Ribera del Cuarzo Histórico: el Merlot de 1.000 dólares que desata la pasión de coleccionistas
Un empresario chino pagó ese precio por una partida especial de 600 botellas magnum, de las cuales solo se quedó con 300. Cómo es Ribera del Cuarzo, el establecimiento que elabora ese producto y que hace de la calidad un culto en Valle Azul, en un paisaje único al sur del río Negro.
El potencial vitivinícola de Río Negro siempre ha sido reconocido por los grandes jugadores de la industria y por pequeños emprendedores que ven en sus vides, y en sus tierras, condiciones inmejorables para desarrollar la actividad.
En los últimos años las inversiones llegaron, hubo un reacomodamiento en las hectáreas productivas con un gran salto de calidad en las nuevas plantaciones y una revaloración de antiguos viñedos que todavía tienen mucho para ofrecer y expresar a través de sus frutos.
Del mismo modo aparecieron nuevas historias ligadas a esos viñedos, que merecen ser contadas porque tienen particularidades que las hacen únicas, como cada porción de tierra patagónica.
Ribera del Cuarzo, en Valle Azul, Río Negro, es una de esas historias. Una visión que se transformó en realidad hace algunos años atrás y que hoy, entre otras cosas, puede contar que tiene un vino Merlot hecho con cuatro añadas diferentes por el cual un billonario chino pagó 1.000 dólares cada botella de 1,5 litros.
Mr. Lee, de él se trata, se quedó con 300 botellas magnum de un total de 600 que llegarán a sus dueños en lo que resta de este año. Ese vino, que en un principio fue Ribera del Cuarzo Puro para darle identidad, ya tiene nombre propio: se llamará Ribera del Cuarzo Histórico.
Y hay otro dato que destacó el titular de la bodega. Ya hay clientes que señaron una próxima partida de este vino exclusivo que recién estará en el mercado en 2030.
Una sensación única, un vino «exótico»
La relación de Felipe Menéndez con la bodega comenzó en una degustación con amigos, en la cual apareció un vino que los impactó por su sabor.

“Mi llegada al Valle como productor fue hace nueve años. Probamos un vino que se hacía en este lugar, en este viñedo, una cosecha 2006 en el año 2008, el vino era un Malbec puro de Valle Azul, todavía me acuerdo la sensación”, cuenta el productor.
“La primera vez que nosotros vinimos a este lugar fue por esta botella que probamos que nos pareció deliciosa y que en ese momento todos calificamos de sabor exótico. Quedamos impactados con esa potencia y al mismo tiempo esa frescura».
Felipe Menéndez, Ribera del Cuarzo.
“La primera vez que nosotros vinimos a este lugar fue por esta botella que probamos que nos pareció deliciosa y que en ese momento todos calificamos de sabor exótico. Quedamos impactados con esa potencia y al mismo tiempo esa frescura. Las dos caras de la misma moneda. Fue la copa que ganó en esa prueba de vino, todos coincidimos que esa copa era la más rica”, recuerda Felipe.
Cuando llegaron al Valle también les llamó mucho la atención el sitio en el cual se emplazaba la bodega y un viñedo de cinco hectáreas de Malbec, denominado Araucana, que hoy sigue estando y es donde comenzó todo.
El suelo donde comienza y termina todo
“A mediados de los 90 la industria del vino se movió de las zonas cálidas a las zonas más frías, en lo que fue un gran cambio para el sector, y finalmente hubo un nuevo paso fundamental que fue la contratación de geólogos al equipo de bodega para entender los suelos, esa es la época que yo viví. Fue el convencimiento absoluto de que son los suelos donde comienza y termina todo, porque esto es lo que permite hacer algo mejor”, expresó el titular de Ribera del Cuarzo a Río Negro Rural.

“Uno hoy ve un cuadro de viñedos de 5 ha y para nosotros ya no es todo lo mismo, hay sectores. Y toda esa sectorización te permite trabajar en profundidad desde el inicio hasta tener la uva. Podemos podar de una manera distinta, darle más sombra a un sector específico, cambiar la manera de regar un sector, todo eso nos permite tener una uva mejor y al final si la uva es muy buena el vino también lo es”, dice convencido.

