Rosa Severini, pionera y descendiente de fruticultores en Allen

Esta es la historia de una pionera allense narrada por su nieta Laura Gallar Pires, residente en Mendoza: Rosa Antonia Severini nació el 20 de junio de 1930 en la zona rural de Allen. Es hija de Domingo Severini y Natalina Giaconi, inmigrantes italianos que se dedicaban a la fruticultura en distintos lugares del Alto Valle. Cuando era muy niña perdió a su mamá y fue criada por su abuela paterna Teresa Fava. Realizó la escuela primaria en la Colonia María Elvira, un paraje cercano. En un baile conoció a Alberto Pires, que vivía en Allen por distintos negocios que poseía, como por ejemplo el Cine Hotel Lisboa. Se casaron en 1952 y Rosa se fue a vivir al pueblo; tuvieron cuatro hijos: Mabel, Jorge, Héctor y María Rosa. Su esposo falleció a los 46 años; dejó a Rosa muy joven con sus hijos pequeños. “Siempre me contaba lo amoroso y bueno que era mi abuelo con la familia”.

Alberto había comprado una chacra de unas 14 hectáreas a unos 10 kilómetros de Allen, que Rosa cultivó sola, a caballo y carreta, con la ayuda de sus hijos mayores. “Era una meseta” dijo Rosa. Así volvió a la actividad que llevaba en la sangre, la fruticultura. En 1979, la tragedia signó a la familia Pires Severini con la muerte de Jorge, a los 22 años, ahogado en el río Negro atrás de la chacra.

Recuerda Laura: “Una de las últimas veces que visité a mi abuela, ella encontró una carta de él, me la mostró y entre lágrimas me dijo que era un amor de persona”.

Pasaron algunos años, Rosa seguía en la chacra viviendo solo con Héctor, ya que su hija Mabel vivía en Neuquén y María se había mudado a Tierra del Fuego con Mario, su marido mendocino. En 1995 María volvió a su pueblo natal con su marido y sus dos pequeñas hijas, Romina y Laura. En 1998 nació el tercero, Agustín, en Allen. Ellos fueron los únicos nietos de Rosa y Alberto.

Aprendí de ella a ser buena persona y respetuosa, a ser fuerte pese a los obstáculos de la vida, que nadie te puede decir que no podés realizar lo que te propongas”.

Laura Gallar Pires, nieta de Rosa Severini.

Posteriormente, en 1999, ocurrió otro hecho doloroso para la familia: el fallecimiento de Mabel de cáncer de ovarios a los 45 años. “Yo amaba a mi madrina, era tan buena… Mis hermanos y yo éramos su devoción. Los años fueron pasando, nos criamos en la chacra, entre carneadas en invierno y cosechas en verano. Amábamos ir a la chacra, todos los domingos era el ritual. Llegábamos antes del almuerzo, bajábamos corriendo del Renault 12 derecho a saludar a la abue y escuchar cuál era la novedad de esa semana. Siempre había algo nuevo, un ternero, pollitos, pavitos, algo. Después empezaba la expedición: empezábamos por los conejos, seguíamos por los gallineros, los chiqueros y terminábamos en los corrales de las vacas y de la yegua Milagros. A la tarde veíamos los partidos de Boca con mates y alguna delicia de la abuela. Entre semana repartíamos leche con ella, que tenía su clientela. En el 2008 se nos presentó la posibilidad de mudarnos nuevamente a Tierra del Fuego. Me acuerdo cuando me despedí, me dijo: “No te olvides de la abuela”. “Cómo me iba a olvidar si me crió”, escribió Laura.

“En el 2013 la vida nuevamente puso a prueba a la familia cuando le detectaron a Rosa cáncer en una mama. Pero nada puede con doña Rosa. Cirugía, medicación, y adelante. Pasó por tantas cosas Rosa, pero siempre de pie, siempre agradecida, siempre contando anécdotas. Siempre pensé que mi abuela y mi mamá son las mujeres más fuertes del mundo. Me enseñó a cuidar las plantas, a cocinar, a ordeñar (aunque nunca pude), a jugar a la escoba, la brisca y el truco. Aprendí a ser buena persona y respetuosa, a ser fuerte pese a todos los obstáculos que te ponga la vida, que nadie te puede decir que no podés realizar lo que te propongas, y que en el único lugar donde podés mentir es en el Truco. Siento tanto orgullo y admiración por mi abuela… Agradezco ser su nieta”. Cierra Laura.

Y, por más que busquemos no podemos encontrar un mejor final para una historia tan hermosa, con momentos tristes, la historia de una abuela contada por su nieta.

Laura Gallar Pires

Beatriz Carolina Chávez

DNI 6.251.256

ALLEN


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