Se celebra a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote: conocé su historia y una oración para su gracia

La celebración de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, se realiza en algunos países este jueves. Conocé sus orígenes y cómo pedirle a esta advocación, en oración.

Luego de la Solemnidad de Pentecostés, la Iglesia Católica celebra este jueves en algunos países la fiesta de «Jesucristo sumo y eterno sacerdote», una festividad que tiene sus orígenes en el Sacerdocio de Cristo.

En el Nuevo Testamento la palabra “sacerdote” designa ciertamente a los ministros encargados del culto sacrificial, guardianes de la ley y el templo. El uso del término se reserva, en su pleno sentido, para denominar a Cristo que congrega al pueblo de Dios; es lo que se denomina ‘Sacerdocio real’.

Cuál es la historia de Jesucristo sumo y eterno sacerdote


En el capítulo 4 de la Carta a los Hebreos, del Nuevo Testamento, se habla del Sumo Sacerdocio de Jesucristo en los siguientes términos: «teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna» (Heb 4, 14-16).

La Carta a los Hebreos sugiere explícitamente que el sacrificio de Cristo lo ha erigido como el nuevo, único y definitivo sacerdocio, diferenciándose así de los sacrificios de los sacerdotes de la Antigua Alianza.

«Así también, Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec» (Heb 5, 5-6). Luego se añade: «Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos» (Heb 9, 11).

Oración a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote


Señor, Jesucristo, nuestro magnífico y supremo Sacerdote.

Por tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido
como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección
te hemos reconocido como el Cordero sacrificial,
mediador entre el Padre y nosotros mismos.

Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección
por los sacramentos del Bautismo y Confirmación,
para unirnos en el ofrecimiento del sacrificio de Ti mismo
por la participación de tu Sacerdocio en la Eucaristía.

Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciéndonos tu pueblo santo.

Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
concédenos tu Espíritu de Amor y Vida que nos una a ti,
Sacerdote y Víctima, para que el plan de salvación
para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
concédenos tu Espíritu de Sabiduría y unión,
que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico,
la Iglesia, para ser tus testigos en el mundo
.

Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote,
tu cruz remedie nuestros males, tu Resurrección nos renueve,
tu Espíritu Santo nos santifique, tu Realeza nos glorifique
y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos unirnos contigo
como tú lo estás con el Padre en el Espíritu Santo.

Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima,
Sacerdote, Rey– por el banquete salvador de la Eucaristía
que tú y nosotros ofrecemos en el altar del Sacrificio,
ahora y durante todos los días de nuestra peregrinación por este mundo.

Cuando nos llames a tu Reino celestial, entonces podamos participar
con todos los santos de tu gloria, amor y vida en unión
con el Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad.

Amén.

Con información de ACI Prensa.-


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