «borró» las extorsiones a Telleldín. Pero si Telleldín armó más de una camioneta, ¿a quién respondía cuando es clara la relación que tenía con la policía de la provincia de Buenos Aires? Una semana antes de la masacre Ribelli estuvo en Ciudad del Este, y al regresar se puso en contacto con la escribanía donde se haría la donación millonaria (que le hizo su padre jubilado).

– ¿Esa donación es otra prueba contundente contra Ribelli?

– Sin duda, demasiadas «casualidades» hacen una causalidad.

– ¿El ex comisario adquirió un lote en la provincia de Neuquén?

– Se sospecha de un campo en San Martín de Los Andes que está vacío.

– ¿La declaración de Stiusso es determinante acerca de la responsabilidad del empresario sirio Kanoore Edul?

– El día 10 de julio de 1994 (el atentado fue el 18 del mismo mes) hubo una comunicación de Telleldín con Kanoore Edul quien tenía conexiones con desarmaderos, lo que no condice demasiado con su perfil de empleado textil. Igual, creo que no alcanzan los elementos para asegurar su responsabilidad criminal.

– ¿La declaración de mañana (por hoy) del Testigo C ¿puede ser importante para dilucidar la actuación de

Carlos Menem? (dicho testigo aludió a que se depositó en una cuenta del ex mandatario 10 millones de dólares para que no peligre la situación de los terroristas)

– Será una pieza relevante. Se enviaron exhortos a Suiza para saber el banco donde estaría el depósito. Además, está dando vuelta una investigación sobre un personaje designado por Menem en la embajada Argentina en Irán, sin justificativo alguno, y que murió en condiciones curiosas porque las huellas digitales del muerto no coincidían con esa persona. Habría un cable fechado el 19 de julio del 94 por el cual el entonces subsecretario de Estado para Latinoamérica le habría pedido una audiencia al ex mandatario para coordinar la versión del gobierno argentino sobre el atentado del día anterior.

– ¿Los ex funcionarios clave de Carlos Menem aclararon algo durante las audiencias?

– Las declaraciones del ex brigadier Antonietti y de Carlos Ruckauf fueron una vergüenza. No se hicieron cargo de nada y se sacaron de encima la responsabilidad sobre una investigación plagada de errores. El sector político no hizo de la masacre una cuestión de Estado.

– ¿Cree que con los datos volcados en el juicio alcanza para arribar a una conclusión sobre lo que ocurrió?

– No creo que aparezca ya una prueba decisiva. Básicamente las cartas están echadas, o quedan muy pocas por jugar. Lo que diga el testigo C corroborará algún indicio sobre la participación de la mano de obra local, pero no va a cambiar el rumbo del caso.

– ¿Cómo se explica que hayan versiones tan distintas dentro de la comunidad judía como las que expresa AMIA y DAIA por un lado, y Memoria Activa por otro?

– Pasa en las «mejores familias». Vea lo que ocurre con el caso de María Marta García Belsunce, un grupo apunta a la familia y otro asegura que no tuvieron nada que ver.

– ¿Más allá del fallo al que llegué el Tribunal ¿qué deja como experiencia el juicio oral?

– Estoy convencido que sirvió para aclarar de modo definitivo esas versiones que tanto molestaron e hicieron perder tiempo como la del volquete o la de explosivos dentro del edificio. El motor que se encontró en la AMIA el día 25, lleva directo a Telleldín que armó más de una camioneta y no era un mero negociador de vehículos truchos; tampoco existen dudas sobre el lamentable papel que jugó un sector clave de la bonaerense.

El arrepentido que aludió al supuesto pago de 10 millones de dólares gestionado por un autoproclamado enviado del ex presidente Carlos Menem a cambio de encubrir a Irán por el atentado a la AMIA dará hoy su versión en directo en el juicio oral a la presunta conexión local del ataque.

Desde las 9 hora local, Abolgasem Mesbahi -el Testigo C- hablará por videoconferencia desde la Embajada argentina en Berlín con jueces, fiscales, querellantes y abogados en la sala de audiencias del subsuelo de los Tribunales Federales del barrio porteño de Retiro. Para garantizar la legalidad del trámite viajó hacia Berlín el secretario del Tribunal Oral Federal 3 Eduardo Chittaro, quien llevó para exhibir al testigo una foto del fallecido ex agregado argentino en la embajada de Irán, Carlos Lelli. Lelli, un ex funcionario menemista, está sospechado de haber sido quien pudo gestionar en Teherán ese supuesto pago de 10 millones de dólares al que aludió el testigo C.

Este será uno de los tantos aspectos sobre los que se interrogará al arrepentido, cuyo rostro celosamente protegido por Alemania durante años se hará público en otro de los hechos históricos que caracterizaron al juicio oral más largo del que tenga recuerdo el país. También se le mostrará una carta de su puño y letra que habría mandado a la casa del ex titular de la SIDE en el duhaldismo, Miguel Angel Toma. «La idea es preguntarle si él la escribió y en caso afirmativo, por qué», se explicó en Tribunales.

El trámite se cumplirá como si C estuviese en la sala de audiencias: contestará preguntas, verá documentos llevados por Chittaro y podrá aclarar las cosas cuantas veces quiera.

En inglés y traducido al español por una intérprete de Cancillería que también viajo especialmente, Mesbahi podrá dar en vivo y en directo una versión definitiva sobre las circunstancias que rodearon la gestión de ese presunto pago.

Mesbahi apareció en la escena del atentado a la AMIA en 1998 cuando en una primera declaración en Alemania aportó detalles de la conexión internacional del ataque ante el juez federal Juan José Galeano.


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