“En bodega lo único verdaderamente importante es la limpieza. Nosotros creemos que la bodega es solo el 15 % del vino, el 85% es la fruta que recibís. Nuestro trabajo es acompañar esa fruta en bodega para que muestre su potencial”, cuenta sobre la filosofía de trabajo de Ribera del Cuarzo.
“Hay lugares en Patagonia que vos sacás una foto y está igual que hace décadas. Este mismo lugar donde estamos sentados ahora si tuvieses una foto de hace 200 años lo único que cambia es el alambrado”.
Felipe Menéndez, Bodega Ribera del Cuarzo, Valle Azul.
Fascinado con el terreno, Felipe dice: “Hay lugares en Patagonia que vos sacás una foto y está igual que hace décadas. Este mismo lugar donde estamos sentados ahora si tuvieses una foto de hace 200 años lo único que cambia es el alambrado”.
“Nosotros en Ribera del Cuarzo producimos vinos naturales. Los llamamos así porque no aplicamos nada en el campo, porque el trabajo del viñedo lo hacemos de manera mecánica, eso es oro”, graficó el empresario.
El potencial del Valle
Felipe Menéndez está convencido que está en el lugar correcto y lleno de posibilidades. “Esto que hay acá no lo podés vivir en otro lado. El Valle del río Negro es único en el mundo porque estamos en el medio de un inmenso desierto entre dos planicies gigantescas y somos un oasis con este río que nos da vida”.

Continúa. “Este Valle puede transformarse en la principal economía de la Argentina, y soy totalmente consciente de eso. Los que estamos acá nos damos cuenta que tiene ese potencial y eso va a pasar cuando acá haya un marco apropiado para que suceda”.
“Yo creo que hoy es el momento de comprar en el Valle o de sostener la tierra que uno tiene en el Valle porque va a venir algo muy bueno».
Felipe Menéndez, Bodega Ribera del Cuarzo.
“Yo creo que hoy es el momento de comprar en el Valle o de sostener la tierra que uno tiene en el Valle porque va a venir algo muy bueno. El vecino nuestro tiene una plantación de maíz y le saca entre 16.000 y 18.000 kilos por hectárea. Eso en la provincia de Buenos Aires no lo ves directamente”, explicó.
La actualidad productiva de la bodega
Ribera del Cuarzo tiene cinco hectáreas plantadas en el año 2000, de las cuales cuatro hectáreas son de Malbec, media de Merlot y media de Petit Verdot.
“Nosotros adicionamos al campo original 360 hectáreas y plantamos por ahora 22 nuevas hectáreas. Queríamos plantar en un período de 5 años unas 100 hectáreas. Dijimos, bueno, plantemos 20, terminamos plantando 22 y fue mucho, deberíamos haber plantado 10, porque los suelos arenosos de esta zona reaccionaron de una manera distinta a lo que teníamos en nuestra cabeza con los libros de Mendoza”, explica Felipe.

“Los suelos arenosos se compactan de una manera que tuvimos que replantar 17.000 plantas y no pudimos volver a plantar hasta que esta primera población se acomode”, graficó.
“Y también entendimos la importancia del monte nativo rodeando los viñedos. Finalmente, después de una inversión significativa para estudiar estos suelos más y entenderlos mejor concluimos que no tenemos que plantar el pie, tenemos que plantar la barda, entonces significa que ahora vamos a aterrazarla. La nueva plantación de Ribera del Cuarzo va a ocupar estas paredes, que es donde está la mayor concentración de los minerales almacenados durante 33 millones de años que es la antigüedad de esta formación”, finalizó el productor.
El potencial vitivinícola de Río Negro siempre ha sido reconocido por los grandes jugadores de la industria y por pequeños emprendedores que ven en sus vides, y en sus tierras, condiciones inmejorables para desarrollar la actividad.
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