Regata del río Negro: el sello del agua se lleva en la piel

Sea cuál sea el escenario, sea cuál sea el río o la ciudad anfitriona que ocasionalmente preste sus playas para darle vida a un clásico de medio siglo.
La Regata Internacional del río Negro no sólo conserva, sino que agranda verano a verano el aura que la ha hecho única y original. Quizás sea por eso que es mimada y venerada.

Una vez al año aquí se juntan los campeones del mundo, buena parte de los mejores palistas del país y también aquellos que se juntan exclusivamente para correr la Regata, y que con sólo ser parte de ella ya ganaron. Es la celebración del esfuerzo, la emoción de ver a los suyos en la orilla empujando con su aliento, los últimos metros de los botes en pugna.
Senillosa fue esta vez, el punto de partida de la renovada aventura que ya lleva 44 ediciones y que este año ha hecho historia en cuanto a la cantidad de embarcaciones en la largada. En total fueron 150 que albergaron en total 241 palistas, entre nacionales y extranjeros. Desde el 2012 que la Regata no se largaba desde Senillosa y ya hacía cinco años que Neuquén y su río Limay no formaban parte de la travesía final por el Negro. En este sentido hubo una especie de reparación histórica con el canotaje neuquino, parte vital de la estructura fundadora de la Regata.

Hay lucha en la vanguardia
El último tiempo de referencia para los primeros en arribar al Paseo de la Costa de la capital neuquina era de 2h06m18s, que era lo que habían empleado en la edición del 2012 Néstor Pinta y Martín Mozzicafreddo.
Sin su compañero por razones particulares, el Piri Pinta está defendiendo el título logrado en año pasado junto a su hijo Damián, que ganó también en el 2019 pero el K2 junior. La dupla de la Escuela Municipal de Patagones fue parte del tridente de punta que a mitad del recorrido de la primera etapa ya se había despegado del resto.
Los otros eran los hermanos entrerrianos Rodrigo y Mauricio Caffa (Concepción del Uruguay), que después de varios años de ausencia regresaban a la prueba, y el bote N°10 conformado por Julián Algañaraz y Marcos Figueroa (Náutico Piedra Buena).
Empujado por la satisfacción de haber sido medalla de oro entre los master en el último mundial disputado en China, Algañaraz y su compañero fueron los primeros en cruzar el arco de la llegada al Paseo de la Costa, en un final muy apretado con los otros dos botes que comandaron el parcial casi en su totalidad.
El emocionante sprint final fue un lujo para la multitud que se acercó hasta las costas del Limay.

Fue una tarde ideal para el comienzo de la competencia. La gente alentó la llegada de todos los palistas que se encontraron con un marco inmejorable que honró su esfuerzo de remar por más de dos horas con 36° de temperatura. Detrás de los cinco primeros de la categoría elite, sorprendió el K2 master del ganador de la Regata 1999, Hugo Ortega, junto a Mauro Rodríguez EMP). Muy cerca de ellos arribaron en séptimo lugar Guillermo Beacon y Emilio Tucci (Luis Piedra Buena), y entre los diez primeros se colaron tres K2 junior.

Gran actuación de los pibes del Cepprón, Martín Ocquetaux -Lautaro Valentinis y Lucas Cepeda- Martín Fuentes, octavos y novenos respectivamente. Décimos quedaron Matías Jaramillo y Julián Payalef (Piedra Buena).
Ayer al final del primer parcial, la primera mujer en salir del agua fue la española Aurora Figueras Palomeras, que aventajó por apenas un segundo a la roquense Cecilia Collueque, que hoy vivirá una jornada especial ya que la segunda etapa a correrse desde las 13 entre el Paseo de la Costa y el Paso Córdoba de Roca, llevará su nombre.